Juan Ignacio Novak
La película que participó en el último Festival de Cannes llega este jueves al Cine América. Narra el dilema moral de un hombre durante la última dictadura. Los directores cuentan que el intento fue plantear que era imposible estar por fuera del conflicto que desgarraba la sociedad en los ‘70. Y que el mensaje también interpela a la actualidad.
Juan Ignacio Novak
Este jueves se estrena en el cine América “la larga noche de Francisco Sanctis”, ópera prima de Andrea Testa y Francisco Márquez. la película (que participó de la sección oficial de Un Certain Regard en el Festival de Cannes y ganó la competencia internacional del BAFICI) es una adaptación de la novela homónima de Humberto Costantini. Actúan Diego Velázquez, Laura Paredes, Valeria Lois, Marcelo Subiotto y Rafael Federman. Su sinopsis indica que “Francisco Sanctis, un hombre sin compromiso político, recibe en plena dictadura militar la información precisa de dos personas que van a ser secuestradas por el ejército. Esa misma noche tiene que tomar la decisión: ¿Arriesgará su vida para intentar salvar la de dos desconocidos?”. En la previa de la llegada a Santa Fe, los directores dialogaron con El Litoral.
—¿Cómo llegó la idea de la película?
—Francisco Márquez: Surgió por el acceso que tuvimos a la novela. Llegamos un poco casualmente. la compramos en una librería de usados, no la estábamos buscando, ni estábamos buscando una novela para hacer una película. Buscábamos algo para leer, apareció esta novela, la leímos casi en simultáneo y a los dos nos dieron ganas de hacer la película. la novela está contextualizada en la dictadura y claramente es algo que a todos, por más que no hayamos vivido en esa época (N. del R: Francisco nació en 1981 y Andrea en 1987) nos atraviesa y constituye. de una manera u otra, la lucha de los desaparecidos fue algo que siempre nos interesó y en lo que de alguna manera militamos. Siempre estuvo en nuestra cabeza. Pero no es que estábamos pensando en hacer una película sobre la dictadura. Lo que más nos interesó de la novela es que la abordaba desde un punto de vista bastante novedoso en el cine. No desde los militares o desde los militantes, sino desde un personaje gris, que se consideraba fuera de la historia. Lo que se conoce como la mayoría silenciosa. Nos pareció que eso tenía mucha actualidad. Si bien es una película contextualizada en la dictadura, habla mucho del presente, de cómo nos involucramos o no con la situación política que vivimos, cómo nos asumimos como sujetos históricos. Eso es lo que nos marcó de la novela y nos incitó a hacer la película.
—Representa cómo vivió esa época gran parte de la sociedad.
—Francisco: Lo que tratamos de plantear es que era imposible estar por fuera de ese conflicto que desgarraba la sociedad. Si bien no nos ponemos en un lugar de juzgar porque no vivimos esa época y sería un poco raro de nuestra parte, tratamos de pensar y problematizar sobre ese sector de la sociedad que con su silencio, omisión e inacción, de alguna manera permitió que el terrorismo de Estado se pudiera desplegar. Insisto, no es que nos pongamos con el dedo acusatorio, la película no se para en ese lugar. Pero sí por lo menos problematizarlo y pensarlo. También nos interpela hoy. Si bien no vivimos en dictadura, estamos en una sociedad en la cual uno sale y ve gente durmiendo en la calle, que la pasa mal. Hay muchas cosas del sistema que no nos gustan y hay que ver qué hacemos para transformar la realidad. A veces uno está embotado en su cotidianeidad y no hace nada para cambiar. No no nos ponemos en un lugar de juzgar, sino de pensarnos.
Andrea Testa: En el momento de la adaptación, la escritura del guión y la preproducción hicimos entrevistas a conocidos y familiares que vivieron la época pero no militaban activamente en ningún espacio. Y nos pasó que cuando les preguntábamos qué recordaban, hablaban del antes y del después. Y cuando insistíamos sobre los recuerdos de la vida cotidiana desde el ‘76, empezaba un silencio, una incomodidad. Por eso nos posicionamos para tratar con el mayor respeto estas vidas.
Recursos
—En la película no se alude directamente a la dictadura, se muestra a través de otros recursos.
Francisco: No queríamos contar la dictadura, sino que uno la pudiera vivenciar, respirar durante la película. No es que no se muestra, sino que no está señalada y subrayada. Si uno no conociera la sinopsis lo iría descubriendo. Entendería que está en otra época por las vestimentas de los personajes, pero iría entrando a ese espacio, a ese lugar asfixiante y terminaría descubriendo que está en la dictadura. Aparecen determinadas situaciones y rastros, pero no es de esas películas, llevándolo a un extremo, donde se ven Falcon verdes, secuestros y tortura. la dictadura está, pero en la vida cotidiana, en la opresión cotidiana. Es como una asfixia. Cuando en los debates nos afirman que en la película la dictadura está fuera de campo, retrucamos diciendo que no estamos seguros de que esté fuera de campo, sino que está dentro del cuerpo de Diego Velázquez, quien interpreta a Francisco Sanctis. Es como que a partir de él se percibe la dictadura. Es una apuesta arriesgada y sinceramente no sabíamos cómo iba a salir. Hasta último momento, en el sonido, discutíamos si poníamos una radio al principio. No sabíamos si se iba a entender. Pero con las repercusiones nos dimos cuenta de que fue una decisión acertada.
Andrea: En el proceso creativo, en el trabajo actoral, estábamos frente a un conflicto interno del personaje. Por eso el estilo subjetivo de la puesta en escena. Decidimos contar en profundidad esa subjetividad y también que este conflicto tenía que estar en silencio en él, porque si decía podía poner en riesgo a un ser querido. Trabajamos mucho con todo lo que se calla, cómo decir las cosas sin decirlas, los subtextos, los gestos. de alguna manera se fue hilvanando esa decisión de no explicitar la dictadura. Nos lo pedían el cine y el conflicto.
Francisco: Eso hizo que no sea naturalista. No es un filme costumbrista o hiperrealista. Está cruzado por la subjetividad del personaje. Todo lo que se ve y escucha está pasado por ese filtro. A medida que el personaje se va envolviendo en el terror de su larga noche, la película se va enrareciendo, extrañando. Se va volviendo casi una película de terror.
—Habrá sido un trabajo muy exigente para el actor
protagónico.
Francisco: Sin Diego la película hubiese sido otra. Su trabajo es impresionante. Es muy difícil lo que tiene que hacer. Es un personaje que tiene que callar, que no puede hablar, que tiene que contener. Pero a su vez todo eso que contiene tiene que expresar algo para que la película tenga sentido. Una película no se filma en continuidad, entonces él tenía que tener un registro de su cuerpo, de sus acciones. Es muy meticuloso y se notaba en el rodaje. Estaba hiperconcentrado. Su trabajo está muy bien valorado, estamos muy contentos de haber podido trabajar con él.
Nota Relacionada
Otras miradas
La película tuvo, hasta el momento, una amplia repercusión internacional. Participó de la sección oficial de “Un Certain Regard” (Una cierta mirada) en el último Festival de Cannes, resultó mejor película en la Competencia Internacional del BAFICI, obtuvo premio y mención en el Festival de Lima, entre otros.
—¿Cómo fue vista la película fuera de la Argentina?
—Es un interrogante que teníamos. Pero ya en el Bafici hubo un español que después de la función nos dijo que sentía que era la historia de su abuelo, que había vivido el franquismo. Se sentía reflejado. Cuando la vimos en Francia, hubo gente que nos dijo que para ellos también hablaba del nazismo. En Latinoamérica, la película se proyectó en Lima y en Chile. Todo el continente estuvo atravesado por dictaduras militares. También se proyectó en Jerusalén y, si bien no pudimos viajar, me da mucha intriga la recepción allá, porque es una película muy actual. la hicimos muy “desde acá”. Después, cuando empezamos a obtener estas devoluciones, pensamos: “Claro, es obvio”. Pero en el momento uno no se da cuenta. Como es una película donde la dictadura no es tan evidente, podría ser en cualquier lugar. Justamente por eso es que se universalizó.