El caso quedó expuesto en una audiencia de juicio abreviado en Tribunales, cuando un abogado pidió protección para los vecinos que diariamente quedan expuestos al accionar de bandas delictivas.
Juliano Salierno
Un abogado denunció ayer que un jefe narco del barrio El Chaparral de Santo Tomé, ofreció protección a una familia que está siendo amedrentada por una banda delictiva de la zona, a cambio de que dejen de denunciarlo.
“En lugar de recibir el ofrecimiento de seguridad de las autoridades, se lo dieron los narcos”, disparó el Dr. Enrique Müller, en una audiencia de juicio abreviado en la que su defendido aceptó una condena de dos años de prisión en suspenso por el delito de portación de arma de fuego y resistencia a la autoridad.
“El dealer del barrio se presentó porque evidentemente se han enterado de lo sucedido”, destacó el letrado, que enumeró una decena de nombres propios y apodos que, asegura, están en conocimiento de la policía pero nadie se preocupa en buscar.
Como consecuencia de un conflicto barrial desatado a mediados de año, uno de los vendedores de droga más conocidos del lugar terció entre la víctima y un grupo de vándalos para que estos últimos dejen de hostigar a todo un grupo familiar.
Juntan firmas
El 11 de agosto pasado, el Dr. Müller presentó una nota ante el Ministerio de Seguridad de la provincia, en representación de un grupo de vecinos que viven en el extremo norte de Santo Tomé, entre las vías del ferrocarril.
“Ni el fiscal Regional ni el Ministerio de Seguridad nos han dado respuesta”, criticó el profesional ante la jueza Sandra Valenti, solicitando que quede expresamente registrado el reclamo. En tal sentido, Valenti se dirigió al fiscal Estanislao Giavedoni para que dé curso a la investigación pertinente; y este último se comprometió en elevar el reclamo una vez más ante las autoridades de Seguridad, así como ante representantes políticos de la ciudad.
La nota a la que hizo referencia el abogado está dirigida al ministro Maximiliano Pullaro, “a los fines de que tome intervención directa con relación a la situación de riesgo que pasan a diario nuestras familias por el obrar inescrupuloso de un grupo de jóvenes que asuelan el barrio, amenazando a los vecinos y sus familias, agrediendo en forma permanente a cualquier transeúnte, robando, vendiendo droga, ejecutando disparos con armas de fuego y, en definitiva, alterando la vida normal de la gente de trabajo que allí intenta subsistir”, dice.
Destacamento
También refiere que el grupo de jóvenes se encuentra identificado y acusa a la comisaría 15ª de no hacer “absolutamente nada en prevenir los padecimientos diarios que sufrimos”.
Esto “ha costado vidas” y “los tiroteos son permanentes y recurrentes”. También “apuñalamientos en la vía pública” y “corridas a los chicos que van a la escuela” que no tienen correlato con detenciones y/o sanciones judiciales.
Además, expresaron que la situación recrudeció en los últimos dos años y sugirieron la posibilidad de establecer un destacamento policial en el barrio como forma de paliarla.
Trato justo Un hombre de 33 años que el 17 de julio defendió a su familia con un revólver calibre 38 fue condenado ayer a la pena de dos años de prisión en suspenso más imposición de reglas de conducta, por los delitos de “amenaza calificada por el empleo de arma de fuego”, “tenencia de arma de fuego” y “daño calificado”. El condenado, cuya identidad se reserva, fue perseguido y atrapado por la policía en medio de un tiroteo en el que su madre recibió un balazo en el codo. “Aceptamos la responsabilidad de mi representado” dijo el abogado Enrique Müller, aunque previno que “la actitud de mi defendido fue en reacción al ataque a su madre”. En tal sentido, pidió “un trato justo” porque mientras uno paga con condena el resto permanece libre y sin consecuencias legales.