Guillermo Dozo
Tras la modificación a la ley de la Caja del Arte de Curar, la obra social de la provincia interpretó que debe realizar los aportes de modo tal que evitó el cálculo sobre las cápitas. La deuda de varios meses alcanzaría los 100 millones de pesos.
Guillermo Dozo
El 1º de octubre de 2015, el Poder Ejecutivo daba a conocer el decreto reglamentario 3.329, que permitía la correcta interpretación de la modificación a la ley 12.818 que fija el régimen de pasividades de la Caja de Profesionales del Arte de Curar, fundamentalmente en lo concerniente a la figura del “tercer contribuyente”.
Los cambios en la norma buscaron una forma de darle sostén “al sistema previsional” que introdujo las figuras de “la figura del tercer contribuyente; la igualación en 65 años de las edades de hombres y mujeres para jubilarse; y la posibilidad de efectuar un aporte menor al sistema de obra social” para aquellos afiliados que tengan otra obra social obligatoria, porque están en relación de dependencia.
Esa modificación -aprobada el 18 de septiembre de 2014 y que dividió a la Cámara de Diputados en el momento de su votación- estaba fundada en “virtud de la imposibilidad de sostener una caja solidaria cuando no existe la debida proporcionalidad entre afiliados activos y pasivos, además de la acumulación de deuda de los Profesionales del Arte de Curar que no utilizan la obra social de la Caja porque son empleados del Estado o tienen otras prepagas, circunstancias que conducirán al colapso de la misma, es decir a no pagar los haberes previsional y asistencial”.
El expediente en la Cámara Baja -en la anterior conformación- llevó la firma de los radicales Santiago Mascheroni y Darío Boscarol más los justicialistas Avelino Lago, Leandro Busatto y Luis Rubeo. “Es la solución posible, no sé si la mejor, pero es fruto de un amplio debate con los propios actores del sistema”, reconocía Mascheroni en su intervención en la noche donde aparecieron fracturas diversas.
Uno de los ejes de discusión es que uno de los cambios equipara la edad jubilatoria entre mujeres y hombres en los 65 años, aunque este cambio será gradual y tendrá plena ejecución recién a partir de 2024.
Pero también el sostenimiento económico de la Caja del Profesionales del Arte de Curar era uno de los puntos centrales, ya que se introducía la figura del tercer contribuyente a las “personas físicas o jurídicas que tengan por objeto la prestación directa o indirecta de servicios médicos, asistencia de salud o cualquier otra actividad que requiera el empleo o contratación de profesionales del Arte de Curar. Éstos deberán abonar una contribución obligatoria a la Caja, equivalente al 4% de los honorarios profesionales o haberes percibidos por profesionales “no pudiendo deducirse dicho porcentaje de las liquidaciones de dichos honorarios profesionales. En el caso del Iapos, la contribución será del 2 %”.
En deuda
Recordar el debate y la instancia de reglamentación no es una cuestión menor, ya que desnuda lo que resulta habitual cuando se está frente a situaciones críticas. Santiago Mascheroni en su discurso en Diputados recorrió los cambios ensayados con sucesivas moratorias para intentar equilibrar el sistema. Recordó que tanto abogados, como contadores e ingenieros tienen aportes obligatorios a sus cajas y destacó que en el Arte de Curar son los médicos la columna vertebral del sistema.
La implementación de esta figura -que como señaló el justicialista Avelino Lago en aquel debate se trata de un sistema que ya existe en otras provincias- comenzó con algunos problemas de obras sociales más pequeñas que enfrentan dificultades financieras, pero que, en su gran mayoría, fue recepcionado de modo “amigable” por parte de las obras sociales privadas.
El problema surgió con la participación de la obra social provincial Iapos al momento del cálculo del 2 por ciento que fijan tanto la ley como el decreto reglamentario. En lugar de la cápita prestacional se buscó la estrategia de hacer los pagos sobre los pocos -muy escasos- pagos de honorarios que el Iapos realiza con algunas prestaciones específicas y evadió el grueso del trabajo profesional que surge del sistema de cápita que fija en acuerdo con los prestadores.
Ese “gambito” ha generado una deuda millonaria que, en un cálculo optimista, hoy ronda los $ 100.000.000. Además este incumplimiento de lo normado afecta a los jubilados del Arte de Curar para el cálculo de sus pasividades y se mantienen deprimidas por la elusión a la que recurrió el organismo de la provincia.
Perfil
La Caja de Profesionales del Arte de Curar está integrada por 14 ramas diferentes (médicos, odontólogos, farmacéuticos, bioquímicos, psicólogos, psicopedagogos, fonoaudiólogos, técnicos radiólogos y veterinarios entre otras ramas) y cuenta con unos 4.000 pasivos. Uno de los problemas que enfrenta es la diferente capacidad de tributación de cada una de las actividades.