El Litoral
Alguna vez le dijo a su médico que era "técnicamente inmortal". Con su partido político en su nivel más bajo y sin el equipo del Milán, no se maostrado públicamente en los últimos dos meses.
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Alvise Armellini - DPA
Silvio Berlusconi ha sido la figura pública italiana más destacada durante dos décadas, pero el próximo jueves 29 de septiembre cumple 80 años y la carrera de este hombre, del que una vez su médico dijo que era "técnicamente inmortal", parece haber entrado en la fase del ocaso.
Este año se sometió a un operación de corazón, vio cómo el apoyo a su partido conservador Forza Italia se reducía a mínimos históricos y vendió su más preciado tesoro, el club de fútbol AC Milan, a un grupo de inversores chinos.
"Considerando la edad y su menguante fortuna política", la idea de que Berlusconi pueda liderar a los conservadores italianos de nuevo "parece ilógico y, de hecho, nadie lo está proponiendo", dijo su antiguo aliado y ex ministro Giuliano Urbani en declaraciones hace unos días al diario "Libero".
Berlusconi no ha realizado aparición pública alguna desde que salió del hospital hace dos meses. Se está recuperando de una operación de la válvula aórtica a la que se sometió el 14 de junio y ha ungido como posible sucesor a Stefano Parisi, un ex ejecutivo del mundo del deporte y candidato a la alcaldía de Milán.
Tras ser condenado por fraude fiscal en 2013, el que fuera tres veces primer ministro de Italia fue expulsado del Parlamento e inhabilitado para poder concurrir en unos comicios hasta 2019. Ahora, a pesar de los escándalos y de sus achaques de salud, sigue siendo la figura que define el partido.
"Él es nuestro padre fundador, nuestro entrenador", dijo a dpa Antonio Tajani, un hombre de Forza Italia y vicepresidente de la Eurocámara. "Sigue siendo nuestro líder y el único capaz de mantener la centro derecha unida", agregó.
"Seguro que Berlusconi sabe que no puede volver a ser candidato a primer ministro, pero también está bastante claro que él es el que sigue llevando las riendas", señala Giovanni Orsina, profesor de historia contemporánea en la universidad LUISS, de Roma, y autor de un libro sobre el ex primer ministro.
Y mantener la unidad del partido no es fácil.
En su última victoria general en 2008, la coalición de Berlusconi ganó un 46 por ciento de los votos. Ahora su partido cuenta con entre el 10 y 12 por ciento de los apoyos en las encuestas de opinión. Sus antiguos aliados abogan por postulados antieuropeos y antiinmigrantes, difíciles de conciliar con el conservadurismo dominante.
"Salir del euro es impensable", afirma Tajani, en referencia a la demanda principal de la Liga Norte, el rival de Forza Italia por el ala de la extrema derecha.
A lo largo de su carrera Berlusconi ha tenido que reconducir a los aliados más alborotadores, pero tenía la suficiente autoridad para imponer una agenda común para solventar las diferencias. Por el momento se desconoce si alguien más estaría a la altura de ese desafío.
Su heredero Parisi se enfrenta a la oposición de grandes sectores dentro de Forza Italia, que no quieren verse apartados por él, así como del líder de la Liga Norte, Matteo Salvini, quien alberga aspiraciones a nivel nacional y considera que el candidato a suceder a Berlusconi es demasiado débil.
En un acto del partido la semana pasada, Parisi dio la imagen de persona seria y sincera, pero sin carisma ni políticas concretas.
Es "un poco aburrido", dijo Gianfranco Micchie, ex ministro de Berlusconi, en declaraciones al diario "Libero". El líder de Forza Italia en el Parlamento, Renato Brunetta, señaló en declaraciones al diario "La Repubblica", que lo que se había escuchado en el Congreso era "novedoso y bueno". "Pero la parte novedosa no era tan buena ni la parte buena tan novedosa", apostilló.
"Mi impresión es que Berlusconi está esperando su momento y viendo cómo funciona del experimento Parisi", apuntó Orsina. El ex primer ministro ha señalado que el próximo mes celebrará un congreso de Forza Italia y allí podría dar más pistas sobre sus planes de sucesión.
Algunos de sus incondicionales siguen albergando las esperanzas de que Berlusconi conseguirá que le sea retira la inhabilitación en la Corte Europea de Derechos Humanos o tal vez pase el testigo a su hija Marina, creando así una dinastía política.
"Es increíble la cantidad de gente que todavía le sigue", comentó da dpa Roberto Weber, jefe del centro demoscópico Ixe. "Uno podría pensar que un partido sin una agenda clara ni perspectivas de coalición va a implosionar, pero sin embargo sigue teniendo un grupo de votantes leales al nombre de Berlusconi".
Marco Damilano, escritor y vicedirector del semanario "L'Espresso", considera que Berlusconi está en horas bajas, pero todavía no hay que descartarlo. "Se irá cuando alguien de su propio campo rompa filas y le desafíe abiertamente. Todos los que los han intentado hasta ahora han fracasado", señaló.
Con los conservadores en pleno desbarajuste, el que se beneficia es el primer ministro de centro izquierda Matteo Renzi. Él está ocupando el centro político mientras que sus principales opositores, como Salvini, y el movimiento radical Cinco Estrellas operan en los extremos.
Pero Renzi tal vez no pueda seguir en esa posición mucho más tiempo, pues enfrenta en los próximos tiempos un difícil referéndum sobre las reformas constitucionales que se celebrará en noviembre o diciembre. Amagó con renunciar si eran rechazadas sus reformas, un resultado que podría reavivar a todas las fuerzas políticas.