El Litoral
Advierte que en el corto plazo hay que declarar la emergencia alimentaria, convocar a un Consejo Económico Social y desarrollar obra pública de pequeña escala para asegurar empleo a los sectores más vulnerables. Y que urge inyectar dinero en el mercado interno.
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Nancy Balza - [email protected]
Un diagnóstico, dos recomendaciones urgentes y varias propuestas ofreció ayer Daniel Arroyo, especialista en Control y Gestión de Políticas Públicas, en su paso por Santa Fe donde vino a disertar sobre Políticas sociales en la sede de la Universidad Católica.
“La Argentina tiene problemas con un 32,2 % de pobreza y 47 %, en los menores de 14 años. Se ha ido complicando la situación en los últimos tiempos, producto de la inflación y del parate de la construcción y la actividad textil que involucra a los sectores informales”, dijo el ex viceministro de Desarrollo Social de la Nación.
Frente a este panorama y con datos concretos de una baja en el consumo de carne y de leche fluida y el aumento del consumo de harinas, consideró que en el corto plazo hay que declarar la emergencia alimentaria, porque “está claro que hay más gente en los comedores comunitarios y en los comedores escolares”.
A la vez sostuvo que hay que darle impulso a la obra pública de pequeña escala: “Si se hacen 2.800 kilómetros de ruta o se construye una central termoeléctrica va a ser bueno para pensar el país a futuro, pero ningún pibe que no tiene secundaria completa va a ir a trabajar ahí. Sí, lo va a hacer en la construcción de una vereda, cordón cuneta, vivienda social o cloaca”.
Y aportó siete propuestas para revertir el panorama: un sistema dual de escuela secundaria que en los últimos dos años de cursado ofrezca pasantías para asegurar un ingreso económico y el acercamiento al mundo del trabajo; una red de 20 mil tutores que acompañen a los chicos y jóvenes en situación vulnerable; asegurar el derecho al primer empleo; masificación del crédito para máquinas y herramientas; descentralización de los recursos; empalme entre planes sociales y trabajo, y obra pública masiva para dar trabajo en forma rápida, sobre todo a jóvenes desocupados.
A la vez, puso sobre el tapete tres cuestiones que atraviesan toda la problemática social: la venta de droga que requiere, en su opinión “de una fuerza especial” para frenarla; la corrupción que se evita con mayor participación en todos los ámbitos, y la construcción de nuevos paradigmas para generar nuevas ideas.
“Con lo que estamos haciendo, no alcanza para transformar la realidad: tenemos que ser innovadores para hacer lo que no se hizo, que es bajar la pobreza en la Argentina”, advirtió.
Dinero en el mercado interno
“La Argentina y, en general, América Latina generan actividad económica pero no, trabajo. Se pueden conseguir inversiones para soja, para minería y para el sector financiero. Eso va a hacer crecer el producto bruto interno, pero no va a cambiar la estructura del trabajo si no se mueve el mercado interno, el comercio, el metalmecánico, la construcción o la producción textil, y eso requiere un rol activo del Estado”, describió Arroyo en rueda de prensa.
Para el ex funcionario nacional, está claro que “tenemos que encontrar un punto de equilibrio: no puede ser todo Estado pero tampoco puede ser todo mercado y seguir creyendo que esta situación se acomoda de manera automática”.
Consultado sobre la situación de las Pymes y el comercio que en el actual contexto atraviesan una situación complicada, sostuvo que hay que inyectar dinero en el mercado interno: “De las 620 mil empresas que existen en la Argentina, 600 mil son Pymes o microempresas. El mundo de las Pymes genera el 80 % del trabajo y vive del mercado interno: si no hay dinero, el comerciante no va a vender y va a tener que cerrar las puertas de su negocio. No sólo hay que simplificarle la cuestión impositiva y en eso hay una buena ley en el Congreso que los va a ayudar; la clave es que puedan vender y para eso tiene que haber dinero, sobre todo en el sector informal de la economía”.
Una vez más, consideró necesario “mover la infraestructura, la obra pública que da trabajo, y transferir dinero a los sectores más pobres, porque una persona que tiene dinero va a ir a comprar al comercio de su barrio”.
“La Argentina no se resuelve de afuera hacia adentro: puede haber inversiones y sectores altamente rentables, pero no son ésos los que van a mover ‘la diaria’ en el país”, evaluó.
Estructural y coyuntural
Al dato oficial de 32,2 % de pobreza que difundió recientemente el Indec, Daniel Arroyo lo divide en dos partes; un 25 % que es estructural y corresponde a personas cuyos padres y abuelos fueron pobres, y un 7 % de personas que se ”cayeron” del mercado laboral, sobre todo de la construcción, el trabajo textil y las changas. Esta última cifra “se puede revertir rápidamente en dos o tres años si se generan políticas de expansión económica y de movimiento del mercado interno”.
Con respecto al otro 25 % que viene de tercera generación y está a punto de ingresar en una cuarta, “requiere cambiar la escuela secundaria, hacer mucha obra de vivienda, un empalme entre planes sociales y trabajo, y cambiar el sistema de crédito porque hay un montón de gente endeudada tomando préstamos a una tasa altísima. Si lo hacemos bien y de manera sostenida, en diez años vamos a hacer un cambio grande en la Argentina. Pero tiene que haber una política de Estado”.
El marco
Daniel Arroyo dictó ayer una clase abierta sobre “Políticas sociales” en el marco del Diplomatura en Gestión Pública Local organizado por la UCSF, UTN, KAS y la directora de Acep Santa Fe, la diputada nacional Silvina Frana. La conferencia tuvo lugar en la sede de la Universidad Católica de Santa Fe.