Florencia Arri
[email protected]
Los accidentes se producen durante todo el año, especialmente en menores de 4 años y en adolescentes de 15.
Florencia Arri
[email protected]
En días en que la ciudad se conmueve por la muerte de una nena de un año y ocho meses que permaneció internada en la terapia intensiva del Hospital de Niños por ahogamiento, los datos indican que el fenómeno es más frecuente de lo pensado. Desde 2013 ingresaron a ese hospital 38 niños por esta causa, en diferentes estados de gravedad, y 5 de ellos fallecieron.
La cifra fue aportada por la dirección médica del Hospital Dr. Orlando Alassia. “Esto arroja una estadística preocupante: uno de cada diez niños que ingresan por ahogamiento fallece”, expresó con notable preocupación Mariela Allassia, directora asociada del nosocomio. De quienes recibieron el alta, la mayoría quedó en manos de su pediatra para controles periódicos pero en algunos casos la hipoxia produjo secuelas que deben continuar bajo el control de un neurólogo infantil.
Las estadísticas del Alassia coinciden con la literatura médica: los ahogamientos se producen durante todo el año —con una mayor incidencia en el verano, especialmente entre enero y marzo— y en dos picos de población. El primero son niños de entre un año y medio y hasta los cuatro que se sienten atraídos por el agua, desconocen su peligro y sufren ahogamientos en piscinas, baldes o bañaderas relacionados con sitios dentro de su hogar o en inmediaciones. El segundo está compuesto por adolescentes de entre 15 y 19 años, una franja etaria en que las causas combinan conductas de riesgo propias de la edad con la ingesta de sustancias, lícitas o ilícitas, y sufren este tipo de accidentes en ríos, lagunas o grandes extensiones de agua. Los cinco fallecidos de los últimos años son niños pequeños.
Los adultos deben saber RCP
La expectativa de recuperación de los cuadros de ahogamiento reside en dos factores fundamentales. Primero, en si hubo necesidad de practicar al paciente la reanimación cardio-pulmonar (RCP) porque implica que hubo paro cardíaco. La resucitación rápida y, fundamentalmente, adecuada es la fase primera y vital para mejorar el pronóstico de niños con ahogamiento.
“La adecuada educación de los padres, cuidadores, es de gran importancia: no sólo debe abarcar la prevención de inmersión sino también el adecuado tratamiento de las víctimas de ahogamiento. Es vital que los adultos sepan RCP”, destacó Allassia, médica intensivista infantil.
El tiempo de inmersión es otro factor fundamental: la barrera determinante se produce entre los 20 y 25 minutos de inmersión. Los accidentes de ahogamiento tienen un rasgo coincidente: la falta de testigos que puedan indicar el tiempo que el chico permaneció bajo el agua. “En la mayoría de los casos no hay nadie que pueda precisar con exactitud cuánto tiempo estuvo el paciente sin respirar, por eso siempre hay que reanimarlo aún con cero expectativa”, indicó la directora del hospital.
Más allá de la gravedad, el tratamiento de los casos de ahogamiento indica que todos deben recibir atención médica. “Todos los niños que ingresan al hospital y son asistidos e internados presentan un estado de salud moderado a grave: tienen clínica pulmonar y trastorno de la conciencia; y en el grado más grave recibieron reanimación cardio-pulmonar”, detalló la directora.
Cómo prevenir
La colocación de cercos perimetrales es una de las medidas de seguridad más conocidas en la prevención de ahogamientos de niños. Sin embargo, es voluntaria: hasta el momento, nuestro país no ha regulado las medidas de seguridad a implementar en la instalación de piscinas públicas ni privadas, abiertas o cerradas. “Algunos países que han legislado al respecto penalizan a las piletas no cercadas y lograron disminuir hasta un 80% los ahogamientos”, destacó la Dra. Allassia.
En 2001 la Sociedad Argentina de Pediatría indicó en qué modo se deben construir cercos perimetrales en las piscinas. También agregó que se debe tener cerca de las piletas elementos de auxilio como botiquín y salvavidas, y que la persona a cargo del cuidado de los niños debe estar capacitada en reanimación cardio-pulmonar básica.
El cerco es una de las medidas de seguridad para prevenir este tipo de accidentes pero no el único: existen alarmas anti-ahogo que se activan al detectar la caída de un cuerpo de más de 5 kilos y disparan una sirena. Su valor oscila los $ 1.500.
La directora del hospital destacó que los únicos salvavidas válidos para prevenir ahogamientos son los chalecos —ni bracitos ni los circulares— y remarcó que ninguna medida suplanta ni exime del control permanente de un adulto responsable. “El resto de las medidas a implementar en el hogar son adicionales”, agregó la directora del Hospital de Niños.
Lo más importante: la supervisión adulta
La Sociedad Argentina de Pediatría detalla en su manual de prevención de lesiones que la supervisión de un adulto es la medida preventiva más importante, especialmente para el caso de niños pequeños que aún no tienen noción del peligro. En específico, implica visión permanente del niño, mirar y vigilarlo constantemente cuando se encuentra cerca o dentro del agua.
“Recuerde que un niño puede ahogarse en pocos centímetros de agua y en pocos minutos —detalla el manual—. Los padres que leen, consumen infusiones o bebidas, o practican entretenimientos diversos mientras sus hijos están cerca o en el agua no pueden vigilarlos con eficacia”.
La Dra. Allassia destacó, por su parte, que la supervisión debe ser adulta y no quedar en manos de adolescentes, quienes también constituyen un factor de riesgo. “Los niños pequeños deben tener supervisión las 24 horas del día. Eso es lo que dicen los países que avanzaron en legislación: ningún dispositivo inventando hasta ahora, ni las alarmas ni las cámaras, son más efectivas que la supervisión directa de un adulto responsable. Con esto no queremos decir que la supervisión evita la colocación del cerco: hay que poner todo”, concluyó.
$ 1.100 vale el metro lineal de cerco perimetral removible, compuesto por parantes de aluminio y una malla geotextil revestida en PVC que permite dominio visual dentro de la piscina, con puertas con traba de seguridad. El cerco se encastra en el piso y también puede colocarse sobre el césped.
“Ahogamiento: una causa común de muerte accidental en niños”
por Mariela Allassia, Médico Intensivista Infantil. Directora asociada Hospital de Niños Dr. Orlando Alassia
El ahogamiento es una de las causas más comunes de muerte accidental en niños en todo el mundo. La Organización Mundial de la Salud reportó una mortalidad global por ahogamiento de 6,8/100.000 habitantes por año de esta enfermedad y casi la mitad de las muertes de esta cifra reportada corresponde a niños menores de 15 años. En países como Estados Unidos es la segunda causa de muerte accidental entre niños de 1 a 14 años.
Estudios previos han reportado una incidencia de esta entidad en picos, ellos son: menores de 4 años y mayores de 10 años. Los varones tienen tendencia a sufrir ahogamiento con mayor frecuencia que las niñas, con una relación 3,2 a 2,4.
El Hospital de Niños Dr. O. Alassia, presenta en el registro de los últimos años una tasa de incidencia de 2,39/100.000 hab/año, si se toma en cuenta años 2013 a la fecha. Ingresaron un total de 38 niños en ese mismo período. Con respecto a la tasa de mortalidad, es más baja que la reportada por otros países, habiendo fallecido 3 en el último año, lo que arroja la tasa de 0,76. También la incidencia es mayor en niños varones.
Como sabemos, la resucitación rápida y pronta, y fundamentalmente adecuada es la fase primera y vital, para mejorar el pronóstico de niños con ahogamiento. En general, es realizada por rescatadores no profesionales: es de gran importancia la adecuada educación de los padres y cuidadores.
La educación no solamente debe abarcar lo que respecta a prevención de inmersión, sino también el adecuado tratamiento de las víctimas de ahogamiento y de los factores de riesgo de ahogamiento.