Ignacio Andrés Amarillo
Andrea Eletti y el Gabriel de Pedro Quinteto presentarán su disco “Quedémonos aquí”, con entrada libre y gratuita. Es la coronación de un intenso trabajo que hoy suena en varias plataformas, y sobre eso habló la cantante con El Litoral.
Ignacio Andrés Amarillo
El domingo a las 20, en el Teatro Luz y Fuerza (Junín 2957) se presentará en sociedad el disco “Quedémonos aquí”, grabado por la cantante Andrea Eletti en colaboración con el Gabriel de Pedro Quinteto (De Pedro en piano, arreglos y dirección, Raúl Vallejos en violín, Mauricio Pitich en guitarra, Danilo Cernotto en bandoneón y José Luis Vallejos en contrabajo). La entrada es libre y gratuita. El Litoral dialogó con la artista para conocer más sobre este nuevo esfuerzo del tango santafesino
Reunión
—¿Cómo llegaron a este encuentro?
—Con Gabriel nos fuimos encontrando en los escenarios por su propuesta de la orquesta La 348. Nos conocíamos obviamente, pero nunca habíamos trabajado. La propuesta de la orquesta fue invitar a diferentes cantantes, nos fuimos cruzando, y surgió entre los dos la idea de poder hacer algún proyecto. Yo, que soy bastante impusiva y apasionada, le llevé un día un repertorio de tangos, le gustó y decidimos ponernos al hombro grabar un disco.
Fue muy lindo, primero porque él entendió (porque venía trabajando con otros intérpretes) mi estilo, mi forma de interpretación, mi fraseo; supo cómo yo quería cantar esa propuesta musical que le llevé. Los arreglos estuvieron muy acordes a eso.
—¿Son todos de él?
—Sí, salvo dos de Mauricio Pitich, con quien habíamos empezado a hacer algo por su afán de acompañar tango, habíamos hecho algunos recitales de voz y guitarra. Pero el proyecto general fue dirigido por Gabriel en arreglos y dirección musical.
—¿Cómo elegiste este repertorio? Es distinto al del primer disco, que por ahí era más ecléctico.
—Sí, muy ecléctico: uno cuando graba por primera vez no sabe qué va a pasar, quiere poner todo (risas). Uno va aprendiendo de eso, todo lo que se graba no siempre tiene por qué quedar en el disco: hoy, escuchando el primero digo “este y este no lo hubiese dejado” (risas). Pero bueno, fue una producción propia, independiente, si bien los arreglos de (Alejandro) Fissore estuvieron acordes, los músicos también. Pero en esta etapa estaba más preparada con la experiencia de haberme puesto al hombro un disco sola.
—Que además tuvo una formación más variada en cada tema.
—Claro, porque “De este y otros tiempos” fue eso: mi recorrido musical en los espectáculos y en el tango desde Piazzolla, lo tradicional y lo nuevos compositores de Buenos Aires, todo lo que fui descubriendo. a partir de ahí uno se va metiendo más en el género: la interpretación del tango tradicional recién la estoy encontrando, tiene un camino bastante profundo. Uno empieza a cantar tango pero sin poder descifrar realmente lo que está cantado, o poder transmitir lo que está diciendo en las letras.
A partir de unos años, y de un montón de experiencias, producciones y pasar por diferentes autores, me quise centrar en el tango tradicional, un poco más preparada. Y el disco muestra eso, mi definición más para ese estilo, acompañada por un quinteto también más acabado: Gabriel viene trabajando hace años y eso se nota en la formación; el abordaje del repertorio creo que fue muy bueno para los dos, para mostrar lo que viene haciendo él como quinteto y yo como intérprete. Elegimos diez temas bien acabados de los años ‘30 y ‘40.
—Por ahí esta formación ya impone un estilo.
—Gabriel también es bastante ecléctico: él compone, ha hecho Piazzolla con la misma formación. Pero creo que los dos nos adaptamos y estamos en esa búsqueda del tango tradicional. Con la visión del tango desde Santa Fe: saliéndose de lo que es la urbanidad porteña, poder hacerlo desde acá con mucho respeto.
En estudio
—¿Cómo fue hacerlo?
—Lo grabamos en Buenos Aires, en diciembre: fue en Fort Music, un estudio maravilloso con piano acústico. Fue un acompañamiento de todo el grupo hacia mi proyecto para poder ir a hacerlo en Buenos Aires. Experimentamos esto de la mezcla a distancia en el verano: Javier Mazzarol le hizo mezclas a Ligia Piro, Guillermo Fernández, conocedor del tango, me mandaba las muestras e íbamos seleccionando. La verdad es que resultó un producto muy lindo, el sonido... estamos muy conformes.
—Ya está en la calle...
—Salió por Acqua Records, está en Spotify, se lo puede escuchar en diferentes plataformas de Internet. Acá lo vamos a distribuir nosotros: ya el comercio en las disquerías está desgraciadamente (sobre todo para los artistas nacionales) un poco fuera de rango. Van a tener la posibilidad de ir a la presentación y llevarse el disco, porque tratamos de hacerlo (gracias al apoyo de muchas instituciones y del gobierno) con entrada gratuita, para que se puedan llevar el disco si les interesa la propuesta.
—¿Cómo fue volver a juntarse desde diciembre?
—Por suerte tuvimos bastantes actuaciones en el interior de Santa Fe: estuvimos en San Javier, Esperanza, moviendo un poco el repertorio. Estuvimos en Ecuador, en el séptimo Festival de Tango que se hizo en Quito en julio: nos fue muy bien, en un teatro muy bello. Así que el repertorio no quedó muerto, que lo grabamos y lo retomamos ahora. Lo estuvimos tocando, madurando, creo que estamos muy preparados para dar a conocer en Santa Fe el material en vivo.
Por los caminos
—¿Cómo fue la experiencia de Ecuador?
—Le llegó una invitación a Gabriel, así que nos fuimos juntos. Fue maravilloso llegar a un lugar de América Latina: yo había estado en Colombia en 2013; después salieron otros viajes por Europa, China, con otras formaciones. Me fascinó ir a Ecuador con la música, para mi sorpresa el tango te abre las puertas en todos los países, te da la posibilidad de llegar. No sabía que se escuchaba tanto (en Colombia sí), era una experiencia, a ver qué pasa. Es muy lindo pero te carga de responsabilidades, sabiendo que uno no es de Buenos Aires sino del interior.
Los muchachos se volvieron por trabajo y me quedé un día más para conocer la zona del terremoto. Yo fui afectada por la inundación de 2003, y cuando el viaje ya estaba confirmado sucedió el terremoto en abril. Me había hecho un grupo de amigos a la distancia, por Internet, y lo sufrí muchísimo. Me llevaron a conocer y ese día estaba el gabinete itinerante del presidente (Rafael Correa) recorriendo la zona. Fui a un albergue en Bahía de Caráquez, en la provincia de Manabí, conocí gente que estaba en carpas, que todavía no podía volver a su casa. Había una noche cultural; llegó el presidente y me invitó a quedarme en la cena, y canté para los refugiados: era algo que me encantaba y no pensé que lo iba a hacer.
—¿Cómo sigue después de la presentación?
—Ojalá vengan otros viajes, pueda seguir brindándole esto a la gente de Santa Fe y la Argentina. Es un momento un poco difícil, pero los que no dejamos de soñar como yo creemos que podemos seguir avanzando (risas). Tenemos la responsabilidad con Gabriel de ir a representar a Santa Fe en Buenos Aires el 12 de noviembre en un ciclo llamado La Patria Tanguera, que se hace en el Centro Cultural Kirchner: va a estar el quinteto de Ramiro Gallo y nosotros. Nos invitó Andrés Linetzky, que está de curador en ese ciclo: me invitó a mí por un lado, a Gabriel por el otro, y después nos dijo “¿Pueden tocar juntos?”. “Estamos en un proyecto juntos” (risas), fue muy loco. Le agradezco a Andrés que se haya acordado de esta humilde artista, y el honor de compartir con Ramiro.