Gustavo Giorgi Foto: Luis Cetraro
Alta rotación entre los más jóvenes; mayor profesionalización en la franja de 25 a 30 años; búsqueda de mayores de 40 para puestos de jerarquía y mucha, pero mucha demanda para puestos ligados a la tecnología. Una propuesta: profundizar el rol activo de las escuelas.
Gustavo Giorgi Foto: Luis Cetraro
El dato + DE 40 “La dificultad de cubrir ciertos puestos hace que muchas empresas empiecen a aplicar esta política en que la edad deja de ser un condicionante”, explica Gustavo Giorgi. “Desde hace 5 años tenemos muchos más pedidos de gente que pasó, incluso holgadamente, los 40, sobre todo para puestos que tienen un grado de seniority, como decimos en la jerga; es decir, de jerarquía, especialización o experiencia determinada. En una jefatura o una gerencia, la edad es un factor que -diría- opera a favor y no en contra como ocurría años atrás”.
—Lo ayudamos, no tanto para el armado del currículum, sino en la presentación. Vemos que la presentación personal muchas veces es demasiado informal y eso no impacta bien. Se supone que quien va a pedir un empleo, por más que sea para una instancia muy inicial, mínimamente tiene que preocuparse por eso y ser claro con respecto a lo que pretende, aunque sin ser impositivo. En algunos casos, vienen jóvenes y dicen “quiero específicamente esto y si es por otra cosa, no me llames”. Y son pretensiones muy altas en relación con el perfil que tienen. —Desde que comenzaron a trabajar en la ciudad, ¿qué cambios observan? —Cada vez cuesta más atar las dos puntas: hay mucha demanda de gente por el lado de las empresas, mucha necesidad de trabajo, pero faltaría lograr un puente entre ambas. Nuestra función es buscar ese vínculo, esa articulación. Pero vemos, también hablando con colegas de Buenos Aires, que cada vez se hace más difícil encontrar el perfil que las empresas quieren, aunque haya mucha disponibilidad. —¿Hay una característica común en ese perfil laboral que las empresas requieren? —En los puestos en general, salvo algunos específicos, las empresas están cada vez más flexibles en sus requisitos técnicos, pero todos apuntan a cuestiones actitudinales: que el empleado se comprometa con el trabajo, que vaya todos los días a horario, que se vincule bien con sus compañeros, que tenga paciencia en cuanto a sus posibilidades de crecimiento, y que se quede en la empresa. La dificultad pasa por ahí, por encontrar personas que tengan entusiasmo para incorporarse a un trabajo y en esa empresa en particular. Tenemos búsquedas abiertas desde hace meses, cosa que hace 15 años no pasaba: una búsqueda en términos normales se resuelve en 15 a 20 días, y hoy el período se ha “estirado”, mínimo, a 10 días en búsquedas promedio. En algunos puestos específicos tenemos récords de búsquedas. Ni hablar de los perfiles que tienen que ver con tecnologías: estamos todos en un mercado de guerrillas de talentos, porque lo que hay se intenta captar rápidamente.
MÁS COMPROMISO Y MÁS EXIGENCIA —¿Qué particularidades tiene la franja de jóvenes que superan la edad de 18 a 25 años? —La segunda franja, de 25 a 30, está mucho más inserta en el mercado de trabajo que lo que dicen los libros, pero lo están bajo algunas particularidades: en ese grupo hay muchos profesionales. Nos da la impresión -si bien no contamos con estadísticas en ese sentido- de que hoy hay más graduados en las carreras universitarias que años atrás; hay una mayor especialización y por ende es un perfil que tiene más inquietudes y deseos de crecimiento. Lo que vemos es que se puede comprometer con la organización, a diferencia de los más jóvenes, pero exige más: da más dentro de sus propios términos. Es una franja que está muy orientada a resultados y no al horario, uno de los principales paradigmas que le cuesta pensar a los empresarios, sobre todo los que tienen una trayectoria de mucho tiempo.