Florencia Arri
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Cayeron 68 milímetros desde la madrugada y hasta el mediodía, que complicaron la transitabilidad.
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Los 68 milímetros de lluvia que se acumularon desde la madrugada y hasta el mediodía anegaron puntos claves del microcentro y de diferentes avenidas del norte, y complicaron seriamente la transitabilidad de las calles de tierra en el norte y de arena en los barrios costeros, como Alto Verde, Colastiné Norte y La Guardia.
La tormenta tuvo dos momentos claves. A las 5.30, la caída de granizo despertó a los vecinos del centro y del oeste de la ciudad, con piedras que alcanzaron la dimensión de una pelota de ping-pong. El momento más intenso fue entre las 9.30 y las 11 con la caída de 30 a 38 milímetros en toda la ciudad —según el barrio—, más de la mitad de la precipitación total.
Las Estaciones Meteorológicas Urbanas de la Municipalidad registraron más lluvia en el centro-sur de la ciudad. Los pluviómetros del Palacio Municipal y Alto Verde midieron 68 milímetros, superando los 44, 58 y 60 milímetros en Rincón, Facundo Zuviría y el Hospital de Niños.
Datos del Centro de Informaciones Meteorológicas (CIM) de la FICH - UNL indican que, con la lluvia de esta mañana, el acumulado de este año trepó a 1.187,5 milímetros, superando los 1.182 milímetros, la media anual de los últimos diez años. Los mismos datos del CIM indican que para este noviembre que comienza cabe esperar todavía más: el promedio es de 153,8 milímetros, en 9 días de lluvia.
Acumulación de agua
Fuentes municipales destacaron que, hasta el mediodía, no recibieron reclamos por agua de lluvia dentro de domicilios. Sin embargo, las situaciones más complejas se vivieron en los barrios Belgrano y San José, donde se acumuló hasta medio metro de agua sobre la calzada.
En Facundo Zuviría, en las nueve cuadras comprendidas entre Estanislao Zeballos y Ayacucho, la acumulación de agua es una constante de la última década. “Ya estamos acostumbrados, esto era así antes de que llegara el asfalto y cuando hicieron la avenida no se solucionó: entre la calle y los cordones se forma una pileta”, dijo Miguel Ángel Mendez, quien vive en Facundo Zuviría y Alberti y esta mañana se arremangó los pantalones, tomó al paraguas y a su señora y cruzó la avenida bajo la lluvia para llegar al autoservicio. “Hay que comer igual”, rió, con naturalidad.
En la Esquina de Estanislao Zeballos y San Jerónimo, el agua superó la calzada y justificó las veredas elevadas de la cuadra. “Esto pasa de toda la vida, desde hace más de 40 años. Antes, cuando era calle de tierra el agua tomaba hasta 5 días en escurrir, y desde que hay boca de tormenta se va en unas dos horas, escurre rápido”, contó Diego Camilatto, que vive allí desde su niñez.
“Los problemas se concentraron en el norte de la ciudad, donde faltan obras hídricas”, reconoció esta mañana el secretario general del municipio, Carlos Pereira. Los desagües Larrea, Espora y El Sable “serán una solución definitiva a estos problemas que se generan con lluvias intensas sin milimetraje extraordinario”, destacó el funcionario.
Reclamos y servicios
La Línea de Atención ciudadana del municipio recibió 38 reclamos por anegamientos de calles y por caída de arboles y ramas. En la calle, 25 cuadrillas trabajaron durante la mañana en la desobstrucción de bocas de tormenta, limpieza zanjones y levantando ramas.
Los problemas de transitabilidad en el norte de la ciudad afectaron un sector del recorrido de la línea 18 y se suspendió la salida de la 11. Ambas retomaron sus recorridos y frecuencia habitual al mediodía. El ramal La Boca de la Línea 13, que conecta a este paraje con el barrio de Alto Verde y con el resto de la ciudad, fue el primero que interrumpió el servicio y el único que aún pasada la lluvia no se había reanudado.
El campo sufre
Federico Aguer
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Lejos de los pronósticos que anticipaban un fenómeno “Niña” moderado para el segundo semestre del año, el paisaje rural muestra que las últimas precipitaciones configuran un escenario que —todavía hoy— sigue pasado por agua.
“Sólo se sembró el 2 % de la soja, cuando el año pasado ya se había implantado el 10”, explicó hoy la Bolsa de Comercio de Rosario, en un informe en el que remarca que los suelos están “al límite de su capacidad”, por lo que nuevas lluvias traerían importantes daños.
El panorama se complica por la multiplicación de malezas como la “rama negra” y el “yuyo colorado” en lotes que ya se habían tratado para prevenirlas; y por el tema del agua que recibe Santa Fe desde Córdoba (tema que venimos analizando en Campolitoral).
Respecto del trigo, advierten que a nivel nacional comienza a decaer la buena imagen que venía trayendo, y aquellos lotes que hasta la semana pasada se clasificaban como “excelentes” (70%), ahora comienzan a catalogarse como “buenos a muy buenos”.
Finalmente, para los tambos, las lluvias agregan más incertidumbre en un momento crítico como lo es la entrada al verano, con escasez de pasturas, sin espalda financiera, ni precio para la actividad.