Ignacio Hintermeister
Gracias a Guillermo Moreno el intercambio comercial argentino es con el gran país africano. Hay poco que temer en Santa Fe si Estados Unidos cierra fronteras.
Ignacio Hintermeister
Una de las improntas de la década “ganada” fue el aislamiento argentino respecto de los “imperios malignos”. Así que Guillermo Moreno apuntó a exportar las cosechadoras entrerrianas a Angola mientras la industria de la maquinaria agrícola santafesina mostraba sostenidos números en rojo.
¿Pero qué pasará ahora que el aislamiento puede ser norteamericano? Es difícil pensar que “el compañero Donald” vaya a buscar mercados en Africa como lo hizo el ex secretario de Comercio. Menos previsible es que John Deere fabrique maquinarias “truchas” como las que condujo Cristina.
En rigor, la matriz productiva santafesina tiene pocas chances en norteamérica. Ellos hacen alimentos y máquinas más, mejor y más barato que nosotros.
Los números anualizados (2015 son los últimos disponibles) muestran que desde la provincia se exportaron a ese destino 385 millones de dólares, apenas 3,1 % del valor vendido en dólares al exterior desde nuestras tierras.
Estados Unidos compra el 3,4 % del volúmen que Santa Fe exporta, según las estadísticas que generosamente nos acerca el Centro de Estudios y Servicios de la Bolsa de Comercio a través de Lucrecia d’Jorge, su directora.
Señala un detalle singular: les vendemos productos químicos, cueros y miel. Esos tres rubros suman el 70 % de lo que se embarca a las tierras del gran país del norte.
Además, si se considera lo que entró por las aduanas santafesinas desde Estados Unidos, en 2015 la provincia erogó 382 millones de dólares. Pero a eso -advierte Lucrecia- habría que agregar lo que ingresa por otras aduanas a nuestro territorio provincial.
Resultado: más de 6 años de déficit en el intercambio Santa Fe-Estados Unidos.
Tal vez algún frigorífico en la provincia sufra efectos inmediatos. Pero tampoco es que Trump vaya a poder cerrarse al mundo tan fácilmente. Seguramente sus amigos republicanos son los dueños de las transnacionales que fabrican en México, China o Indonesia para vender fronteras adentro de Estados Unidos.
No le será tan fácil cerrar su mercado ordenándoles lo que tienen que hacer a escribanos en el Congreso de Washington; allá el presidente no gobierna a sola firma, con superpoderes, como Cristina... o Mauricio.
Santa Fe puede seguir vendiendo granos, aceites, maquinaria agrícola al mundo. Y si los compradores del mundo se enojan con Trump, hasta podríamos imaginar que el impensado Donald nos generará oportunidades. Lamentablemente no en Angola.