Ivana Fux [email protected] En las próximas semanas, el gobernador Miguel Lifschitz convocará a los partidos políticos para intentar consensuar si las elecciones locales del año que viene serán conjuntas o separadas de las legislativas nacionales. Hay argumentos de practicidad y políticos a favor y en contra de cada opción. Y ni siquiera en el propio oficialismo hay acuerdo, tal como lo informara El Litoral en su edición del pasado domingo. Quizá sea allí donde las cuestiones políticas ejerzan el mayor peso. Porque, como se dijo, si los comicios son simultáneos -opción por la que se inclinan algunos socialistas y los radicales del sector NEO-, ello forzaría a la UCR a definir su pertenencia frentista: es el Frente Progresista o es Cambiemos. Sobre la base de ese esquema binario y -en principio- determinante, es que el presidente de la UCR, Julián Galdeano, advirtió que si no hay elecciones separadas, se rompe el Frente Progresista. “Hay especulación política sobre el efecto que la elección conjunta o separada puede tener; pero no necesariamente uno tiene que coincidir en que los efectos vayan a ser tan terminantes”, retrucó el ministro de Gobierno, Pablo Farías, intentando relativizar la advertencia de Galeano. “Hay tiempo todavía”, dijo el funcionario del Ejecutivo. “El calendario tiene que tener el mayor consenso posible”, enfatizó. Unificar implicaría un beneficio adicional para el socialismo o particularmente para Miguel Lifschitz, que podría estirar el calendario unos meses y ganar tiempo para concluir algunas obras. El tema mereció un cruce de opiniones entre el mandatario y el presidente Mauricio Macri mientras volaban desde Reconquista a Santa Fe, la semana pasada. La discusión es folclórica; así como en esta circunstancia se especula con cómo definirá un partido (la UCR) su futuro de alianzas; en otras ocasiones, el debate pasaba por cuántos votos podía traccionar, por ejemplo, un candidato nacional si los comicios eran simultáneos. La fijación del cronograma es potestad del gobernador. Pero tal vez, una saludable manera de evitar las mismas conjeturas cada cuatro años sea, como lo propone el diputado Fabián Pablo Oliver, establecer por ley cuándo deben realizarse los comicios. En los considerandos de un proyecto presentado meses atrás en la Cámara, el legislador recuerda que de los últimos doce procesos electorales en la provincia, sólo hubo coincidencia y simultaneidad con los nacionales en los años 2005 y 2013. Y propone que, para evitar “la discrecionalidad, imprevisibilidad y lapsos prolongados entre la elección y la asunción de los cargos”, la elección general sea convocada “el primer domingo de septiembre inmediatamente anterior a la fecha de finalización de los mandatos, en tanto que la elección primaria, con una antelación no menor a sesenta días del acto eleccionario general y no mayor a noventa días corridos”. Con el antecedente de que ya a nivel nacional hay legislación que fija certeramente la fecha de elecciones en esta instancia, es que Palo Oliver pide replicar el hecho para que la decisión sobre el cronograma en la provincia “no esté atada a la conveniencia del gobierno de turno y a situaciones electorales coyunturales”. Pero el proyecto, que ingresó el 27 de mayo a la Legislatura, espera dictamen de la Comisión de Asuntos Constitucionales desde ese mismo día.