Luciano Andreychuk
[email protected]
Twitter: @landreychuk
Participaron en la Competencia Internacional de Florianópolis, Brasil. Una de las preseas fue del 1er. puesto.
Luciano Andreychuk
[email protected]
Twitter: @landreychuk
Dos luchadores con sus kimonos puestos. Un espacio marcado que se llama tatami. El juez que marca el comienzo. No valen los golpes ni las patadas, y en esos casos hay sanción. Sólo se permiten técnicas de sumisión del oponente, como apalancamiento articular, con “llaves de brazo” por ejemplo: el luchador que es sometido debe avisar al juez, golpeando sobre el piso con su mano (tapea, en la jerga) que ha sido vencido. Final de la lucha.
No hay violencia como se entiende habitualmente esta expresión: las claves son la fuerza (muscular, mental, emocional), el posicionamiento de cuerpo, la táctica y la estrategia para ganar. Es la tradición milenaria del Viejo Oriente aggiornada a la modernidad. Eso es el Jiu Jitsu hoy.
Y un grupo de luchadores santafesinos que practica esta disciplina compitió en un Torneo Internacional -realizado en Florianópolis, Brasil- honró esa tradición ancestral: los jóvenes ganaron 11 medallas en diferentes categorías. Uno de ellos subió a lo más alto del podio: ganó el 1er. puesto.
Los competidores pertenecen a la Academia Santa Fe Fight Team, que está reconocida por la Federación Internacional de Brasil en Jiu Jitsu. Se midieron en ese torneo con los mejores del mundo en esa disciplina, que son “rankeables” a nivel internacional. En esta ocasión hubo dos modalidades: una sin kimono y otra con kimono.
Jiu Jitsu brasileño
Una de las corrientes de adaptación del Jiu Jitsu oriental a los tiempos actuales nace el Brasil a principios del siglo XX. “Nosotros practicamos el estilo Jiu Jitsu brasileño, que fue modificado sobre la base de lo que vino de Japón y la cultura del país carioca. En los ‘90 hubo una explosión de esta adaptación, porque desafió las artes marciales: se consideró que tipo de Jiu Jitsu brasileño era el más efectivo”, explicó a El Litoral Juan Pinto (40), profesor de los luchadores que ganaron las medallas.
Las técnicas permitidas son muy claras. “Apalancamiento articular y estrangulaciones hasta que el oponente avisa que ha sido vencido. No está admitido golpear de ninguna forma, ni con puños, codos, rodillas o piernas. Hay sanción en esos casos. En la parte deportiva tiene mucho que ver el posicionamiento del cuerpo”, precisó Pinto. Dependiendo de cada categoría y años de los competidores, las luchas pueden duran desde los 6 hasta los 10 minutos.
Un estilo de vida
La vida de quien practica este arte marcial se mezcla con la pasión por ese deporte y con un estilo de vida. “Una vez que te involucrás, te ‘rompés’ entrenando, querés volver todo el tiempo. Y te vas metiendo al punto de que el Jiu Jitsu se vuelve parte de uno mismo”, coincidieron Claudio Puebla (30), Matías González (25), Nicolás Cocuccio (24), Alexis Venturino (37) y Diego Torres (38), algunos de quienes ganaron medallas.
“Es un esfuerzo personal muy grande el que hacemos. No es sólo lo económico, lo que nos cuesta: todo el esfuerzo psicológico pesa mucho. Además, hay que dejar de lado por días a la familia, amigos, afectos, todo para poder llegar a competir”, destacó Venturino, quien ganó el primer puesto en una de las categorías que compitió (también obtuvo un segundo podio).
“Hay mucho compañerismo en la academia, entre nosotros que entrenamos. A mí me ayudó a salir de algunas situaciones personales difíciles de mi vida. Ahí sentís contención, un sentido de pertenencia, un cable a tierra”, agregó Puebla. “El Jiu Jitsu te enseña valores. Y te va llevando a un estilo de vida prolija, con disciplina ante los problemas”, cerró el luchador.
Consultados los jóvenes sobre si creen que hay ciertos prejuicios o desconocimiento respecto del Jiu Jitsu como disciplina marcial, los competidores coincidieron en que a veces “socialmente se cree que el Jiu Jitsu es de mucha violencia. Y no es así. No se pega, no están permitidos los golpes".
"La diferencia con otras artes marciales mixtas es que al momento de una lucha se puede parar ante de lastimar al contrincante, siempre. También incide el hecho de que en nuestro país es muy reciente: sólo tiene 18 años”.