De la Redacción de El Litoral
Cuatro alumnos avanzados que ya pasaron por el difícil 1er. año coincidieron en que la clave para adaptarse es pedir ayuda.
De la Redacción de El Litoral
Quienes mejor pueden contar cuáles son las dificultades reales del primer año universitario, qué puede hacerse para superar escollos y seguir adelante en la carrera escogida son los que ya pasaron por esa “fase de prueba”. Son los estudiantes del 2º hasta el 5º año, que conocen la relación con los profesores, cómo es la maraña administrativa de una Facultad y cómo superar obstáculos en la medida de sus posibilidades.
Matías Moore (19) está en 2º año de la carrera de Bioquímica de la UNL. Vino de la ciudad de Vera, al norte de la provincia. “La dificultad más evidente fue el cambio de la secundaria a la Universidad, porque pasás de estudiar lo justo y necesario a estudiar mucho. Es lo que más cuesta, pero es cuestión de dedicarse y prepararse bien”.
Muchos chicos provienen del interior, como este alumno: “Al principio me costó ubicarme en la Ciudad Universitaria, saber las líneas de colectivos. El desarraigo se siente, pero al ser que muchos estudiantes vienen de otras ciudades se puede armar un lindo grupo. Creo que es importante socializar, conocer gente, para no sentirse solo”, subrayó.
Marcela Figueredo tiene más experiencia: con 33 años, transita la carrera de Arquitectura (3er. año) que se dicta en la UNL. También es del interior, oriunda de Pilar. “Organizarme con las materias y acostumbrarme a los horarios de cursado fue lo más complicado. Lo bueno es que en el transcurso de la carrera vas ‘enganchando’ y conociendo un montón de gente nueva que te ayuda. Es bueno socializar”, dijo.
Para la estudiante, la clave para un ingresante es “pedir ayuda siempre”. “Apoyarse en el centro de estudiantes para despejar dudas es la mejor opción. Y preguntar todo, porque los chicos saben orientar en aspectos académicos y administrativos. Es un trabajo muy importante el que hacen, porque saben acompañar, ya que son pares de los alumnos”, resaltó.
No tener vergüenza
Ya en el 3er. año de su carrera (Diseño Industrial), Gonzalo Basso (22), de Gobernador Crespo, consideró que la principal dificultad en el comienzo fue el taller introductorio del curso de ingreso “fue la etapa donde te tenés que conocer a vos mismo y vas viendo la forma de pensar de tus compañeros. Es una presión bastante importante, pero se soluciona con dedicación”, aseguró.
“¿Qué le diría yo a un ingresante? No tener vergüenza a nada. Preguntar de todo a todos y, estudie lo que se estudie, que se haga con ganas. Sin ganas no se puede. También buscar integrarse en un buen grupo humano, apoyarse en los profesores, que tienen predisposición para orientar al recién iniciado. Creo que con eso alcanza para seguir con éxito la continuidad de un estudio universitario”, señaló.
“Mandarse de una”
Una mirada más profunda tuvo un estudiante de Sociología del 5º año, Pablo Amsler, santafesino. Opinó que hay muchos factores que inciden: “Primero, la presión para un chico de 17 años de haber elegido una carrera y que ésta sea un proyecto de vida. Por eso hay tantos alumnos del 1er. año que dejan de estudiar o se cambian: es una presión demasiado grande”.
Amsler notó también, respecto de las relaciones sociales, que los chicos del interior tienen mucha unión, pero entre ellos, y no tanto con los santafesinos. “Buscan definir una identidad dentro de un ambiente que quizás sea un poco hostil al principio”, observó. Su recomendación para los nuevos ingresantes fue directa: “Hay que ‘mandarse’ con ganas. Muchos chicos no se mandan para adelante y pierden un año. Preguntar lo que sea, siempre. Por lo general los profesores tienen buena onda, aunque no todos tienen la debida predisposición”.
“Además, la estructura burocrática de una facultad tiende a ser un poco excluyente. Por eso, hay que mandarse para agarrarle la vuelta y encarar las cosas. Que los nervios no sean impedimento: si un chico se prepara bien para un final, que se presente a rendir sin miedo. A lo sumo se lo bochará. Yo vi muchos compañeros frustrados por haber rendido mal. Pero siempre hay otra oportunidad, una revancha”, cerró.
"El desarraigo se siente, pero al ser que muchos estudiantes vienen de otras ciudades, se puede armar un lindo grupo. Creo que es importante socializar, conocer gente para no sentirse solo”. Matías Moore - Estudiante de Bioquímica
"Apoyarse en el centro de estudiantes para despejar dudas es la mejor opción. Y preguntar todo siempre, porque los chicos saben orientar en aspectos académicos y administrativos”. Marcela Figueredo - Estudiante de Arquitectura
"No tener vergüenza a nada. Preguntar de todo a todos y, sea la carrera que se estudie, que se estudie con ganas. Sin ganas no se puede. Hay que buscar integrarse en buen grupo humano”. Gonzalo Basso - Estudiante de Diseño Industrial
"Hay que ‘mandarse’. Hay muchos chicos que no se ‘mandan’ para adelante y pierden un año. Consultar lo que sea siempre. Y que los nervios nunca sean un impedimiento al momento de ir a rendir”. Pablo Amsler - Estudiante de Sociología