Luis Amsler y Sergio Ferrer
[email protected]
Lo aseguran referentes del sector, en comparación con el movimiento durante 2015. La actividad se resintió y algunos hablan de una crisis “muy marcada”. Aún así, existen buenas expectativas para la temporada de verano.
Luis Amsler y Sergio Ferrer
[email protected]
Este último año, la actividad en el rubro gastronómico en Santo Tomé bajó sus ventas y se resintió. Éstos son algunos de los aspectos emergentes del sondeo realizado por El Litoral en varios bares y comedores santotomesinos. “En comparación a lo que fue el año pasado, en 2016 entró entre un 30 y un 35 por ciento menos de clientes al local. La demanda cayó bastante”, expresó el administrador de Capisci (bar ubicado en Hernandarias y Castelli), tras chequear sus propios datos.
“Preferimos medir ese factor, es decir el de la gente ingresada, porque con los movimientos económicos que hubo en estos tiempos es posible que se esté vendiendo más, pero ganando menos, por lo que lo más atinado es medir aquel índice”, aclaró el propietario de este comercio, el que, además de ofrecer sus comodidades para sentarse a disfrutar, también brinda el servicio de delivery.
En sintonía con el responsable de Capisci opinó Andrés Susmann, dueño de un comedor con más de doce años de trayectoria, Bizarro, que está situado en la tradicional esquina noreste de avenida 7 de Marzo y Maciá. “Creo que hubo una merma de ventas que oscila entre un 20 y un 30 por ciento; en lo referido a precios todo ha subido mucho y como contracara, las ventas cayeron a causa de ese incremento de costos de la materia prima y de los servicios”, sostuvo el comerciante.
“Lo que se puede percibir, de un año al otro, es que antes las familias salían a comer afuera al menos una vez por semana, mientras que ahora lo hacen una vez al mes, con suerte, ya que les resulta muy costoso”, añadió. “Lo mismo sucede con los clientes fijos que venían frecuentemente. En la actualidad es diferente, ya no lo hacen con tanta asiduidad”, ejemplificó Susmann.
Similar posición dejó de manifiesto Germán Neder, quien lleva adelante la administración de Parador 459 Restó Bar, ubicado en avenida Luján 4203. “En comparación con 2015, los precios son muy diferentes, principalmente porque hubo muchos incrementos, tanto en la materia prima como carnes, viáticos y demás; calculo que del año pasado a esta parte hubo incrementos de hasta un 50 por ciento”, estimó Neder, sin dejar de mencionar que uno de los factores que más afectó el movimiento del sector fueron las bajas temperaturas, que se prolongaron más de lo acostumbrado.
“Sin lugar a dudas el invierno nos fue muy desfavorable; si bien suelen ser duros, este año fue peor puesto que usualmente se dan sólo unas pocas semanas de bajas temperaturas intensas y podemos pilotear la situación, pero este 2016 duró meses a todo esto se le sumaron las intensas precipitaciones, que también se extendieron por mucho tiempo”, afirmó Germán.
Hay que pasar el invierno
“En nuestro restaurante, para paliar lo que fue el invierno y la situación económica general recurrimos a promociones, pero estamos confiados de que ahora que se viene la temporada de verano y el calor la cosa va a ser diferente”, anheló el propietario de Parador 459.
Su visión fue ratificada por otro de los consultados, Susmann, quien señaló: “El invierno prolongado fue realmente duro para nosotros ya que ese tipo de clima no ayuda a la ventas; siempre estamos acostumbrados a tener como mucho un mes de invierno, pero este año hubo alrededor de cuatro, lo que no es usual. Eso te hace perder un poco las estadísticas y, hablando en criollo, terminamos saliendo derechos con los ingresos y egresos, bueno, al menos llegamos a pagar todo”. Pese a todo, Andrés se mostró expectante, porque sabe que la parte fuerte de la temporada para ellos “es la que se viene ahora, con el calorcito”.
Desde Capisci, el encargado resaltó: “Creo que hubo una crisis muy marcada, que se percibió desde febrero de este año, con la asunción del nuevo gobierno. Lo digo sin ánimo de hacer política partidaria, porque hubo una devaluación que impactó directamente en el precio de la materia prima. Además, como la gente no había tenido paritarias, nos encontramos con precios altos y un poder adquisitivo atrasado. Y lógico, lo primero que hizo el consumidor fue descartar los gustos recreativos, como por ejemplo salir a comer”.
“Ante esta coyuntura compleja —opinó —, decidimos invertir al máximo, porque el cliente ahora estaba en su casa y vos tenías que hacer que elijan salir; fue por ello que pensamos que la única manera de lograr esto era ser comercialmente ‘agresivos’, para brindarle el mayor beneficio al vecino y que no se prive de salir a comer”, indicó luego.
“A mi criterio, claramente hay una crisis en el sector, que al ser de servicios, o de ocio, tiende a descartarse de las opciones de la gente al momento de achicar los gastos; considero esto porque los números son claros: la primera y segunda semana del mes son bárbaras, la gente sale y gasta, pero la tercera y la cuarta son malas, es decir que a la gente les alcanza la plata hasta el 20, fecha en la que tiende a incrementarse el índice de pago con tarjetas de crédito”, señaló el administrador de Capisci.
“Para motivar a la gente que venga a nuestro local o sobrellevar la situación hemos incorporado promociones, como el 2 por 1, los días de descuento o la denominada ‘Ruleta’ (se la hace girar y pueden obtenerse beneficios); lo que buscamos principalmente es que nuestro local esté lleno, porque también es una forma de que los trabajadores del negocios estén más tranquilos, ya que si no hay nadie comiendo, empiezan a preocuparse por su devenir”, acotó. “Además de estas estrategias, también intentamos ser austeros, sin disminuir la calidad del servicio”, añadió.
El calor y el liso, buenos aliados
En cuanto a las expectativas para la temporada que viene, Andrés Susmann cree que son buenas. “A veces uno piensa que puede darse como sucedía hace unos seis o siete años atrás, donde era impresionante la gente que se movilizaba, pero es difícil”, reconoció.
“Santa Fe es muy del liso, por eso en estos días que hizo calor la gente salió más y se trabajó muy bien. Si seguimos así, la cosa va a andar bien”, evaluó Andrés Susmann. “Tenemos clientes de todos lados, vienen de la capital, de San Jerónimo Norte, de San Carlos Centro y de muchas localidades de la región, aunque debemos decir que esa merma que hubo se debe también a que la oferta hoy en Santo Tomé es mucho mayor.
Cuando nosotros abrimos estábamos solos, mientras que ahora hay cinco o seis lugares más; si bien esto no es del todo conveniente, hay que decir que sirve para darle más vida a la ciudad, para que la gente elija quedarse acá y no se vaya a Santa Fe”, remarcó Susmann.
“Por nuestro lado esperamos que con el calor este momento repunte, que haya más movimiento y se recupere la actividad que tuvimos en otros momentos; los días calurosos realmente ayudan a que la gente salga y nos elija, por nuestras característica de patio cervecero, pero a veces la cosa se complica porque llueve. Entonces el vecino prefiere quedarse en su casa”, expresó Germán Neder.
Por su parte, el administrador de Capisci, manifestó: “La temporada viene lenta; lo notamos porque durante la semana alcanzábamos cierta cantidad de cubiertos y ahora todavía no hemos llegado a eso; los fines de semana venimos muy bien, pero la actividad en la semana aún no comenzó a moverse. En la medida que haya buen clima, las expectativas crecen. Confiamos en que sea una buena temporada, pero sabemos que el año que viene va a ser mejor si los precios dejan de subir es decir si se estabilizan los costos y las paritarias cierran bien, la situación puede llegar a encaminarse”.
La visión del Centro Regional del Comercio
Para conocer otra opinión sobre el estado actual del sector gastronómico, en relación al año pasado, El Litoral consultó a Pablo Barbero, comerciante del rubro viajes y turismo, quien preside el Centro Regional del Comercio de Santo Tomé.
En lo esencial, Barbero coincidió con la visión de los referentes del rubro: “Como todo sector comercial, con relación al año pasado, el gastronómico está un poquito por debajo y Santo Tomé no es una isla, está dentro de lo que es el concierto nacional. El de la gastronomía es un sector con una actividad que está realmente muy marcada por ser estacional; no presenta un movimiento de corrido, de lunes a lunes, sino que presenta picos los días viernes, sábados y hasta domingos en algunos casos, pero después durante el resto de la semana se cae y demasiado”.
“En Santo Tomé, vas a cualquier bar o restó de lunes a jueves y no tenés ninguna clase de inconveniente para conseguir mesa, vayas a la hora que vayas”, añadió Barbero.
Después aclaró: “Ahora bien, si vas un viernes, o un sábado por la noche, ahí sí la cosa cambia. Uno podría engañarse y decir: la gente se queja que está todo mal, pero están todos los locales llenos. Yo siempre digo lo mismo: cuando uno se pone a ver la cantidad de cubiertos que tiene la plaza en general, comparada con la cantidad de habitantes que tiene la ciudad, siempre estamos hablando de que es el 1, el 2 o el 3 por ciento de la población la que se puede dar el gusto de ir a comer afuera de casa”.
“Debemos decir que esta merma que hubo se debe también a que la oferta hoy en Santo Tomé es mucho mayor. Cuando nosotros abrimos estábamos solos, mientras que ahora hay cinco o seis lugares más”.
Andrés Susmann, Bar Bizarro
“Por nuestro lado esperamos que con el calor este momento repunte, que haya más movimiento y se recupere la actividad que tuvimos en otros momentos; los días calurosos realmente ayudan a que la gente salga”.
Germán Neder, Parador 459 Resto Bar
“Cuando uno se pone a ver la cantidad de cubiertos que tiene la plaza, comparada con la cantidad de habitantes, siempre estamos hablando de que es el 1, el 2 o el 3 por ciento de la población la que se puede dar el gusto de ir a comer afuera”.
Pablo Barbero, Presidente del Centro Regional del Comercio de Santo Tomé