Como en toda ciudad, los problemas existen. Sin embargo, el hecho de que Santa Fe se convierta esta semana en sede de la XXI Cumbre de Mercociudades, es un hecho importante en el marco de una visión estratégica que apunta a buscar alternativas que permitan enfrentar con éxito los desafíos por venir. Administrar cualquier tipo de organización implica la imperiosa necesidad de adoptar medidas coyunturales. Sin embargo, con esto no alcanza. A la búsqueda de soluciones a problemas cotidianos, se le deben añadir decisiones que permitan pensar en el mediano y largo plazo. Santa Fe no sólo será sede de un encuentro que reunirá a representantes de más de 60 ciudades de Latinoamérica, sino que recibirá también a enviados de Organizaciones Unidas, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), la Cooperación Francesa, la Unión Europea, el Mercosur y la Fundación Rockefeller, entre otros organismos con alcance internacional. Además, hasta el próximo encuentro de Mercociudades que se realizará en un año, Santa Fe presidirá esta organización. No parece poco, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de un lugar de privilegio que en el pasado fue ocupado por verdaderas megalópolis o capitales nacionales. Existen ejemplos claros que reflejan la importancia que reviste la inserción de una ciudad en el plano internacional. En diciembre de 2014, el Fondo Francés para el Ambiente Mundial (Ffem) seleccionó el proyecto santafesino denominado Reserva Natural Urbana y Gestión de Riesgos Climáticos para otorgarle 1 millón de euros destinados a la preservación y reconversión de zonas de reservorios que comprenden 140 hectáreas ubicadas a la vera de la Circunvalación Oeste de la ciudad, entre calles Hernandarias (al norte) e Iturraspe (al sur). El dinero ayuda (el resto de la inversión debe ser encarada con fondos propios), pero quizá lo más importante es que esta decisión permitió el acercamiento y el intercambio de experiencias con ciudades francesas que también vienen trabajando en proyectos de recuperación de espacios públicos. Otro hecho de particular relevancia representó la inclusión de Santa Fe en la red “100 Ciudades Resistentes” (100CR), de la Fundación Rockefeller. A partir de ese momento, se abrieron las puertas de una exclusiva red de ciudades entre las que se cuentan París, Londres y Barcelona, además de Boston, Chicago y Milán, entre otras. De esta manera, Santa Fe accedió a la posibilidad de recibir asesoramiento para definir estrategias y generar equipos destinados a enfrentar los problemas estructurales de la ciudad. 100CR es un proyecto creado en el marco de la Fundación Rockefeller, con una inversión global de 100 millones de dólares que vienen siendo destinados al trabajo conjunto con urbes reconocidas por su compromiso para sobreponerse a los desafíos con los que les toca lidiar. La Cumbre de Mercociudades que se realizará durante esta semana es un hecho importante en sí mismo. Sin embargo, lo fundamental radica en las posibilidades que se abren a futuro. Por eso, más allá de quién gobierne, Santa Fe deberá prepararse para saber aprovecharlas.