Nancy Balza
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En el día de la no violencia contra la mujer, la especialista en temas de género advierte que “la cifra de feminicidios es feroz” y que “cada día es mayor la crueldad por parte de los varones violentos”.
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Eva Giberti es Lic. en Psicología, Asistente Social, Doctora Honoris Causa y docente universitaria. Todo eso, en un muy apretado currículum. Pero es también pionera en el estudio y la divulgación en nuestro país de temas de género, referente para numerosas y numerosos especialistas que se formaron luego con esa perspectiva y fuente de consulta insoslayable cuando se trata de encontrar una respuesta experimentada a un tema, literalmente, de vida o muerte como es la violencia hacia las mujeres.
Sabe mucho de esa materia, tanto que desde 2006 está al frente de la coordinación del programa “Las víctimas contra las violencias”, del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. Hace diez días recibió el premio Konex de Platino en reconocimiento a su trabajo en el campo de Humanidades y, en medio del ajetreo habitual que demanda su profesión y trayectoria, y el que suma por su función en el Ministerio, aceptó un diálogo vía correo electrónico con El Litoral.
- ¿Cuándo comenzó a trabajar en estudios de género? Desde que comenzó con esos estudios, ¿estuvo presente la problemática de la violencia de género?
- Comencé a escribir acerca de temas feministas desde Escuela para Padres, en la década del ‘60 e incluía ejemplos de violencias de género pero aun sin conciencia de la gravedad del problema. En esa época no se la conocía con ese nombre.
Comencé con los estudios del género alrededor de 1970, muy cerca de la instalación del tema, en el Centro de Estudios de la Mujer, donde nos reuníamos psicoanalistas mujeres para cuestionar y estudiar textos freudianos que no se compatibilizaban con los principios del feminismo y por extensión, de los estudios de género.
- ¿Observa que se agravó en los últimos años la manifestación de la violencia hacia las mujeres? ¿O se hizo más visible?
- Es imposible discernir si había más o menos violencia contra las mujeres porque no existen estadísticas para comparar, exceptuando las que informatizamos desde el año 2006 en Ciudad de Buenos Aires con el programa “Las Víctimas contra las Violencias”, del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. Desde esa perspectiva podemos decir que aumentó el número de denuncias, pero no sabemos si había más o menos violencia anteriormente. No es serio plantearse esa perspectiva por falta de datos. Lo que aumentó sin duda es la visibilización del tema, la conciencia del mismo y la decisión de muchas más mujeres de oponerse a dicha violencia. Pero nuestras estadísticas continúan siendo muy significativas: cada día mayor crueldad por parte de los varones violentos en sus ataques.
Las marchas son fundamentales porque no solo evidencian el tema, sirven para que las mujeres se atrevan a consultar y a darse cuenta de que están conviviendo con un sujeto peligroso que podría matarlas”.
- ¿Se avanzó en el abordaje de esta problemática? Si es así, ¿alcanza con estos avances?
- Se avanzó “algo” pero es mínimo al lado de los hechos cotidianos.Tenemos más números de teléfono para recurrir y nuestro programa es mucho más que un número de teléfono: vamos a la casa a buscar a la víctima (dos profesionales y un policía en un auto policial no identificable) y la llevamos a hacer la denuncia. Ese es un avance único en América Latina.
- Hay estadísticas, programas de prevención, capacitación al personal de salud, seguridad, oficinas y cargos específicos, pero los femicidios siguen siendo un hecho prácticamente cotidiano. ¿Qué falta o qué se podría hacer para modificar esta realidad? ¿Tienen efecto positivo las movilizaciones y la viralización de consignas?
- Las estadísticas son escasas y hay diferencias entre ellas.Según sea la metodología que se utilice. Lo que es seguro es que una más o una menos la cifra de feminicidios es feroz. Las marchas son fundamentales porque no solo evidencian el tema, sirven para que las mujeres se atrevan a consultar y a darse cuenta de que están conviviendo con un sujeto peligroso que podría matarlas.
- ¿Es un tema de sanción o de cambio cultural el que hay que modificar?
- El deseo de matar se encuentra en los varones violentos mucho más organizado y potente que en otros varones. Es una adquisición cultural propia del machismo y del patriarcado.
- ¿Qué opina de quienes advierten sobre una conducta ‘imitativa‘ de los femicidas, basada en la difusión de los medios sobre los casos?
- Pienso que se trata de procesos que responden a la inspiración por parte de quien ya lleva consigo el deseo de matar. Se inspira con los modelos de otros que les sirven como soporte para su deseo de matar que, previamente, se expresó en amenazas de muerte como lo evidenciamos en todos los casos que conocemos; cercanas al homicidio o lejanas, pero siempre estuvieron allí. Es una inspiración. Los procesos imitativos son muy complejos psíquicamente, lo mismo que las identificaciones. Yo prefiero hablar de inspiración apoyada sobre el deseo de matar propio de ese sujeto que no tolera -así como otros varones- el poder creciente de las mujeres y además precisa gozar con el derramamiento de sangre, con la victimización de esa mujer.
EL PROGRAMA
Para conocer más sobre el programa que coordina Eva Giberti en el marco del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación:
http://www.jus.gob.ar/atencion-al-ciudadano/atencion-a-las-victimas.aspx