Más de la mitad de la población mundial vive en ciudades; en América Latina el porcentaje de urbanización es todavía mayor y se estima que poco después de promediar el siglo XXI, esa cifra se duplicará. Con este diagnóstico como punto de partida es posible analizar el rol que tienen los centros urbanos en el contexto mundial y anticipar que su protagonismo, tanto por los desafíos como por las oportunidades que plantea, no tiene vuelta atrás. El lugar destacado de los municipios en el contexto global es indudable y así queda expuesto en los foros y debates que se desarrollan alrededor del mundo, y que en los últimos días tuvieron como escenario a la capital santafesina en el marco de la XXI Cumbre de Mercociudades, donde se discutió sobre desarrollo, resiliencia, sostenibilidad y planificación, pero también sobre el financiamiento para responder a una demanda cada vez mayor de la población. Es que, lejos de las tradicionales funciones de alumbrado, barrido y limpieza que se asignaban a los gobiernos locales décadas atrás, la ciudadanía demanda respuestas inmediatas a problemas cada vez más complejos. Por otra parte, la descentralización de políticas desde el gobierno nacional a las provincias, y desde éstas a los municipios, motivan una mayor presencia en temas de alto impacto como salud, transporte, seguridad, gestión de residuos, educación y trabajo. Esta complejidad en la atención de una mayor demanda supone la necesidad de contar con más recursos y nuevas estrategias. Desde el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) se advierte sobre el incremento del empleo público desde hace más de una década, con una evolución que no es lineal sino que tiene mayor preponderancia en los gobiernos provinciales y locales, circunstancia que se explica precisamente por este mayor protagonismo. La autonomía municipal es uno de los temas que se debaten por estos días en el marco de la reforma constitucional que lleva adelante el gobierno provincial. No es para menos: además de la necesidad de establecer un marco jurídico que refleje apropiadamente la importancia estratégica de las gestiones municipales y canalice su accionar por vías más adecuadas a la naturaleza de su cometido e incumbencias, es una materia en la cual la provincia de Santa Fe se encuentra en deuda con lo dispuesto por la Constitución Nacional de 1994, en su artículo 123: las autonomías municipales estaban previstas en la Constitución de 1921 y también en las Cartas Orgánicas de las ciudades de Santa Fe y Rosario. En este marco asume un rol trascendental la capacitación de los agentes municipales y comunales, y así lo reflejan los programas dedicados a ello, que no sólo deben garantizar la cada vez más necesaria idoneidad, sin también ponerse a tono de la dimensión de la agenda que los comprende. En definitiva, se trata de un modelo de sociedad que requiere ser asumido de manera cabal, que entraña un desafío al que las estructuras institucionales, normativas y humanas deben dar la debida respuesta. Pero a la vez abre todo un espectro de posibilidades que merecen ser aprovechadas.