Por Remo Erdosain
Por Remo Erdosain
—¿Alguien se puede sorprender de que un gobierno que vivió truchando los números y que todo lo que tocó, corrompió y llenó de estiércol, decida hacer trampas con las pruebas Pisa? -pregunta Abel.
—Fue un error administrativo. No exageren, el propio gobierno de Macri así lo reconoció -explica José.
—No reconoció nada -refuta Abel- trató de dar una explicación diplomática para suavizar el papelón que pasamos en el mundo.
—Lo que yo sí creo -dice Marcial- es que el gobierno de Macri se está pasando de diplomático.
—¡Epa, Marcial! -exclama José- es la primera vez que te oigo criticar a este gobierno.
—No es la primera vez y no importa, pero si lo tengo que criticar lo critico, yo no soy alcahuete ni verticalista ni chupamedias, en definitiva no soy peronista, porque reivindico mi libertad individual.
—Ya está el gorila.
—Llámame como quieras; lo que digo, de todos modos, es que no entiendo por qué Macri hace tantas concesiones a los jefes piqueteros; concesiones que según se observa no sirven para nada porque lo están abollando a cortes de ruta.
—Eso es cierto -observo- desde que Macri asumió la presidencia, le metieron cerca de seis mil cortes en provincia de Buenos Aires y Capital.
—Es una joda -observa Abel-, pone la plata que no hay y se endeuda para darle planes sociales a estos malandras.
—Son compañeros con necesidades.
—No sé si están tan necesitados, pero yo no me refiero a ellos, me refiero a los malandras que dicen representarlos: D’Elía, Pérsico, Navarro, vividores, mangueros, desestabilizadores, atorrantes -concluye Marcial.
—Yo no sería tan duro -digo- pero lo cierto es que si es verdad que los argentinos somos los inventores del dulce de leche, ahora habría que agregar el invento de los piquetes, el único país en el mundo que practica alegremente esta salvajada.
—Y no sólo la practican hasta el abuso, sino que además quieren sindicalizarse, disponer de obra social...
—No sé qué tiene de malo el ejercicio de esos derechos -protesta José.
—Tiene de malo -explica Abel- que para disponer de obra social hay que pagar aportes, que para estar en un sindicato hay que trabajar, una actividad a la que muchos de estos muchachos le tienen miedo como Drácula a los crucifijos; y que para organizar un gremio hay que saber quiénes son los afiliados y aquí nada de eso existe.
—Lo más grave -digo- es esta idea de congelar a los desocupados en su condición de desocupados; eso es terrible, porque se supone que los desocupados son temporarios.
—Es lo que se supone -observa Marcial.
—No está mal suponerlo -agrega José- porque no hay reactivación económica en el horizonte.
—Y va a ser muy difícil que la haya si los peronistas reclaman subsidios para todo.
—No nos echen la culpa a nosotros de sus propios errores e incompetencias.
—Culpa o no, no se puede vivir de joda, parando todos los días, paralizando el tráfico, pidiendo planes sociales a troche y moche... y al mismo tiempo exigiendo reactivación económica.
—Ahora, resulta que tampoco están de acuerdo con los planes sociales.
—Yo estoy de acuerdo en ayudar a gente necesitada, pero no a financiar vagos y mal entretenidos y, mucho menos engordar a los atorrantes que se presentan como líderes piqueteros. ¿O vamos a descubrir la pólvora diciendo que una de las plagas de este bendito país son los hijos de su madre que viven de la pobreza; es más, que se hacen millonarios especulando con la pobreza y presentándose como abanderados de los pobres?
—¿Saben cuál es el problema de los gorilas? -acusa José- que están convencidos de que los pobres lo son porque son vagos y no les gusta trabajar.
—Yo no digo eso -se ataja Marcial- pero convengamos que hay varios que han descubierto que pueden vivir sin trabajar o vivir del trabajo de otros y todo eso en nombre de la Justicia Social.
—Yo no pienso exactamente así -digo- pero me gustaría saber, por ejemplo, respecto de los planes sociales, ¿por qué se los dan para que los administren los jefes piqueteros y no los distribuye el Estado a través de un organigrama trasparente? Porque si no es la joda; los jefes piqueteros disfrutan de la administración de recursos sobre los que no rinden cuentas, manotean los planes y los reparten entre sus amigos y sus incondicionales exigiendo, a cambio, la sumisión política y la participación en los cortes de ruta...
—Insisto -dice Marcial- yo creo que el gobierno escupe para arriba en este tema; financia a los piqueteros quienes para poder seguir siendo tales deben continuar precisamente haciendo piquetes, además de preocuparse para que cada vez haya más desocupados e indigentes porque bueno, los muchachos viven de eso y en esta vida nadie quiere dejar de vivir de aquello que le da muy buenas ganancias.
—Lo de Milagro Sala en ese sentido es aleccionador -observa Abel.
—Lo que es aleccionador es el pedido de la Cidh y las Naciones Unidas reclamando la libertad de la compañera.
—Tu compañera -refuta Abel- está en cana por asociación ilícita, extorsión y hasta creo que le imputan un par de boletas que cometieron en nombre de la causa nacional y popular.
—Yo -dice Marcial- me voy a permitir en este caso en coincidir con el compañero José.
Todos lo miramos asombrados.
—En efecto, yo creo que atendiendo a cómo se presentan las cosas, Milagro Sala e incluso el compañero Lázaro Báez deberían estar disfrutando de una merecida libertad.
—Vos estás mamado -le dice Abel.
—Nunca estuve tan sobrio y lúcido -responde Marcial- y mi razonamiento es muy sencillo, hasta elemental. Digo por lo tanto: si la Señora o Cristina Elisabeth, para ser más preciso, está en libertad con todas las pruebas que existen acerca de su comportamiento corrupto y hasta mafioso, no se justifica que esté en cana Milagro Sala que, comparada con la Señora, es apenas una mechera de tienda. Terminantemente, digo entonces: si la van a dejar afuera a “La que te dije”, Sala, Báez, Jaime y hasta Robledo Puch merecen la libertad.
—Siempre exagerado; la Señora está en libertad -explico- porque todavía no fue condenada.
—Milagro Sala tampoco.
—Claro, porque se entiende que si alguien puede fugarse o perjudicar con sus actividades la investigación se le puede declarar la prisión preventiva.
—Repito mi pregunta: ¿por qué Sala está presa y no la Señora?
—Porque Sala se podría fugar y la Señora no.
—No me consta.
—Pero además, porque Sala puede ejercer presiones e intimidaciones y la Señora no.
—En este caso sí me consta, pero al revés de lo que ustedes creen. Si Sala está presa por las presiones que puede ejercer, “La que te dije” debería ya estar con cadena perpetua. ¿O ustedes creen que ella no presiona a la Justicia, a los legisladores, a la propia opinión pública? Apretadores profesionales, extorsionadores por vocación, saqueadores de recursos públicos, depredadores de conciencias y bolsillos, resulta que ahora no pueden ejercer presiones... no jodamos, si Sala está detenida, la Señora debería estar en cana hace rato y como eso no se da es que postuló la libertad de Sala en nombre de la Justicia.