Roberto Maurer
Roberto Maurer
“Hacelo feliz” nació como la pausa del miércoles en la semana de “Bailando por un sueño” y en reemplazo de “El argentino más inteligente”, el fracaso de Jorge Lanata. Es un reality conducido por el adaptable Guido Kaczka donde los argentinos no compiten con la inteligencia sino imitando a cantantes populares de todos los tiempos. Como era de esperar, algunos resultados han sido artísticamente desastrosos, o sea que uno de los tantos rostros del morbo está presente para alegría de la casa.
El ciclo cerró el año con una emisión especial titulada “Cantá con tu ídolo”, donde los participantes ya no solamente emularon a sus héroes musicales, sino que los elegidos por la fama intervinieron junto a ellos. Fue la última idea novedosa de la televisión de 2016, que no será sucedida como en viejos tiempos por una pantalla de vacaciones: los canales se preparan para competir con algunas producciones ambiciosas.
El viejo escenario del 2016
Los ricos que no piden permiso ya se habían retirado con la frente en alto en tanto gozaron de un rating honroso con esos personajes que corrían detrás de las mucamas para tocarlas de atrás, en lugar de prestarle más atención al manantial que garantizaba la vida eterna, mientras en la vereda de enfrente Moisés siguió con la firmeza y el respaldo del mandato divino, Los Simpsons fueron lo más visto de la Nochebuena, y se desmantelaba el sueño de Tinelli.
Luego de asociarse con un par de filibusteros, Tinelli les vendió su parte y dejó Ideas del Sur a los nuevos dueños, que en estos días procedieron a despedir al personal y a deshacerse de las escenografías, entre ellas algunas alquiladas por el canal América para programas a estrenar en enero. Además, anuncian demandas penales contra Tinelli y son los titulares del contrato con El Trece para la próxima temporada.
El cuadro de final de año se completó con un mensaje donde se expresaba que la televisón argentina era aburrida. No sería una opinión novedosa si no hubiera llegado desde el más allá: estaba firmada por Ricardo Fort que, como es público, ya no nos acompaña en este valle de lágrimas y risas desde hace tres años. Apareció en su página abierta de la web donde, además sus fans han creado un santuario virtual. Los posteos en vida del excéntrico heredero fueron siendo convertidos por sus admiradores en frases útiles para desentrañar los misterios de la vida. El último tuit del inesperado guía espiritual fue tres días antes de morir y la cuenta se reactivó con este nuevo mensaje de ultratumba, donde se disculpa por su ausencia y la atribuye a problemas con la señal de Movistar. “Qué aburrida está la televisión sin mí, les dije que el tren Fort pasa una sola vez”, señala con fecha del Día de los Inocentes.
Refugios del mundo real
En cuanto a la nueva modalidad introducida en “Hacelo feliz”, consiste en refinar el tormento al cual se somete al participante, es decir, la exposición pública al ridículo de los cantores aficionados. Los ídolos elegidos para el debut fueron Tini Stoessel y Luciano Pereyra, ella, de largo, alta y esbelta, y él, comprador y con vaquero remendado. Se trata de que la estrella cante y oficie de coach de dos fanáticas o fanáticos que primero cuentan sus historias de vida. Las chicas de Tini Stoessel revelaron sus dramas, en un caso la muerte de un hermano y en el otro el sobrepeso, la lucha con una dieta y un padre que abusó de la hermana. Los dos jóvenes que formaron equipo con Luciano Pereyra fueron un contador recién recibido de Venado Tuerto que se pegó una piña y el auto le cayó encima, un accidente que puede ser mejor sobrellevado que la compasión que inspira su compañero imitando a Freddy Mercuri.
Los ídolos se van borrando y los cuatro competidores quedan al desnudo en una maratón de ritmos y géneros que hasta incluyen el tango, con acompañamientos instrumentales pobres, y sus limitaciones artísticas en grotesca evidencia.
Los cuatro inocentes declararon que en la canción encuentran refugio ante los maltratos de la existencia. Uno de esos maltratos se los procura la tele.