De la Redacción de El Litoral
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Varios proyectos de mejoras en ese distrito abrieron una fuerte discusión entre justicialistas y radicales.
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Fernando Fleitas pide la palabra desde su banca y muestra fotos. Son de una esquina de Santa Rosa de Lima donde se ve una boca de tormenta colapsada; luego, otra de un minibasural a cielo abierto. “Las condiciones en que se encuentra ese barrio son deplorables”, consideró el edil opositor del bloque PJ / Santa Fe es una Sola. Siguió la imagen de un caño roto del que salía agua a borbotones. “Sabemos que el dengue es un peligro inminente. Hay varios sectores con este problema desde hace mucho”.
Era la última sesión del Concejo. Todo recién empezaba y parecía que esa intervención de Fleitas iba a pasar desapercibida. “Hoy nos vamos rápido”, se entusiasmó un cronista con gesto de todo el cansancio de 2016 acumulado en la cara. Pero no: la cosa recién empezaba y se iba a dar un debate de hora y media, sólo sobre el estado de ese populoso barrio del oeste. Pero además, que iba a dejar al desnudo las tensiones entre radicales y justicialistas.
Esa intervención del edil opositor era su fundamentación de tres resoluciones que habían ingresado, se trataron y aprobaron sobre tablas. Se trataba de sendos pedidos al Ejecutivo por trabajos varios el Santa Rosa, como limpieza y desobstrucción de desagües y bocas de tormenta en varios sectores, una intimación para que la Línea 18 ingrese a Santa Rosa de Lima entre las 22 y las 5, tareas en calles varias, limpieza de las zanjas, etc.
“Ruleta rusa”
“Los vecinos estamos viviendo en los barrios una situación de inseguridad permanente: esto parece una ruleta rusa que va girando y nos va tocando uno por uno. No sólo con el tema de la inseguridad (Fleitas padeció un robo en su domicilio hace poco tiempo), sino además con el tema del agua potable. Es necesario que desde el Ejecutivo se tomen decisiones correctas”, reclamó.
“Esperamos que el intendente haga caso a estos pedidos, y que no caigan en letra muerta. Porque el Concejo es caja de resonancia de los vecinos, quienes necesitan respuestas urgentes”, espetó Juan J. Saleme. “El Ejecutivo ha venido todo el año desdibujando el trabajo de los concejales, haciendo que todos los reclamos caigan en saco roto”, remató.
El mercurio del termómetro político iba subiendo en el recinto de Salta al 2900. Desde el interbloque oficialista salió al cruce la radical Rossana Ingaramo. “Hablemos un poco de historia, y de memoria... En 2007, cuando asume como intendente (Mario) Barletta, el principal desafío fue activar el Promeba (Programa de Mejoramiento de Barrios). Ese programa, donde participaron las vecinales, había quedado abandonado producto de la desidia del gobierno local anterior (justicialista) y de la Nación”.
“Nos llevó dos años destrabar y poner en marcha ese programa, y hoy ya vamos por el Promeba IV: ya hubo muchas intervenciones en Chalet, en San Lorenzo. Y en septiembre se abrió la última licitación del Promeba actual (de más de $ 80 millones) para desagües pluviales, cordones cuneta, cloacas y pavimentación, etc., sólo para Santa Rosa de Lima. Esto fue producto de las gestiones del intendente (José) Corral y de la comunidad”, defendió la edil.
Termómetro
Ya a estas alturas, los ánimos estaban caldeados: El “hoy nos vamos rápido” del cronista cansado se convirtió en un lánguido “no nos vamos más”. “Por favor señores, hablemos del presente, no del pasado ni del futuro. Y menos de las promesas. Por ejemplo, la Mediateca de Santa Rosa está en veremos...”, chicaneó Saleme, ya con su micrófono que tronaba.
Carlos Suárez, también radical, no se calló nada: “No puedo pasar por alto la actitud de algunos concejales (de la oposición) que pretenden decirnos qué rol tenemos que jugar, o qué cosas tenemos que decir o hacer. Es difícil de compatibilizar (esa actitud) con la democracia. El FPCyS vino a rescatar a una ciudad que estaba sumida en lo profundo”.
“Y han sido los barrios del oeste -siguió- aún con problemas por resolver, quienes más rápidamente sintieron el impacto de las políticas urgentes que se desarrollaron estos últimos años. Hoy los problemas están muy mitigados”, defendió Suárez la postura de su interbloque oficialista. “Pero la verdad -y aquí terminó de subir a lo más alto el termómetro- todavía no pudimos revertir el descalabro de los 25 años anteriores. Y esto hay que decirlo”, retrucó, con su rostro ya enrojecido. Aludía a la época en que el justicialismo estaba en el poder.
“Suárez habla de los 25 años pasados. Pero que a 10 años de la gestión de Barletta y Corral, que hablen de la ‘herencia recibida’ es cuanto menos arriesgado. Quisiera que hablen de los últimos 10 años. ¿Qué pasó con la Bomba Cero, que se cayó la licitación”, espetó Saleme.
Debate
Fleitas quiso traer al llano la áspera discusión: “Hablamos del sentido común. Nos estamos yendo a una discusión política, pero mi planteo es más simple: es mandar una máquina para que desobstruya zanjas, que se arreglen desagües. Es simple: son cuestiones urgentes que necesitan de soluciones urgentes”.
Pero la vena política había podido más. Hasta Leandro González, que presidía la sesión, pidió una banca para hablar. Se retrotrajo al anillo de defensa faltante y la inundación del 2003. Y así, dilatado por largo el debate, con dos vecinos de Santa Rosa en las barras que escuchaban atentos todo lo que se decía, fueron testigos de las tensiones entre oficialismo y oposición desnudadas sin filtros.