Mario Cáffaro
Mario Cáffaro
“Frente a la evidencia potencial de los efectos devastadores del cambio climático en la población santafesina, en los ecosistemas regionales y, particularmente, en el desarrollo del sector agropecuario, presentamos este proyecto” que propone “establecer como política pública de la provincia de Santa Fe un Programa Estratégico sobre Cambio Climático” donde las modalidades, funciones y objetivos se establecían en los artículos que lo conformaban.
El proyecto fue ingresado en la Cámara de Diputados el 27 de noviembre de 2008 con la firma del radical Santiago Mascheroni. Tuvo dictámenes en dos comisiones pero nunca llegó al recinto. El legislador insistió en presentarlo en 2012 pero no fue despachado por la Comisión de Obras Públicas.
El ejemplo tal vez sirva para ilustrar la desatención del Estado santafesino y de la dirigencia política ante el cambio de comportamiento del clima con sus efectos sobre el sistema productivo y sobre sus poblaciones. El proyecto no habría solucionado un complejo sistema que rebasa a la provincia, pero sí llamaba a abrir líneas de trabajo.
En estos días, el gobernador Miguel Lifschitz anunció que convocará a expertos en materia climática e hidráulica y se quejó de los pronósticos erráticos, que vaticinaban “una primavera y verano secos por el fenómeno de La Niña”. Reconoció que las condiciones del clima cambian y cambia el régimen de lluvia. “Necesitamos analizar esta situación y ver cómo prevenimos este tipo de fenómenos para anticiparnos a estas situaciones tan graves”, subrayó.
Desde el Instituto Nacional del Agua, el director regional Carlos Paoli marcó que en los últimos 20 años hay una mayor frecuencia de tormentas intensas y cuando ocurren son devastadoras. Recordó que la provincia tiene un plan director de recursos hídricos especialmente en lo que termina abasteciendo al río Salado. De todas maneras, recomendó buscar soluciones de equilibrio en el territorio entre canalizaciones y almacenamiento de agua.
En menos de un año, la provincia padeció varios fenómenos meteorológicos intensos y en abril gran parte del territorio se anegó. El fenómeno actual está más localizado en el cordón oeste y no son pocos los expertos que vaticinan otra masiva liquidación de tambos especialmente en el departamento Castellanos, eje de la cuenca lechera.
Los caminos de tierra o los enripiados se han transformado en canales y no pocas explotaciones y localidades quedaron aislados por vía terrestre. La desazón es muy grande y se teme que muchos pequeños productores no puedan reponerse del nuevo sablazo climático. Algunos se quejan del ingreso de aguas cordobesas; otros, de la falta de canalización adecuada, y son constantes las peleas entre productores abriendo zanjas para sacarse el agua.
El Presupuesto 2017, en su parte analítica, tiene asignadas partidas simbólicas para la mayoría de las obras hídricas de los departamentos Castellanos y Las Colonias. A modo de ejemplo, la readecuación del Vila-Cululú tiene previstos 10.000 pesos. Una cifra similar para canales en Providencia, San Carlos Norte, Empalme San Carlos.
El gobierno provincial tiene en marcha un ambicioso programa de obras públicas incluso utilizando créditos externos. El enunciado de obras en lo que hace a desagües y defensas prevé 74 millones de dólares aunque no trabajos en la zona ahora anegada.
Santa Fe perdió demasiado tiempo. Alertas no faltaron. Los productores pedirán al gobernador que se dejen de lados las nimiedades políticas y se piense en políticas de Estado que signifiquen preparar el territorio para lo que viene sobre la base de lo que vino. Es el gran desafío que debe encarar la dirigencia local sin pensar en mezquindades.