Juan Ignacio Novak
Interpretó con autenticidad a villanos, guerreros y soldados. Pero también realizó en “Marty” (1955) el retrato más sensible de la historia del cine de un hombre común, tímido y bonachón, que busca el amor. Falleció el 8 de julio de 2012 a los 95 años, con un legado de 145 películas.
Juan Ignacio Novak
Mantuvo peleas memorables con Frank Sinatra y Spencer Tracy. Fue centurión romano, rey vikingo, coronel del ejército aliado en la Segunda Guerra Mundial, ladrón de bancos del Oeste, terrateniente, maquinista y taxista en una Nueva York convertida en presidio a cielo abierto. Hasta sobrevivió al riguroso desierto del Sahara y al hundimiento del “Poseidón”. El actor Ernest Borgnine, que hubiera cumplido 100 años este 24 de enero, fue uno de los rostros conocidos del cine norteamericano entre los ‘50 y los ‘70 sin haber tenido casi ningún papel protagónico, ya que su physique du rol lo confinó muchas veces a componer a hombres rudos y peleadores o directamente villanos sin dobleces. Sin embargo, el personaje que le valió su único Oscar fue el de Marty Pilleti, un tosco carnicero italoamericano de probada benevolencia, que busca una pareja con quien compartir su modesto futuro y finalmente se enamora de una dulce maestra de escuela, en contra de los deseos de su posesiva madre y sus amigos.
Borgnine arrancó su carrera en el cine cuando ya había pasado los 30 años. Su primer trabajo de peso fue en “De aquí a la eternidad” (1953), bajo las órdenes de Fred Zinnemann. El desafío era grande: debió sumarse a un elenco estelar con Burt Lancaster, Montgomery Clift, Deborah Kerr y Donna Reed. En esta película sobre la vida en la base militar de Pearl Harbor en 1941, durante el ataque de los japoneses, le tocó encarnar al sargento “Fatso” Judson, que se pelea a punta de cuchillo nada menos que con Frank Sinatra. Su convincente actuación le abrió camino en una industria difícil y apenas dos años después le llegó la consagración a través de “Marty” (1955) del debutante Delbert Mann, que se quedó con cuatro Oscar, entre ellos mejor película, director, actor (para Borgnine) y guión.
El mismo año intervino en la oscura “Conspiración de silencio” de John Sturges, donde participó junto a Spencer Tracy en una escena que se hizo famosa. Es así: Tracy interpreta a un hombre manco que llega a un pueblito para buscar a un ganadero japonés cuyo hijo le salvó la vida en la guerra. Rápidamente advierte que no es bienvenido en el lugar. Ingresa al bar y un grandote agresivo llamado Coley Trimble (Borgnine) le sale al cruce y lo empieza a fastidiar, hasta que intenta golpearlo. Y entonces Tracy, sin que se le mueva el sombrero, lo deja fuera de combate con una serie de rápidos pases de karate.
Venganza y aventura
Después encarnó a un terrateniente con ansias de venganza en “Jubal” (1956) de Delmer Daves, inspirado en el Otelo de Shakespeare; al rey Ragnar en “The Vikings” (1958), de Richard Fleischer, donde trabajaron las estrellas Kirk Douglas, Tony Curtis y Janet Leigh; a Lucius en la superproducción “Barrabás”, también de Fleischer, con Anthony Quinn como el criminal indultado por Poncio Pilatos en lugar de Jesucristo y a Trucker Cobb en “El vuelo del Fénix” (1965) de Robert Aldrich, con James Stewart y Richard Attenborough en los roles centrales.
Pero fue en 1967, también junto a Aldrich (un director que valoraba mucho las posibilidades interpretativas de Borgnine) cuando integró el reparto de la mítica “Doce del patíbulo” (1967). Interpreta al general Worden, que tiene que lidiar con las acciones poco convencionales, pero efectivas, del comandante Reisman (Lee Marvin). También insufló con su robusta presencia a personajes notables a principios de los ‘70: el teniente Mike Rogo en “La aventura del Poseidón” (1972) de Ronald Neame, y el despiadado Shack, conductor de trenes de “El emperador del norte” (1973). En este film despliega un duelo interpretativo inolvidable con Lee Marvin. A principios de los ‘80 interpretó en “Escape de Nueva York” al taxista Cabbie, que conduce a “Snake” Plissken (Kurt Russell) por las calles devastadas de un Manhattan distópico convertido en una cárcel de alta seguridad. Más tarde intervino en series televisivas como “Lobo del Aire”.
Western
Rastrear la huella que dejó impresa Borgnine en el cine estadounidense implica un necesario buceo por la historia del western, el género por excelencia. En “Vera Cruz” (1954), de Robert Aldrich, integró un plantel de actores encabezado por Gary Cooper y Burt Lancaster. Después intervino en “Johnny Guitar” (1954) un trabajo atípico de Nicholas Ray, con una mujer (Joan Crawford) como protagonista, en el recordado papel de Vienna, propietaria de un salón del Oeste.
También trabajó en “Hannie Caulder” (1971) de Burt Kennedy, con Raquel Welch y Christopher Lee y “The Revengers” (1972) de Daniel Mann. Pero su labor más recordada dentro del género fue la que realizó en “La pandilla salvaje” (1969) bajo las órdenes de Sam Peckinpah, donde interpreta al fiel Dutch Engstrom, integrante de un grupo de ladrones de bancos que sigue a su jefe (William Holden) hasta las últimas consecuencias cuando se cruzan con el ejército mexicano.
La fama de Borgnine se puede medir en su participación en la serie de dibujos animados “Los Simpson”, que desde sus inicios se caracterizó por sus referencias a la cultura popular. En el episodio 8 de la temporada 4 que lleva por título “Explorador de incógnito”, aparece como uno de los personajes secundarios, al que Homero le roba el cortaplumas durante una excursión. El propio actor, ya entonces veterano, prestó su voz para esta divertida parodia.
El Oscar
Cuando obtuvo su primer y único Oscar, en 1955, Ernest Borgnine venció en la categoría Mejor Actor a estrellas de la época como Spencer Tracy, James Dean, James Cagney y Frank Sinatra.