Enrique Cruz (h)
Los dirigentes de Unión resolvieron tapar el foso ubicado en el sector de Cándido Pujato. Problemas estructurales, escasa utilidad y contar con más lugar, son algunas de las razones para esta nueva obra.
Enrique Cruz (h)
En algún momento, ese sector de Cándido Pujato se denominó “de los pinos”. Más acá en el tiempo (hasta 1976), había dos tribunas: una era grande de madera (sobre el sector que daba a la redonda) y otra más pequeña, la mitad inferior de material y la mitad superior de madera (ubicada en el sector de Cándido Pujato más cercana a la cabecera este).
El ascenso de 1974 y la gran campaña de 1975 envalentaron a aquella comisión directiva que tenía al doctor Super Manuel Corral como presidente, para hacer una necesaria remodelación del estadio. La tribuna redonda era popular, pero su estructura ya empezaba a sufrir el implacable paso del tiempo. Había que remodelarla o convertirla en platea. Y la apuesta fue grande: basta de tribunas de madera, todo cemento, más plateas para recaudar y darle comodidad a la gente, nueva iluminación y foso en todo el perímetro del estadio.
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El estadio cambió su fisonomía y ésta se mantuvo hasta estos días, apenas con algunos cambios (el codo del sector de damas que construyó Malvicino y las últimas remodelaciones que llegaron de la mano de Spahn con la flamante bandeja).
Cuando vuelva el fútbol (de incierta respuesta), la gente de Unión se encontrará con la novedad de que uno de los sectores del foso (el de la tribuna de Cándido Pujato, precisamente) ya no estará. Es que se dieron algunas circunstancias que empujaron a la realización de la obra, pero fundamentalmente, un corrimiento que se produjo en una de las paredes del foso que obligaban a su remodelación. Y como ya no tiene tanta importancia como antes (es un lugar que tiene alambrado y tampoco está sirviendo como drenaje), se resolvió rellenar ese sector por lo cual se producirá la desaparición del foso en los 105 metros de largo que tiene el campo de juego.
No sólo esto —el rellenado— obligará a un gasto importante, sino también algunas obras complementarias, como por ejemplo la colocación de un par de bombas extractoras y otra obra en el foso ubicado en el sector de la tribuna de las bombas, que inclusive permitirá que en el riego no se utilice el agua del foso —que puede contener sustancias que afecten al césped— sino que se pueda llevar a cabo con agua más limpia.
En aquél momento, hace 40 años, la idea del foso fue pensada en función de quitar la totalidad de los alambrados que había en el 15 de Abril. Posteriormente, luego de un episodio de violencia ocurrido en la década del 80, la Afa obligó a Unión a que ponga alambrados en el sector de populares. Además, el foso —teniendo en cuenta el poco espacio que hay entre el final del campo de juego y el comienzo de la tribuna— siempre fue un elemento peligroso para la integridad física de los jugadores y hubieron algunos episodios —el último se dio con García Guerreño el año pasado— en tal sentido. Si a eso se le suma que ese costado norte es el más utilizado para la colocación de la publicidad estática, el espacio para los jugadores se achicaba a su mínima expresión.
Muchos hinchas tatengues que conocieron el estadio 15 de Abril con el tradicional foso, tendrán que ir preparándose para verlo distinto y sin ese elemento que, en su momento, formó parte de una gran remodelación, hace ya 40 años.