Un convoy de la Cruz Roja (CICR) fue atacado en Afganistán, mataron a seis de sus empleados mientras dos están desaparecidos. Es el peor golpe que sufrió la organización en ese país en los últimos 20 años. “Suspendemos la operación por el momento, porque necesitamos entender qué ocurrió exactamente y respetar también el dolor” de las familias de las víctimas, informó la vocera de la Cruz Roja Internacional, Anastasia Isyuk.
El ataque de hoy sucedió apenas tres semanas después de que uno de sus empleados, el español Juan Carlos Real, fuera liberado tras un secuestro de casi un mes en el norte de Afganistán. En esa ocasión, la Cruz Roja había pedido a todas las partes involucradas en el conflicto afgano que garanticen la seguridad de sus trabajadores y había advertido que no seguirá trabajando en el país si las autoridades y todos los grupos armados no se comprometían a no atacar a su gente.
El Cicr es un organismo internacional concebido por los Acuerdos de Ginebra, que crearon el derecho humanitario y las reglas básicas para garantizar el respeto a la vida de civiles y de los propios combatientes en un conflicto armado. Por eso, la Cruz Roja Internacional es financiada por todos los países firmantes de los Acuerdos de Ginebra, pero no depende de ningún gobierno.