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Sin policías en las calles desde hace 8 días, se generó una ola de violencia. El conflicto se inició en Espírito Santo y ya llegó a Río de Janeiro.
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Una ola de delincuencia en el estado brasileño de Espírito Santo se saldó ya con al menos 137 muertos debido a una protesta policial que desde hace ocho días dejó a las calles sin patrullas y que se expandió ahora al vecino estado de Río de Janeiro.
La protesta policial, por mejores salarios y condiciones laborales,comenzó el sábado pasado y, por ahora, las negociaciones entre el gobierno y los agentes para finalizarla han resultado infructuosas.
La modalidad de la medida de fuerza es novedosa. Debido a que los policías tienen prohibido ir a la huelga, son sus esposas y parientes quienes organizan las protestas bloqueando los accesos a los cuarteles para impedir que salgan las patrullas.
Sólo entre viernes y la mañana (local) de hoy se registraron 20 homicidios en Espírito Santo. La capital del estado, Vitória, es la ciudad más afectada, con una ola de asaltos callejeros a mano armada, saqueos, tiroteos y numerosos robos de autos.
Debido al fracaso en las negociaciones, y a la ola de delincuencia que se expande, el ministro de Defensa de Brasil, Raúl Jungmann, interpeló hoy directamente a los agentes diciendo: "Apelamos a los buenos policías, oficiales y comandantes: que honren sus uniformes, su juramento, y vengan a las calles a defender a su pueblo".
Jungmann, además, anunció que las tropas federales enviadas a Espírito Santo para auxiliar en la seguridad ante la falta de policías en las calles continuarán allí "por el tiempo que fuera necesario".
Las autoridades de Espírito Santo anunciaron este viernes que 703 policías ya fueron acusados del "delito de revuelta". En caso de ser condenados,los agentes pueden ser sentenciados a entre ocho y 20 años de cárcel en presidios militares. Se espera que pronto el número de acusados aumente.
Antonio Imbassahy, ministro de la Secretaría de Gobierno, manifestó hoy que el Palacio de Planalto movilizará su base aliada en el Congreso para vetar cualquier intento de amnistía a los policías acusados.
Vitória se ubica 520 kilómetros al norte de Río de Janeiro, y, como temían desde un principio las autoridades brasileñas, la medida de fuerza comenzó a expandirse desde el viernes hacia el estado más turístico del país.
Hoy, en Río de Janeiro, 29 cuarteles fueron bloqueados por las mujeres de los agentes e incluso en uno de ellos, el de Tijuca, se registraron tumultos.
Incluso, debido a la medida, se vivieron varias situaciones anómalas en la ciudad que en agosto alojó los Juegos Olímpicos. Desde el batallón de Olária, uno de los que posee su entrada bloqueada, un helicóptero debió realizar cuatro viajes para transportar a los policías a sus lugares de trabajo en las calles.
Los agentes de Salgueiro, en el norte de la ciudad, decidieron, por su parte, acudir al trabajo sin uniforme y sin armas. Uno de los miembros de la fuerza confesó a "Globo": "La favela está sin patrullas. Habrá que contar con la suerte para que los bandidos no disparen a la gente".
Luiz Fernando Pezao, gobernador del estado de Río, dio a entender que detrás de los bloqueos de las mujeres de los policías existe un trasfondo político. "Es muy extraño que ellas tengan baños químicos, kioscos de comida, toda esa infraestructura", dijo.
Las consecuencias de las medidas de fuerza se vieron reflejadas en otros ámbitos ajenos, en principio, al de las fuerzas. La fecha del torneo de fútbol de Espírito Santo fue postergada por falta de garantías. Y en los festejos del pre-carnaval de Río de Janeiro, hubo mucha gente que salió a las calles disfrazada de policía.
Al igual que otros estados brasileños, Espírito Santo y Río de Janeiro sufren graves problemas financieros debido a la crisis económica en el país.