Cuini Amelio Ortiz
En la curva final del festival de cine, se presentaron “En la playa por la noche y solo”, del coreano Hong Sangsoo y “Joaquín”, del brasilero Marcelo Gomes.
Cuini Amelio Ortiz
(Desde Berlin)
En el octavo día se presentó un trabajo firmado por el director coreano Hong Sangsoo: “En la playa por la noche y solo” (que en este caso sería “sola”, porque la protagonista es una mujer joven). Y efectivamente hay bastante playa. Muchísimo diálogo y cero acción. El filme se divide en dos partes: la primera tiene lugar en Hamburgo, lo cual causa algo de estupor en una película coreana, hablada en coreano y con personajes coreanos. La co-producción es alemana; por allí habría que buscar la respuesta.
Durante esta primera parte dos mujeres, una joven y una más adulta, ambas coreanas, hablan de lo que sienten: a veces sienten nostalgia por el amor lejano y a veces sienten hambre y por eso deciden ir a comer. La segunda parte se desarrolla en Corea, donde la mujer más joven está de regreso y sigue hablando, comiendo y sobre todo bebiendo. Remite a a esas películas de Eric Rohmer, con perdón del maestro francés, porque esto de los diálogos interminables sin acción puede que funcione en Francia; pero en Corea, decididamente no.
El “sertão”
Luego le tocó el turno a “Joaquín” del brasilero Marcelo Gomes, quien ya estuvo presente en la Berlinale del 2014 en Panorama con “El hombre de las multitudes”. En este caso se trata de una coproducción Brasil-Portugal que abarca un episodio de la historia durante la colonia portuguesa en el siglo XVIII. El problema es que lo único que sabemos luego de ver la película es que a Joaquín lo decapitaron -eso lo cuenta el mismo Joaquín, ya muerto al inicio de la película (lo que es posible gracias a la magia del cine)-, pero al menos los no brasileros no sabremos nunca por qué lo decapitaron.
Lo vemos buscar oro en el sertão durante dos tercios de película. No encuentra oro y de la bronca se le despiertan ideas rebeldes que lo llevan a colaborar con un cura y con los oligarcas locales que abrigaban proyectos independentistas. Es posible que lo hayan decapitado porque comía con las manos y con la boca abierta, detalles que a la nobleza regional le resultaban desagradables.