Ayer, encontraron 74 cadáveres de refugiados ahogados en una playa de Libia. Equipos de la Media Luna Roja de ese país trabajaban para recuperar los cuerpos de quienes se largaron al Mediterráneo en una embarcación precaria con la intención de llegar a las costas de Europa y fueron devueltos a la playa por el mar.
Los cuerpos sin vida de los inmigrantes aparecieron frente a las playas de la ciudad de Zawiya, situada a escasos 150 kilómetros de la frontera con Túnez.
Las costas que se extienden entre Trípoli y la frontera con Túnez se han convertido en los últimos dos años en el bastión principal de las mafias que trafican con seres humanos, pese a la presencia de las patrulleras europeas. Normalmente, los migrantes intentan cruzar en débiles embarcaciones inflables cargadas con pequeñas cantidades de combustible, que pretenden llegar sólo hasta los barcos de salvamento europeos situados en aguas internacionales. El año pasado, un récord de 181.000 inmigrantes cruzaron de Libia a Italia. Más de 4.500 murieron. La Organización Internacional de las Migraciones (OIM) cree que los cadáveres son de personas que embarcaron hace dos días en un bote inflable junto a 36 viajeros más de los que no se tiene noticia. Los cadáveres fueron recuperados el lunes y según parece habrían muerto dos días antes. Todos eran adultos, en su mayoría procedentes de países del África subsahariana, y todos, excepto tres, eran hombres.