De la Redacción de El Litoral
El médico presenta en su libro un recorrido por 56 años de historia al frente del consultorio pediátrico.
De la Redacción de El Litoral
El libro “Fornicar no es una tarjeta de crédito. Proposiciones respecto del porvenir de los adolescentes”, del Dr. Juan Carlos David editado por De l’aire, se presentará este miércoles a las 19.30, en el Mercado Progreso, Balcarce 1635.
El evento contará con la presencia del autor y con música en vivo, con interpretaciones en arpa, flauta, violín y cello a cargo de los nietos del médico.
La publicación destaca “condiciones que hacen que las conductas actuales de los adolescentes, fundamentalmente relacionados con las relaciones interpersonales, sociales, drogas y sexo, tengan relación directa con las formas de crianza, y la aplicación de obsoletas leyes que el Estado se empecina en aplicar”.
El texto explica con ejemplos la forma de encarar situaciones que alteran el normal desenvolvimiento evolutivo de los jóvenes, que a la luz de los procedimientos actuales, agravan situaciones ya de por sí complejas.
Los límites
“Estoy enojado —dice David, al otro lado del teléfono— por el desprecio que se les hace a los adolescentes y jóvenes. No hay día en la radio, en los diarios, en la tele, que no se los menosprecie. El famoso ‘Nosotros no éramos así’. Tenemos que hacernos cargo: los jóvenes son producto de lo que hemos hecho con ellos”, sentencia.
“Antes había una crianza familiar, luego social y luego, al fin, llegaba la injerencia de los medios de comunicación. Hoy, con las redes sociales, los chicos tienen acceso a una barbaridad de información. Tienen acceso total y absoluto, y para colmo en un lenguaje que muchos padres no manejan”, define.
“Entonces, el problema es de los padres, no de los chicos. Me mata de bronca cuando dicen ‘hay que ponerles límites’. No: los límites nos los tenemos que poner a nosotros mismos. Al chico lo podemos criar coimeando, festejando o educando. Los padres tienen que ponerse los límites respecto de hasta dónde llegan con los hijos”, afirma.
Las drogas
Para David, el lema “La droga es un viaje de ida” es una falacia. “Creo que el mejor estímulo que se ha hecho a las drogas es la difusión negativa que se le ha dado, con la consiguiente confusión que eso genera en un chico. Les hablan de drogas y alcohol, como si el alcohol no fuera droga. Lo es, y es la más peligrosa. Es lastimoso ver llegar a padres a los que les han dicho que su hijo fumó un porro, creyendo que el chico en ese momento se convierte en delincuente violento o drogadicto absoluto. Yo creo que cualquier cosa puede ser droga: la pantalla, la compu, el celular. El dinero, la droga más dañina que ha conocido la humanidad. Por el dinero se mata y se muere, por dinero se llega a perder una familia. Entonces, el problema no es de sustancia, sino de dosis”, opina.
Amor y sexo
El médico sostiene que la esencia del libro no es la crítica, sino la construcción. “Es obvio que hoy la actividad sexual está totalmente desvinculada de la parte afectiva. Los chicos hoy tienen sexo y usan de la droga. No todo está mal, siempre que prime una cosa, que es lo que le falta a gran cantidad de padres atribulados: tiempo. Tiempo para estar con ellos. Para escucharlos, para saber quiénes son. Gran parte, si no toda la problemática, se resume en esa palabra”, dice.
“Hoy se rompió la familia: las condiciones socioeconómicas han llevado a eso. Yo tengo 82 años: antes, la hora del almuerzo y la de la cena eran sagradas. En estos momentos, eso no existe. Los padres vienen alienados del laburo, coimean a los hijos con lo que sea ‘para que no jodan’, y ahí comienza una maraña que no se armaría si las condiciones económicas fueran otras. Ésa es la base de todo lo demás”, diagnostica.
Para él, la familia debería ser el ámbito para hablar de sexo. Y luego la escuela, pero no en los términos en que se desarrollan contenidos actualmente. “¿Se enseña hoy educación sexual en las escuelas? Mi respuesta es: absolutamente no”, sostiene. En el libro explaya su propuesta: “Llegando a la adolescencia, la profundización de los conocimientos anatómicos y fisiológicos corresponderá a la maestra de grado, así como que la específicamente sexual propongo que sea dictada, en una primera instancia, por los profesores de Educación Física. Los motivos son muy simples: es dicho profesor un profesional capacitado por su currícula para ejercer docencia. Este profesional establece con los niños una relación muy especial dada por la propia actividad física (y qué otra cosa es la actividad sexual actual...), la reunión con los niños se hace de una manera más informal que en el aula, y tiene la posibilidad de convertirse en ‘cómplice’ de confidencias osadas que están vedadas en la figura de la maestra (...). La mejor manera de fracasar en el intento es una maestra (perturbada o no por sus propias inhibiciones) en una solemne aula, después de la hora de matemáticas, que se disponga con los niños a hablar del pene y la vagina... Ahora imaginen la misma escena, terminada la educación física, sentados en ronda alrededor del profesor, quien inicia la charla informal y luego formal respecto del tema. La única objeción sería la pérdida de horas para abarcar contenidos educativos, situación fácilmente subsanable si le damos valor a la prioridad del adolescente en ‘ese’ momento”.
En palabras
“Me cansé de que hablaran mal de los chicos. Me cansé de que les echaran la culpa de todos los males. Este trabajo es mi aporte para que los padres reaccionen, mejoren, revean. Hay cosas que todavía se pueden hacer”.
Dr. Juan Carlos David
Pediatra
Recorrido
David fue director del Hospital de Niños “Dr. Orlando Alassia”, director de Promoción y Protección de la Salud y ministro de Salud y Medio Ambiente de la provincia.