Enrique Cruz (h)
Estaba en conversaciones con Vignatti, “para ser coordinador o técnico de la primera”, cuando llegó el ofrecimiento de Olimpo. Su último recuerdo de Colón es que “fuimos arrastrados por una situación de m...”.
Enrique Cruz (h)
Mario Sciacqua logró reinsertarse en el fútbol grande y tiene, con Olimpo, una difícil “parada”. Sabe que el equipo está muy comprometido con el descenso y que tiene que mejorar la campaña. Cuenta algunas cosas interesantes de su paso anterior por Colón y de la firme chance que tuvo, inclusive, de dirigir al equipo de primera. Se había ido de Gimnasia de Jujuy en circunstancias positivas desde lo futbolístico, pero negativas desde lo personal. Un día, el profesor Gustavo Recalde —su preparador físico en Jujuy y un profesional al que el fútbol de Santa Fe debería “recuperar”— me comentó lo que fue aquella despedida en cancha de Chicago: “Habíamos ganado el partido y todos, jugadores y dirigentes, nos pedían por favor, casi de rodillas, que nos quedáramos. Pero Mario ya había tomado la decisión y no se la pudimos torcer”. El domingo, si el torneo se reanuda, volverá a pisar el Brigadier López y sentirá una sensación muy particular, ya que esta vez estará en el banco visitante. No será fácil para él, máxime después de todo lo que vivió en Colón, trabajando tanto tiempo y siendo uno de los técnicos más exitosos con aquél torneo corto de los 31 puntos que logró superar al de muchos que llegaron con otra chapa y otras ambiciones.
—Complicada la situación de Olimpo, Marito. ¿Agarraste un fierro caliente?
—Se me fueron jugadores importantes. Una salida fue esperada, la de Nereo Champagne, que se comportó como un señor porque lo primero que hizo fue llamarme y avisarme que se iba. Pero me sorprendió lo de Víctor López, lo de Jacobo Mansilla y también lo de Erik Correa. Trajimos a Gabbarini y a Strahman, eso me tranquilizó un poco. Cuando analizé la posibilidad, el plantel estaba en otra situación, no sabía de las cuatro o cinco bajas que se dieron. ¿Volvería a firmar?, sí. No tengo mal equipo, el plantel necesitaba un cambio de aire y espero dársela.
—Y te habías ido de un Gimnasia de Jujuy en el que las cosas no estaban mal y te querían...
—En el fútbol que estamos, todos dudan de todo. Nosotros, la familia, tuvimos un problema muy serio a partir de agosto y se me hizo insostenible estar tan lejos. Tenía la cabeza quemada y mi familia me necesitaba en Santa Fe. Volví los primeros días de diciembre, me sentí mejor después de diez días y empezaron a caer las posibilidades, como las de Chicago, Ferro y dos de Primera, me gustó lo de Olimpo y fue tentador el desafío.
—¿Qué tan cerca estuviste de volver a Colón?
—Me llamaron para ser coordinador de inferiores o técnico de Primera, porque en el lapso en que conversaba con los dirigentes de Colón surgió la posibilidad de Olimpo. Viajando a Bahía Blanca para arreglar, se produjo la salida de Montero y ya había tomado la palabra con la gente de Bahía. Creo que con el tiempo se está reconociendo lo que hice en Colón, tanto desde el punto de vista formativo como dirigiendo en Primera. Fuimos arrastrados por una situación de m... Vignatti me llevó en el 2004 y me reconfortó mucho su llamado.
—Vas a enfrentar a jugadores que formaste, porque muchos de ellos llegaron o se hicieron en tu proceso...
—Por ejemplo, me me encontraré con Leguizamón. Le contaba a Mamani, mi ayudante de campo ahora, cuando el padre venía a charlar con nosotros y la verdad es que me alegro mucho por su presente. Y a Poblete, al que llevamos al club cuando tenía 13 años. A Arroyo también, al que ví haciendo dedo en la puerta de la pensión en diciembre, cuando volví a Santa Fe. Me reconforta ver que estos chicos están creciendo.
—¿Es difícil ser “profeta en su tierra” en Santa Fe?
—Es que estamos más a tiro con la gente... Vos llevás a tus chicos al colegio y los padres de los compañeros te ven y te preguntan o te cuestionan. Santa Fe y Rosario son ciudades complicadas. Acá en Bahía se vive distinto, yo hablo con Osella y me comenta que en Rosario no puede ir ni al shopping. Dirigiendo a Colón, en inferiores, por ejemplo, me tuve que pelear con gente muy amiga. Y es porque tomaba decisiones y son los riesgos que se toman, siempre pensando en lo mejor para el club o para el equipo. Capaz que a Juampi le pase lo mismo. El que no es de Santa Fe no escucha ni lee tanto al periodismo, por ejemplo. Por ahí alguno le cuenta lo que se dice, pero se mantiene más al margen. Nosotros hicimos un gran trabajo con Rubén Rossi y no te das una idea la cantidad de inconvenientes que teníamos por tomar decisiones, siempre pensando en lo mejor para el club.
—¿Qué opinás de la decisión de Alario de quedarse y decirle que no a la oferta de China?
—Pipa tiene los pies sobre la tierra y está bien la decisión. El chico está apuntando a jugar en la selección, más allá de que se siente bien en River y que Gigliotti le dio un panorama del país donde iba a ir a jugar que no fue de lo mejor. Para mí tiene todas las condiciones para jugar en la selección. Pipa tiene 24 años y es muy posible que de los 24 a los 30, gane más que la plata que le ofrecían los chinos.
—Así como hay jugadores que formaste o dirigiste y triunfaron, otros se quedaron. ¿Qué le pasó a Marcos Fernández y a Facundo Callejo?
—A Callejo lo encontré y le dije que tendría que haber apretado más en su momento. En el caso de Marcos, a quién me lo llevé a Chile, me parece que le faltaron esas ganas para imponerse. Hoy, en general, se ha perdido el espíritu deportivo en la línea de los 20 a los 25 años. El que logra superarlo, triunfa. Marcos entrenaba bien en Chile, pero siempre con esa sensación de tristeza y no afrontando la situación como diciendo que ésa era la gran oportunidad. Hoy ves jugadores que son más o menos adentro de la cancha, pero tienen la fortaleza y templanza que no tienen otros que son mejores táctica y técnicamente.
—¿Ejemplos?
—En Colón tenés un caso que es el de Bastía. Vos lo ves al Polaco y parece que tiene el hambre de gloria de un pibe de 20. Y en Olimpo lo tenemos a Villanueva.
Y se le acabó el tiempo a Marito, porque debió irse a entrenar. El domingo —si aparece el dinero y vuelve el fútbol— pisará un campo de juego que lo vio como jugador y como entrenador. La última vez que dirigió a Colón, fue en un partido contra Olimpo pero en Bahía, precisamente. Ahora vuelve a meterse en el fútbol grande y el destino quiso que fuera en contra del club de sus amores y por el que tanto dio. A pesar de que algunos tarden o no quieran reconocerlo.
>> Vera se entrenó
Diego Vera fue presentado ayer a sus nuevos compañeros y ahora será el turno de la jueza Ana Alvarez, quien a partir de mañana tendrá los papeles a disposición para aprobar la incorporación del uruguayo al plantel sabalero.
Habrá que esperar si el trámite se da rápidamente y no demora, como ocurrió con Facundo Pereyra, pensando en la posibilidad cierta de que el torneo se reanude el fin de semana.
Colón tiene programado el partido con Olimpo para el domingo, pero todavía sin horario definido.
Una posible formación rojinegra sería con Broun; Clemente Rodríguez, Conti, Olivera y Arroyo; Bernardi, Poblete, Ledesma y Torres; Leguizamón y Blanco. Queda la duda por saber si Vera o Pereyra se meten en el equipo (lo más probable es que vayan al banco).