El Litoral
En distintos puntos de la ciudad, muchos establecimientos lucen abandonados. En los colegios hace 15 días que alumnos y docentes concurren por las mesas de exámenes.
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Todos los veranos se repite la misma postal: los patios y veredas de las escuelas quedan tapados por los yuyos. En pleno centro, el Colegio Nacional Simón de Iriondo es una de las muestras más visibles de este problema. Sobre calle 4 de Enero el matorral traspasa las rejas y se extiende hacia la transitada vereda.
Si bien las clases comienzan la semana próxima, las mesas de exámenes vienen convocando a estudiantes y docentes desde hace dos semanas. Es decir que las escuelas están abiertas y funcionando, aunque el aspecto diga lo contrario.
Más allá de la imagen de suciedad y abandono que transmiten los pastos crecidos, se trata de un problema de higiene urbana. En este sentido, vecinos de cada uno de estos establecimientos se mostraron preocupados por la proliferación de mosquitos y la posibilidad de que abunden roedores.
Sobre calle J. M. Zuviría al 2.400 se encuentran la escuela secundaria N°231 República de Nicaragua y el jardín de infantes N° 2 Rosario Vera Peñaloza. Hasta esta mañana, cuando los operarios encararon las tareas de limpieza, los yuyos bloqueaban la vereda y los accesos a las dos instituciones. Puertas adentro, los juegos del jardín de infantes todavía estaban tapados por los pastos de más de un metro de alto.
Otros espacios degradados
Pero además de las escuelas, los polideportivos también sufren este problema durante los meses del verano. En la avenida Galicia y Las Heras el Centro de Educación Física N° 29 presenta sectores descuidados, sobre todo en los cercos perimetrales.
Por su parte, el centro de entrenamiento Delfo Cabrera -sobre la costanera, frente del Centro de Observadores del Espacio (Code)- se ve mucho más deteriorado y prácticamente tapado por los pastizales. Durante el ciclo lectivo, ese espacio verde es usado por varias escuelas para hacer educación física. Durante el verano, los yuyos crecen frente a uno de los paisajes más visitados de la ciudad.
A pocos metros de allí, la escuela técnica N° 478 Avellaneda -sobre pasaje Calcena- presenta un marcado contraste entre su prolija entrada y los yuyos de alrededor.
Las escuelas cierran a fines de diciembre y reabren a mediados de febrero. Pero mientras tanto, los edificios conviven con vecinos permanentes y transeúntes ocasionales, que ven degradado el entorno urbano y agradecerían un mantenimiento periódico.