El Litoral
El capocómico rosarino fue sorprendido por una muerte trágica el 5 de marzo de 1988, casi al mismo tiempo en que la popularidad de sus criaturas televisivas lo convertía en un personaje que hoy es casi un objeto de culto.
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Télam
La vida del Negro ya desde sus comienzos pareció tener cierta impronta de leyenda, en la cual la vocación artística impresionaba por derrotar a trompadas a la pobreza y al abandono.
Alberto creció sin padre, con una madre laburadora llamada Matilde Olmedo, quien se ocupó de que él asistiera a la primaria nocturna, mientras el entonces chico trabajaba “de cualquier cosa”, con el escenario de un barrio rosarino marginal como telón de fondo.
Una de sus changas iniciales fue ser claque en el teatro La Comedia de su ciudad natal, y quizás su temprano amor por los desafíos lo llevó integrar un grupo de acrobacias y llegar al primer Conjunto de Gimnasia Plástica en el club Newell‘s Old Boys y a la Troupe Juvenil Asturiana.
En aquel conjunto español tuvo su primer trabajo fuerte, un baile “apache” en el que aparecía vestido de mujer, junto a su amigo Antonio Ruiz Viñas (Toño).
Esta dupla de compinches hizo funciones humorísticas desde el verano de 1951, y a fines del 54 Olmedo viajó solo a Buenos Aires con su creatividad y su hambre de triunfar como equipaje.
Fue en otro grupo, el del elenco del programa “La troupe de la TV” donde la capacidad de improvisación del actor -quien años después alcanzó 45 puntos de rating con su programa de televisión- fue aplaudida masivamente por primera vez.
El envío “La troupe...” se emitió en 1954 por Canal 7, con dirección de Pancho Guerrero, junto a actores de la talla de María Esther Gamas, Noemí Laserre, Tincho Zabala y Rodolfo Crespi, entre otros.
La pantalla grande fue un ámbito donde el pasaje del actor es más cuestionado, ya que filmó gran cantidad de producciones durante los años más tremendos de la dictadura para la distribuidora Aries, cuando el Instituto Nacional de Cine estaba bajo el mando de la Fuerza Aérea.
En esa trayectoria por la pantalla grande dio un poco reconocido paso tragicómico como un adinerado viudo con dificultades para concretar sexualmente con la prostituta encarnada por Susana Traverso en “Susana quiere, el negro también!”, que Julio de Grazia estrenó en 1987.
En 1988 se estrenó su última película, “Atracción peculiar”, junto a Jorge Porcel. El 5 de marzo de ese año, la muerte trágica y confusa terminó con sus días.
Las crónicas y las fotos de aquel momento especularon cruelmente con las causas de su muerte, siendo el suicidio y la sobredosis de cocaína las dos hipótesis que más alimentaron a la prensa amarilla.