El Litoral
El grupo francés pagó 1.380 millones de dólares por la rama europea de General Motors y a la británica Vauxhall.
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Sebastian Kunigkeit y María Prieto - DPA
El grupo automotor francés PSA, propietario de las marcas Peugeot y Citroën, anunció hoy la compra de la rama europea de General Motors, que incluye a la empresa alemana Opel y a la británica Vauxhall, para convertirse en un "campeón europeo del automóvil", sólo por detrás del líder germano Volkswagen.
La operación, valorada en 1.380 millones de dólares, ha sido sellada con un acuerdo de intenciones, a la espera de ser aprobada por los reguladores de los respectivos países, por lo que se estima que estará cerrada apenas a final de año.
"Confiamos en que, con nuestra ayuda, podremos acelerar considerablemente la revitalización de Opel", declaró el presidente del grupo PSA, Carlos Tavares, quien aspira a que el consorcio que dirige sea el segundo mayor fabricante de automóviles en Europa, solo superado por el alemán Volkswagen.
Volkswagen vendió el año pasado 10,31 millones de vehículos, un 3,8 por ciento más que en 2015, desbancando a la japonesa Toyota como mayor fabricante de automóviles del mundo.
El presidente francés, François Hollande, celebró la operación afirmando: "Ha nacido un campeón de la industria automotriz".
Además de adquirir Opel y Vauxhall, el consorcio francés quiere comprar el banco de financiación europeo GM Financial, en una acción conjunta con el banco BNP Paribas calculada en otros 900 millones de euros, por lo que el total de la transacción asciende a 2.200 millones de euros (unos 2.335 millones de dólares).
Opel, que desde hace 18 años arrastra millonarias pérdidas, tiene unos 38.000 empleados en siete países europeos, la mitad de ellos en Alemania. Desde 1929, es parte del consorcio estadounidense General Motors y junto a la británica Vauxhall compone la parte europea del grupo, que el año pasado vendió 1,16 millones de automóviles.
En 2016, ambas fabricantes registraron una cuota de mercado de 6,7 por ciento en nuevas matriculaciones de automóviles en la Unión Europea. Las fábricas más importantes de Opel están en Reino Unido, España, Polonia y Hungría, así como en las ciudades alemanas de Rüsselsheim, Eisenach y Kaiserslautern.
La planta de producción más grande es la de su sede en Rüsselsheim con 15.040 empleados, de los cuales 7.690 trabajan en el centro de desarrollo e investigación. Mientras, un tercio de los 1,2 millones de automóviles elaborados el pasado año salieron de la planta de Zaragoza, en España.
Tavares, quien pronosticó que Opel volverá a arrojar beneficios en 2020, se había comprometido a mantener al fabricante como empresa alemana. Sin embargo, el ejecutivo portugués también dejó claro que Opel debería seguir asumiendo su saneamiento por sí solo.
En los pasados años PSA, al que pertenece también la marca DS, logró salir de una situación similar con un duro programa de recortes y reducción de puestos de trabajo.
En este sentido, el directivo se negó hoy a dar garantías sobre el mantenimiento de todas las fábricas de Opel.
"Lo único que nos protege es el rendimiento", dijo Tavares en una conferencia de prensa en París al ser preguntado concretamente por este tema. "Juntos podemos ser mejores", indicó el ejecutivo portugués, y añadió que cuando uno es el mejor, está protegido.
En una teleconferencia con analistas, Tavares indicó respecto del posible cierre de fábricas, el escenario más temido por los empleados de cara a la fusión: "Confiamos en las personas y su capacidad de mejorar". Y añadió que está convencido de que en las fábricas de Opel y de la marca británica Vauxhall hay mucho potencial de eficiencia.
En este contexto, quiso calmar a los empleados en España. "Quiero decirles a mis amigos españoles: calma, estén tranquilos", señaló Tavares, quien utilizó la palabra "tranquilos" en español. Añadió que PSA, al que pertenecen los fabricantes Peugeot, Citroën y DS, conoce las cualidades de España como sede del sector automotriz.
En la industria automotriz existe la opción de cerrar fábricas, pero es una manera en cierto modo demasiado sencilla de ver las cosas, dijo. "Estoy convencido de que las plantas alemanas y británicas no querrán ser al final menos eficientes que las francesas", agregó.
Tavares defendió asimismo una cooperación constructiva con los sindicatos. "Tenemos que abandonar las opiniones preconcebidas. No combatimos con los sindicatos, ese no es nuestro plan. Una empresa que lleva diez años en número rojos (...) es naturalmente un problema que tiene que ser resuelto".
"Y pienso que los líderes sindicales son sabios y entienden que la situación actual no es sostenible", destacó.
A pesar de las cifras de ventas y del duro saneamiento al que se sometió Opel, la empresa lleva sin aportar ganancias a GM desde 1999 y tampoco en 2016 consiguió entrar en la zona de beneficios.
General Motors informó de una pérdida operativa de cerca de 241 millones de euros para su filial europea el pasado año. Sin embargo, fue inferior que la anotada en 2015, cuando llegó hasta los 813 millones de dólares.
La empresa tuvo que hacer frente en los últimos años al completo derrumbe del mercado ruso y a las consecuencias del Brexit en su mayor mercado de ventas nacional, Reino Unido. A causa de ello fueron cerradas fábricas en Amberes (Bélgica) y Bochum (Alemania).
En 2009, General Motors se vio muy golpeada por la crisis financiera y económica mundial y aquel año se analizó una posible salida de Opel del consorcio, pero finalmente hubo un acuerdo de rescate.