El Litoral
Vecinos hace años que reclaman por la acumulación de residuos. El municipio lo limpió varias veces, pero se vuelve a formar.
El Litoral
En Roque Sáenz Peña y Salta, hay un minibasural que hasta ahora no se ha podido erradicar. Desde hace años, los vecinos advierten que se acumulan envases, bolsas plásticas, restos de comida y millones de moscas en un franja de 30 metros, en lo que es la cuneta de calle Sáenz Peña.
Esta semana, además, a unos 50 metros del basural, la calle se llenó de agua por una pérdida de agua en una conexión domiciliaria que ya fue reparada por una cuadrilla de Aguas Santafesinas (Assa).
Los vecinos cuentan que el basural se formó porque hay recicladores que clasifican la basura en este sector “descampado”, que está al lado de una de las canchas de fútbol cercanas al Hospital de Niños Orlando Alassia, y dejan ahí lo que no les sirve. De hecho, hay personas que viven del cirujeo que se han refugiado —para dormir— debajo de los árboles que hay en este espacio verde.
Pero hay responsabilidades compartidas. Esta semana, cuando El Litoral recorrió la zona, un hombre que venía en una camioneta último modelo paró para arrojar escombros entre los restos de “chizitos” con hongos, los envases y los huesos. El olor era insoportable.
En los últimos años, se reflejó varias veces este reclamo en las páginas del diario y las cuadrillas del municipio lo limpiaron, pero la basura se vuelva a acumular una y otra vez.
La situación ambiental es delicada porque al lado está una cancha de fútbol, en la que juegan chicos, y por aquí también pasan pacientes que van al Hospital de Niños, que está a solo dos cuadras.
Pérdida
Según los vecinos, la pérdida de agua en Roque Sáenz Peña y Lisandro de la Torre ya lleva unas 3 semanas. Desde Assa, aseguraron a El Litoral que se va a reparar durante los próximos días.
También reclaman que se mejore la iluminación en el barrio y no se cansan de recordar que el tramo de Roque Sáenz Peña que va de Mendoza a Lisandro de la Torre figura como “asfaltado” —a pesar de que es una calle de tierra— desde el segundo gobierno de Carlos Reutemann.
La situación ambiental es delicada porque al lado está una cancha de fútbol, en la que juegan chicos, y por aquí también pasan pacientes que van al Hospital de Niños.