Historia de una obsesión

Danilo Chiapello
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El sol de febrero castiga impiadoso contra las casas de barrio Centenario que lucen como dormidas. Pero en una de estas viviendas hay un albañil que trabaja de manera intensa, como si el rigor de febo no le importara. El hombre va y viene acarreando baldes de arena y algunos ladrillos. Nada parece distraerlo de su dura rutina hasta que aparece ella. Tiene apenas 14 años. El cruce de miradas tuvo un efecto devastador. Y partir de entonces ya nada sería igual.

—¡Qué linda que sos! -le dijo. Y ella contestó con una sonrisa. Principio del drama.

Luego vinieron otras frases elogiosas hasta que finalmente el hombre le pidió el número de celular. La menor se lo dio, sin saber que la puerta del infierno se estaba abriendo.

La escalada de piropos e insinuaciones se hicieron cada vez más intensos de parte de este sujeto que, para esta altura, ya ni se acordaba de sus 44 años.

Fue entonces cuando la chica decidió que era el momento de dar por terminado el asunto. Tarde. El acelerador ya estaba pisado a fondo.

Eran las 6 de la mañana del 1 de marzo cuando la adolescente caminaba en inmediaciones del Club Colón de regreso a su casa. Y fue en dicha circunstancia que el “enamorado” la interceptó en plena calle.

El sujeto le reprochó duramente que ella no quisiera seguir con el flirteo. Pero entonces “pintó el terror”. En un momento dado el hombre sacó a relucir un cuchillo y le asestó sendos puntazos, en cada uno de los glúteos. También le dio un par de trompadas en el rostro.

Como pudo la jovencita echó a correr hasta que llegó a su domicilio. Una vez allí dieron cuenta de lo sucedido a la policía.

Los días que siguieron fueron por demás perturbadores. Porque lejos de aplacar sus ánimos, el sujeto se enfureció más.

Amenazas de muerte comenzaron a llegar al celular de la adolescente, vía mensajes de texto y por el Whatsapp.

Las advertencias se extendieron luego al novio de la menor como así también a su padre, quienes recibieron textos por escrito.

“Hoy la perdoné... pero la próxima no se va a salvar”. “Tengo la idea de matarla”. “La voy a secuestrar y entregar a una red de Trata”, fueron algunos de los macabros mensajes recibidos. En total se contabilizaron más de 20.

Y fue el progenitor de la chica quien, desesperado por la situación, el 4 de marzo llegó hasta las oficinas de la Policía de Investigaciones (PDI) y radicó la denuncia.

* Con estos datos los pesquisas iniciaron un trabajo que los condujo hasta Cabaña Leiva, donde ubicaron los últimos rastros del acosador.

Y fue ayer cuando un grupo de investigadores que se encontraban en la zona de calle Pedro Espinoza al 5700, que observaron a un sujeto de estatura mediana; cabellos cortos negros, delgado, que vestía pantalón de grafa anaranjado y una campera de nylon, color azul.

Al advertir la presencia policial este individuo se dio a la fuga, motivo por el cual los actuantes se lanzaron en persecución y le dieron captura a las pocas cuadras.

* De todo lo acontecido se le informó a las fiscales Dras Carolina Parodi y Gabriela Arri, quienes dispusieron que el sujeto permanezca en calidad de detenido y se le forme causa por los delitos de “Lesiones leves dolosas, agravadas por violencia de género (Ley 26.485) y amenazas reiteradas”.

Respecto a este caso fuentes del MPA indicaron que se programó para mañana la realización de la audiencia imputativa y el lunes la de prisión preventiva.