Nicolás Loyarte / Nancy Balza
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Desde que empezaron a marchar en 1977, las Abuelas de Plaza de Mayo encontraron a 121 nietos. Pero quedan por hallar más de 300. Cómo funciona la Red por la Identidad, la historia de vida de quien está al frente de la sede en Santa Fe, y el testimonio de Ignacio Montoya Carlotto.
Nicolás Loyarte / Nancy Balza
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El reencuentro de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo Estela de Carlotto con Ignacio Montoya Carlotto, en agosto de 2014, conmocionó y movilizó a otros y otras jóvenes a preguntarse por su verdadera historia. Fue al cabo de décadas de búsqueda propia y de tantas otras abuelas que en 1977 comenzaron a marchar alrededor de la plaza para reclamar por sus hijos, pero también por sus nietas y nietos nacidos en cautiverio o desaparecidos junto con sus padres.
Abuelas cumplirá en octubre cuarenta años. Su empeño no fue en vano: hasta el momento lograron encontrar a 121 nietos, pero quedan por hallar más de 300. No están solas en la búsqueda.
En todo el país funcionan 40 sedes de la Red por la Identidad, conformada por organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, instituciones y asociaciones civiles, profesionales, y toda persona que se sume a colaborar en esta tarea de completar historias de vida que quedaron truncas 41 años atrás, cuando se inició la larga noche que impuso el terrorismo de Estado.
En esta ciudad, la Red funciona en la sede de El Solar de las Artes (9 de Julio 2955). Gustavo López Torres, a cargo de la oficina, también está en la búsqueda, en su caso de la hermana o hermano que debió nacer en cautiverio en los primeros meses de 1978, pocos meses después de la desaparición de su madre Graciela Susana Capocetti y su padre Guillermo Ángel López Torres (ver La propia historia). Son siete búsquedas similares en la provincia.
El momento de la duda
López Torres reconoce que desde la recuperación del nieto de Estela de Carlotto hubo mucha más gente que se movilizó, “muchos chicos que antes no se animaban y ahora están buscando”. “Acá vienen los chicos que tienen dudas, que nacieron entre 1975 y 1982. Nos cuentan su historia, pedimos información y la partida de nacimiento; se firma un acta de compromiso para poder hacer el ADN, se manda la información a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) donde se hace una investigación más profunda y se decide si es necesario hacer el análisis o no. Una vez que mandamos los datos, se encargan ellos”.
Melina Aranda lo acompaña en la vida y en la tarea de la Red, y precisa que “es lo que llamamos presentación espontánea. Se hace todo el trámite y se manda la información, pero es todo de forma confidencial”.
“Habíamos tenido algunas visitas, pero cuando fue lo de Ignacio (Montoya Carlotto) se sumaron más”, insiste Gustavo. “Antes lo veníamos trabajando desde la Comisión de Hermanos pero no tan abiertamente, tampoco teníamos un espacio”.
La Red también trabaja en denuncias: “Vienen personas que saben de una mujer que no tenía panza de embarazo y de un día para el otro llega con un bebé. Pedimos la partida de nacimiento para ver si hay una irregularidad, luego se hace un acercamiento con la persona si pensamos que es lo correcto, para decirle la forma en que estamos trabajando, siempre con baja expectativa porque es un tema delicado. Hay chicos que no saben que son adoptados, o lo saben pero tienen el ‘karma’ de haber sido abandonados por la mamá o el papá”.
Derecho a saber
“Cuando damos con un hijo que fue apropiado, lo dejamos decidir. No es que lo obligamos a tener una vivencia con la familia ni mucho menos. Ellos eligen, no los obligamos a cambiar el nombre; es un derecho. Uno entiende que tienen su vida formada, su propia historia y vienen de una vida llena de oscuros, pero es su vida en fin”. De todos modos, hasta que no está el ADN no se sabe. El mayor problema que tenemos es el de la negación porque los padres adoptivos están grandes”.
—¿Presumen que a medida que pasen los años y la generación de apropiadores vaya falleciendo, se van a develar más casos? ¿Que hay chicos que están esperando que sus padres adoptivos ya no estén para iniciar la búsqueda de su identidad?
—Creo que sí. Hoy estamos con avances de judicialización en algunos casos y lo tenemos que hacer hasta que los padres no estén más. En el caso del nieto 120 (José Luis Maulín Pratto) le dieron 8 años de prisión a su apropiadora, pero es difícil que esa persona vaya a una cárcel común. (La apropiación) es un delito de lesa humanidad, esto demuestra que fue un plan sistemático y no hechos aislados. La condena social que se le dio a esas familias sería muy fuerte en estos casos.
—¿Quién va a tomar la posta cuando las abuelas ya no estén?
—En mi caso, mis cuatro abuelos fallecieron y no tuvieron la posibilidad de encontrar al nieto que faltaba. Creo que lo toma Hijos y a su vez Hermanos, que son los chicos que están con el tema en este momento. En Abuelas ya hay chicos que están trabajando, se han abierto las puertas.
Contacto
Red por el Derecho a la Identidad - Hijos Santa Fe
- 9 de Julio 2955 (El Solar de las Artes). Lunes y viernes, de 17 a 19, y miércoles de 10 a 12.
- Teléfono: (0342) 155-375355.
- Facebook: Red por la Identidad Hijos Santa Fe
En Rosario
Abuelas Rosario [email protected]
Facebook. https://www.facebook.com/abuelas.rosario/
En Buenos Aires
Centro de Atención por el Derecho a la Identidad (Conadi), Corrientes 3284 - 4º H - Caba.
Tel: (011) 4867-1212 y (011) 4864-3475. E-mail: [email protected].
Lo importante para ver
“Un aire a vos, los nietos que buscamos”. Ciclo de siete microprogramas producido en forma conjunta por el gobierno de Santa Fe y organismos de Derechos Humanos, Hijos y Asociación Abuelas de Plaza de Mayo. Relatan la búsqueda, por parte de sus familiares, de jóvenes apropiados durante el terrorismo de Estado.