El Litoral
12.056 ciudadanos podían emitir su sufragio en Buenos Aires, Mendoza y Córdoba.
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Los franceses empadronados en Buenos Aires acudieron hoy en gran número a votar en la embajada gala, un día antes que en Francia continental, preocupados por el "peligro" de la extrema derecha, en la primera vuelta de las elecciones presidenciales.
Al igual que los 1,3 millones de franceses empadronados en el extranjero, los 12.056 franceses inscritos en el padrón electoral en Argentina estaban convocados a participar en los centros de votación de Buenos Aires, Mendoza y Córdoba de unos comicios, que según los últimos sondeos, se anuncian muy ajustados entre cuatro principales candidatos.
El liberal Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen encabezan las encuestas con un 22% de los votos, pero el conservador Francois Fillon y el izquierdista Jean-Luc Mélenchon los siguen de cerca con 21% y 19% respectivamente.
Durante toda la jornada, una gran afluencia de franceses asistieron a votar en el majestuoso Palacio Ortiz Basualdo, sede la embajada en la capital, formando colas incluso a las afueras del edificio, al que podían acceder tras pasar por los controles de seguridad establecidos en la entrada.
En un ambiente distendido, jóvenes, familias y personas mayores se fueron sucediendo para elegir al sucesor del presidente socialista, François Hollande, que tomará el próximo 14 de mayo las riendas de un país golpeado por la amenaza terrorista y las crisis políticas de sus grandes partidos.
Si bien el ascenso en Francia del partido ultraderechista Frente Nacional es fulgurante, entre los electores consultados por Télam no había ninguno que hubiese votado por su candidata Le Pen.
Todos ellos se mostraron, en cambio, preocupados por el “peligro” que supone que la agrupación de extrema derecha pase a la segunda vuelta, hecho que los motivo a participar de estos comicios, más allá de los 10.000 kilómetros de distancia que los separan de su patria.
Para el psicoanalista Jean-Michel Vappereau esta situación es consecuencia del gobierno del ex presidente conservador Nicolas Sarkozy, quien con su discurso demagogo destruyó las bases de la República francesa.
“Le Pen es la continuación de Sarkozy. Pretendiendo oponerse a Le Pen, Sarkozy le allanó el terreno”, explicó a Télam Vappereau, quien se considera un “exiliado político” y reside en Argentina desde 2007, año en que el ex mandatario conservador asumió el poder en Francia.
Indeciso hasta último momento entre Mélenchon, Hamon y Poutou, el psicoanalista se mostró disgustado por unas elecciones que obligan a optar por un “voto útil” frente al deseado, para poder bloquear el camino a la extrema derecha.
Muchos de los consultados se dijeron también decepcionados de una campaña en la que los escándalos de corrupción empañaron el debate democrático.
“Si no hubo profundidad en los debates es también porque la sociedad perdió la esencia. Ya no leemos, ni reflexionamos”, sentenció Sophie, de 36 años, para quien la influencia creciente de las redes sociales empobreció la campaña.
Entre los votantes, había también un gran número de franco-argentinos, como Sebastián Utard, de 22 años y bisnieto de franceses, quien quiso “aportar su granito de arena desde el otro lado del charco”.
“Si bien no tenga una repercusión inmediata, lo que pase en una potencia -que de paso es el país de mis antepasados- me parece que tiene una repercusión a nivel mundial”, argumentó.
Los resultados de la primera vuelta se darán a conocer mañana a las 15 horas de Argentina, momento en el que se definirán los dos candidatos que participarán de la segunda vuelta del próximo 7 de mayo.