Juan Ignacio Novak
Aunque desde el Ministerio de Cultura de la Nación indicaron que “no se reducirán, modificarán ni eliminarán los fondos de fomento al cine nacional”, la inquietud del sector audiovisual se mantiene tras la remoción de Alejandro Cacetta al frente del Incaa.
Juan Ignacio Novak
El Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales ocupó el centro de la escena los últimos días. El desplazamiento del anterior titular, Alejandro Cacetta y su reemplazo por Ralph Haiek provocaron una fuerte reacción por parte de distintos actores del sector audiovisual, que se movilizaron ante el temor de que estas medidas pudieran implicar algún tipo de desfinanciación de la entidad. Aunque el ministro de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto, aseguró en una reunión con representantes de la industria del cine que “no se reducirán, modificarán ni eliminarán los fondos de fomento al cine nacional” y añadió que “queremos fomento y transparencia para el Incaa para que los fondos que son para el cine nacional, lleguen al cine”, las polémicas en torno al tema y el estado de alerta por parte del sector posiblemente seguirá.
Es que —según coincidieron referentes del sector audiovisual- las razones de la remoción de Cacetta no quedaron del todo claras, mas allá de la “necesidad de acelerar y profundizar los procesos de mejora administrativa en el Incaa” y presuntas “inconsistencias en los gastos”. De hecho, personalidades como el director Adolfo Aristarain cuestionaron “la suciedad en los modos” para forzar la renuncia de Cacetta, tras una denuncia periodística que lo acusó de corrupción en el programa televisivo Animales Sueltos. El realizador de “Tiempo de revancha” también se mostró preocupado por la situación y reiteró un punto en el que hay consenso generalizado: “el cine argentino necesita del apoyo del Estado”.
Lo cierto es que la situación del instituto tuvo derivaciones de todo tipo y color, al punto que se coló en la inauguración del BAFICI, el festival de cine independiente más importante de América Latina, donde se produjo una manifestación convocada por el grupo “Asamblea Permanente en Defensa del Cine Argentino”. También generó un video en el que participaron, entre otros, Leonardo Sbaraglia, Gustavo Santaolalla, Graciela Borges y Natalia Oreiro y hasta se sumó el actor estadounidense Viggo Mortensen. Iniciativa que despertó a su vez críticas como la de Mario Pergolini, quien en su espacio radial manifestó que “el video de los actores... les soy sincero. La verdad es que ya pecan de pelotudos, por decírselo con cariño. A muchos de ellos los conozco y aparecen en el video diciendo lo que no está pasando”.
Opiniones locales
Para el director Arturo Castro Godoy, “los alejamientos de Alejandro Cacetta y Pablo Rovito de sus cargos como presidente del Incaa y rector de la Enerc son un fuerte llamado de alerta para todo el sector audiovisual, y una señal profundamente negativa respecto a los tiempos que vienen, y qué es lo que hay detrás de estos movimientos".
"El hecho de que un profesional de la talla de Cacetta, que cuenta con el apoyo y la confianza absoluta de toda la comunidad audiovisual, y Rovito, principal responsable del crecimiento exponencial que ha tenido la Enerc en los últimos años y que la han colocado entre las mejores escuelas de cine del mundo, terminen siendo apartados de sus cargos luego de algo que sólo puede ser definido como la opereta pseudo periodística más escandalosamente evidente y patética de los últimos tiempos, no hace más que generar preocupación e incertidumbre frente a los tiempos que se avecinan, sabiendo de antemano que hay fuertes intereses económicos privados que siempre están al acecho de trasladar dinero, donde quiera que se encuentre, a sus bolsillos. Teniendo en cuenta que la orientación política y económica actual de la Argentina parece no tener demasiado problema en contentar esos intereses, todos los que formamos parte del sector audiovisual nos mantendremos, por ende, en estado de permanente alerta, para defender lo que tanto nos ha costado conseguir, y que es patrimonio de todos los argentinos: una Ley de Cine que es modelo en el mundo y un Fondo de Fomento que garantiza la generación de miles de puestos de trabajo, al mismo tiempo que produce cultura, arte e identidad”.
El realizador santafesino Diego Soffici opinó que el sector audiovisual local está alerta porque “el gobierno nunca aclaró los motivos reales de porqué lo echaron (a Cacetta), cuáles son los focos de corrupción y qué es lo que va a hacer con el Incaa”. La apreciación de Soffici se relaciona con una sugerencia que, hace algunos meses, hizo la Fundación Fiel al Ministerio de Hacienda de la Nación para que elimine impuestos “de bajo potencial recaudatorio”, como la tasa del 10% que recae sobre las entradas de cine, que se destina al Fondo de Fomento Cinematográfico que gestiona el Incaa. “Más allá de aquellos que quieren aprovechar de esta movida para sacar rédito político, la cuestión objetiva es que hay que estar alertas. Yo como realizador tengo que estar alerta, porque esto no es claro. Y donde no hay claridad no se sabe, en el fondo, si se va a sacar un impuesto, si se va a modificar el Incaa o si se va a intervenir. Estas incertidumbres se producen cuando no es claro el mensaje que se baja. Por eso, la postura es estar alertas en función de ver exactamente qué es lo que quiere hacer el gobierno con el Instituto. Al mismo tiempo, estar preparados para que, ante cualquier política que toque el fondo de fomento o que pueda perjudicar al cine argentino, estemos ahí protestando”.
Mauricio Minotti, por su parte, opinó que la discusión va más allá de si el ex presidente del Incaa y el ex director del Enerc están sospechados de corrupción o no. “Lo importante, lo que hay que discutir es qué quieren hacer con el Incaa, qué quieren hacer con la cultura, cuál es la política cultural de este gobierno. Creo que eso es lo que no está claro y por eso el sector, de manera inédita, se está movilizando ya sin colores partidarios. Es el sector que sale a defenderse ante un posible ataque a los fondos de fomento”, apuntó el realizador.
En este sentido, recordó que “el fomento al cine es una política de Estado que viene desde hace muchísimos años en la Argentina”. Y reclamó claridad en los criterios que aplicará el gobierno para el manejo, por ejemplo, del fondo de fomento al cine. “Ellos dicen que no lo van a tocar, pero todas las evidencias están demostrando que sí, que se quieren quedar con ese fondo o que quieren beneficiar a los cableoperadores o a las grandes cadenas de cine para no pagar ese canon”, añadió.
Política para el cine
Para Raúl Beceyro, cineasta y director del Taller de Cine de la UNL, “la situación actual en el Incaa ha despertado pasiones y deberíamos tratar de ver, serenamente, lo que está en juego. Las denuncias por oscuridades en el manejo de los dineros del Instituto han salpicado a todos los funcionarios que estuvieron ahí durante la administración kirchnerista: Jorge Coscia, Liliana Mazure, etc. Se plantearon discusiones en torno a los conflictos de intereses de otros funcionarios, como Pablo Rovitto, director de la Escuela del Instituto y a la vez productor”.
“Esos funcionarios aparecían sospechosos de favorecer a amigos, socios o familiares. Incluso se sospechaba que mientras era Jefe de Gabinete, Alberto Fernández utilizaba el Instituto como su ‘caja”.
“También hubo fondos destinados a la producción que funcionaban por fuera del Instituto. ¿Alguien me puede explicar por qué los fondos de la Televisión Digital Abierta pasaban por las manos de Julio De Vido? Pregunta retórica: yo sé por qué, y ustedes también”.
“La corrupción no es un detalle sin importancia, ni una excusa para no hablar de otros problemas. Es un cáncer. Si yo veo que alguien mete su mano en mi bolsillo, lo primero que hago es decirle que la saque. Después se podrá hablar de lo que se quiera, antes no”.
“Todo esto se sabía cuando a comienzos de la gestión de Macri se nombró como presidente a la persona que propusieron las entidades representativas de la profesión y se mantuvo a todos los funcionarios, incluyendo a Rovitto. Era la garantía de que todo iba a seguir igual, incluyendo oscuridades en el manejo de los fondos. Quienes se habían aprovechado hasta ese momento de la situación querían seguir haciéndolo. El presidente del Instituto era el representante de las corporaciones de la industria”.
“Esa decisión, de nombrar a Alejandro Cacetta, se debió quizá a una especie de ‘ideología empresaria’, es decir, pensar que la industria podía manejar adecuadamente el cine. O quizá se pensó que no valía la pena pelear en ese terreno”.
“Lo que es seguro es que no había ninguna política en el campo del cine, aunque en otros territorios cercanos podía pensarse que la había; pienso en el nombramiento de Miguel Pereyra como presidente de Radio y Televisión Argentina o, también en el área cultural, la designación de Alberto Manguel como director de la Biblioteca Nacional”.
“En un mundo ideal se debería pensar en una política para el cine llevada adelante por el Instituto. Como modelo debería pensarse en la tarea de Manuel Antín durante la presidencia de Raúl Alfonsín, a quien —es justo destacar jamás se acusó por ningún acto de corrupción. Una política plural, sin subordinación alguna al gobierno de turno, considerando la compleja realidad del cine, al mismo tiempo objeto cultural que nace en el marco de una industria”.
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Pedido
El senador nacional por la Ciudad de Buenos Aires y cineasta Fernando “Pino” Solanas presentó un pedido de interpelación al ministro de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto, para que informe sobre la política llevada a cabo por el gobierno en el Incaa.
El pedido, que debe ser refrendado en sesión ordinaria por la Cámara alta, también pretende que Avelluto se explaye sobre el cumplimiento de la Ley del Cine. “Deberá explicar las razones sobre la crisis que se produjo con motivo de operaciones periodísticas que movilizaron a todos los integrantes de la industria cinematográfica en defensa de la ley citada, de la autarquía del Incaa y del Fondo de Fomento Cinematográfico”, expresó Solanas.