Ignacio Andrés Amarillo
El célebre divulgador musical vuelve al Centro Cultural Provincial “Paco Urondo” de la mano de sus espectáculos didácticos de apreciación musical con pantalla gigante y para todo público.
Ignacio Andrés Amarillo
Marcelo Arce vuelve a Santa Fe después de no hacer temporada desde 2012 (volvió ocasionalmente en 2015), de la mano de sus espectáculos didácticos de apreciación musical con pantalla gigante y para todo público. En esta oportunidad contará vida y obra de “Mozart y Sting”. Será este viernes 28 desde las 20.30 en el Centro Cultural Provincial “Paco Urondo” (Junín 2457). Las entradas están en venta en boletería del la sala, de lunes a viernes de 14 a 22.
En la previa del reencuentro, El Litoral se contactó con Arce para conocer la dinámica de este espectáculo y su intención de regresar al formato estable.
Cruces
—¿Qué veremos en esta función?
—Surgió a raíz de un comentario desde el escenario, en plena función en mi ciclo de abono en el Teatro Astral, en 2014. En la pantalla gigante —como utilizaremos en esta función santafesina terminaba un clip (permítaseme decir “fabuloso”, que armaron mis editores) que veremos sobre un célebre tema de Sting, “Russians” (basado como lo demostraremos sobre un tema del gran compositor clásico ruso Sergei Prokofiev). “¡Ah! gritó alguien, aunque con voz emocionada ¡pero Sting es un genio!”. Se lo dije al público: “El próximo año inauguramos la 24ª temporada con Mozart y Sting”.
Bien: ese “grito” es lo que intentamos afirmar hace décadas, probando a las generaciones más adultas que hay en el rock, el folclore, el tango, el jazz, la new age, y tantas otras músicas, verdaderos talentos que se emparentan, apoyan y abrevan en los “clásicos”, volviéndose ellos mismos clásicos: los que superan la prueba del tiempo, los que crean obras artísticas, es decir, con forma y contenido. Obras emotivas, poderosas, bellas, “bien escritas”. Y a su vez demostrarle a los más jóvenes que los “clásicos” o “académicos”, no son ni aburridos ni viejos. Mozart sigue siendo quien más discos vende... Claro: no todos los “populares” tienen la calidad para emparentarse. Y obviamente los de la mal llamada “música clásica” (¡no digamos culta porque a veces se vuelve oculta!) siguen siendo alturas a las que se debe aspirar. Por eso insistimos tanto en lo que llamo “la clásica música”.
Y así Sting —británico nacido como Gordon Sumner en 1951 nos deslumbrará con otras piezas como “Si tú amas a alguien”, las canciones “Sólo en invierno” (arriba de un coral de Bach), “Cada pequeña cosa que ella hace es mágica”, con The Police; “Llevados por lágrimas” y “Mensaje en una botella” (¡no podía faltar!). Sumen la versión con orquesta de su tema icónico “Un Inglés en Nueva York”, o cantando una balada del catedrático Warlock, con coro y orquesta, en la Catedral de Durham, o combinando la música celta; y “Panis Angelicus” de Franck junto a una tremenda voz. Recreará en la Iglesia de St. Luke, una Gallarda que John Dowland creó en 1620, con laúdes y a cuatro voces diferentes y superpuestas que él mismo canta una sobre otra. Actuará junto a su esposa la relevante actriz Trudie Styler en el teatro-musical que escribió y estrenó en Royal Ópera House, como “Robert y Clara Schumann”. Apreciaremos su “Adiós a Chopin” para piano, violín y violonchelo. Más una sorpresa que tiene que ver con una de las más famosas óperas de Mozart.
Justo una de ellas, “Las Bodas de Fígaro”, lleva al Gran Wolfie que nos volverá a deslumbrar como el más grande niño prodigio de la Historia de la Música. Una Sinfonía rara junto a la Sinfonía 40, un momento de una de las Serenatas para Orquesta, el Rondo Final del Concierto para violín y orquesta Nº 3 “Turco” en paralelo con el Final, ¡Molto Vivace!, del Concierto para piano y orquesta Nº 23 —con el legendario Vladimir Horowitz como solista en la llamada “grabación milenaria”- que se convierte en el principio del Concierto para tres pianos y orquesta —una locura-. Un instante poderoso de la Misa de Coronación. Y la rareza: El empresario de ópera que desemboca en la Canción de Papageno de “La Flauta Mágica”.
Todo breve y con impulso, pensado para “todos los que no sabemos música”. Comenzará y terminará puntual, poco menos de dos horas. No es una conferencia, ni una clase, ni nada por el estilo. Un show que pretende ser un espectáculo. Para descubrir las obras, para saber qué narran. Relajados y compartiendo la “buena música”.
Por la vuelta
—¿Cómo vive el regreso a Santa Fe después de tanto tiempo?
—Antes dije función santafesina. Y por dos razones. Una que deriva del lazo afectivo con un público que me comprendió y dio marco libre a mis giros durante cada espectáculo. Pues nunca doy un show de la misma manera. Necesito la improvisación —siguiendo un eje, claro-, la espontaneidad, emocionándonos o riendo juntos. Es cálido o como diría Mozart, affettuoso. Vibra y vibré muchas veces, disfrutando algunas ovaciones (perdón por la soberbia: son caricias que dan ciertos públicos...).
La segunda razón será tangible. Trato de llegar por algún recorrido a los grandes de cada punto del país. Y entonces no podrá faltar un momento del ineluctable Carlos Guastavino. Como una cita.
Por eso —e impulsado por infinidad de mensajes a mi web (www.marcelo arce.com)- debía rebatir esa ausencia desde 2015. Obviamente, vivo este regreso con ansiedad, con un anhelo de principiante (aunque ya transito 42 años de carrera). Los extraño profundamente. Ojalá nos encontremos y no los defraude.
—¿La idea es volver a tener un ciclo estable en Santa Fe?
—Es la idea y para mí, lo ideal. Buscaremos la forma de retornar al ciclo “La Clásica Música en Santa Fe”, siquiera tres, cuatro, cinco veces por año. Armar un abono con descuento especial, algo que le dé continuidad y unidad. Por supuesto, con la venia y el agradecimiento eterno al Centro Cultural Provincial. Ahora tengo la maravillosa suerte de ir de la mano profesional y humanística de Pablo Sarnari.
Volveré a Santa Fe el 6 de octubre. El sueño (o más intensamente expresado por los alemanes del Romanticismo del siglo XIX, el Whan) es anclar de nuevo el ciclo aquí para 2018. Sólo nos bastaría que el público manifieste su voluntad en los cupones que entregaremos en esta función de “Mozart y Sting”, con un sí o un no. Aunque suplico por el sí, de un modo u otro, ¿cómo tributar tanta fidelidad?
Evolución
—¿Cómo se resignifica la divulgación en estos tiempos de accesibilidad a todo tipo de archivos musicales?
—De ninguna manera en especial. Sigo aplicando la misma fórmula que en 1975 y adaptándome permanentemente pero en las herramientas. Inicié en el Salón de la Facultad de Derecho, mil inscriptos, sin micrófono, y a Wincofón puro; y hoy mi equipo —16 profesionales para armar cada espectáculo trabaja a partir de mi guión de 80 o más páginas. Con la gran ventaja que brindan los medios y la tecnología. Cuando comencé era muy complicado encontrar una misma sinfonía en varias interpretaciones para aprender a reconocer “la correcta”. Hoy entramos a la PC y puedo recomendar —como lo hago en mis libros y artículos, incluso en mi web ‘escuchen y comparen el último movimiento de la Quinta Sinfonía de Jean Sibelius dirigida por Lorin Maazel, por Neeme Järvi y por Colin Davis’. ¡Hasta lo pueden hacer simultáneamente!