El Litoral
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El equipo de Domínguez, que está invicto y alcanzó una marca histórica en Primera División, tendrá una prueba de fuego. Va sin su mejor jugador —Ledesma—, sin Ceballos ni Torres.
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Con una racha que ya pulverizó todos los registros profesionales de victorias —seis— en fila en Primera División y que ahora quiere alcanzar la marca del histórico ascenso de 1965, Colón pondrá más alta todavía la vara cuando a las 16.10 enfrente a un Sarmiento de Junín que hace cinco fechas no gana y está descendiendo. Claro que así como soplan vientos agradables en los números de la campaña, será la primera vez que se le amontonen malas noticias a Eduardo Domínguez:
— 1) No podrá contar por varias fechas con Pablo Ledesma, un jugador clave, reinventado en Colón de la mano de un entrenador que le encontró posición y funcionamiento. “Es mi técnico adentro de la cancha”, había dicho la semana pasada.
— 2) Sentirá la baja del siempre regular Lucas Ceballos, que además de ver la roja contra Tigre, se “comió” un duro informe de parte del juez Mastrángelo, por lo que podría complicarse su fallo.
— 3) Con un Colón que hace un culto de cada pelota quieta con las jugadas preparadas, tampoco podrá usar en el Eva Perón al paraguayo Iván Torres, uno de los mejores ejecutores con perfil zurdo.
Será la primera vez en el año —uno empatado en el debut y seis ganados en fila— que Eduardo Domínguez tendrá un triple desafío a la hora del recambio en cada puesto.
“No tengo un jugador igual a Ledesma para esa función”, avisó el jefe de equipo en Colón. Es innegable el complemento perfecto del tándem con Poblete en estas fechas. Por ahora, todos los caminos conducen al sacrificado y silencioso Adrián Bastía: será “el Polaco” quien ofrezca toda su experiencia y despliegue en la cancha de Sarmiento.
En el fondo, lo que se veía venir, el ingreso de Yamil Garnier para jugar de “4” en lugar del expulsado Ceballos. Y en el mediocampo será Bernardi quien le gane la pulseada a Silva para ir por una de las bandas.
Colón le va dando forma, partido a partido, a una campaña que ya es histórica desde la racha: nunca antes había ganado en Primera División seis partidos seguidos, algo que alcanzó el lunes pasado contra Tigre. Ahora, para quienes se especializan en estadísticas, el desafío es alcanzar esa marca de 1965 —en la “B” claro está— con siete partidos ganados en fila de la mano del charrúa “Pepe” Etchegoyen.
Por fuera de los fríos números y las rachas, hay una idea de juego que lo alejó a Colón de los promedios del descenso y lo llevó directamente a la zona de copas: está adentro de la próxima Sudamericana y acariciando uno de los cupos para la Libertadores 2018.
La de mañana será un prueba para el DT y para los jugadores, porque Colón viene “derechito” y se encuentra, en medio de esta hermosa racha, con tres bajas en un mismo partido. Ledesma es, a priori, la ausencia que más se puede sentir. Es por eso que siempre se habló del “grupo” o “el plantel”, con los de afuera esperando su momento: desde esta idea, sin dudas, Bernardi viene teniendo más minutos que Bastía o Garnier.
Con la racha y las bajas, Colón pisará mañana a las 16.10 el Eva Perón de Sarmiento. Enfrente, el verde rival de turno, saldrá con una idea fija: ganar, porque ya a esta altura ni siquiera le sirve el empate.
Será un partido especial porque conozco ese club y jugué mucho tiempo en esa cancha. Pero además, será especial para mí porque la última vez que jugué contra Sarmiento con la camiseta de Colón me hice un gol en contra” . Yamil Garnier, jugador de Colón.