El mundo cambia de manera vertiginosa. Sin embargo, por miopía, ignorancia o intereses particulares, algunos sectores con responsabilidades y poder de decisión se empeñan en desconocer estas irrefrenables transformaciones.
La Ley de Descanso Dominical es una norma anacrónica que pone en riesgo fuentes de trabajo.
El mundo cambia de manera vertiginosa. Sin embargo, por miopía, ignorancia o intereses particulares, algunos sectores con responsabilidades y poder de decisión se empeñan en desconocer estas irrefrenables transformaciones.
Mientras los sistemas de comercio electrónico se expanden aceleradamente en la sociedad -en especial entre sectores medios y altos-, en la provincia de Santa Fe se discute una ley anacrónica e inoportuna que pone en riesgo numerosos puestos de trabajo en empresas que continúan apostando, a pesar de todo, por los sistemas tradicionales de compra y venta.
La Corte Suprema de Justicia provincial está a punto de fallar sobre la norma conocida como Ley de Descanso Dominical, aprobada en noviembre de 2014 por la Legislatura y que fuera producto de un verdadero cóctel de mezquindades.
La dirigencia sindical no parece ser consciente de que los tiempos han cambiado. Los principales referentes gremiales continúan pensando en términos del siglo XIX. Lo que se niegan a aceptar es que sus métodos terminarán perjudicando los intereses de los afiliados que tanto dicen defender.
Apostar al cierre de los grandes locales comerciales durante los días domingo terminará reduciendo los puestos de trabajo. Ninguna empresa tiene la obligación de mantener la misma dotación de empleados, cuando se reducen los horarios de atención al público. Sobre todo, cuando ese mismo público ni siquiera está obligado a realizar sus compras de manera personal, sino que puede hacerlo -y cada vez lo hará con mayor frecuencia- a través de medios electrónicos. Pero no sólo el sindicalismo se equivoca en el planteo. Lo mismo sucede con amplios sectores políticos que, en una actitud ciertamente demagógica, terminaron avalando una ley cuyas consecuencias podrían ser altamente perjudiciales al común de los ciudadanos. El mismo socialismo gobernante en la provincia quedó encerrado en este dilema.
Finalmente, aparecen los intereses empresariales. Sobre todo, de un lobby encabezado por supermercados rosarinos -también los hay de Santa Fe-, convencidos de que el cierre de los grandes locales comerciales de cadenas nacionales o internacionales durante los días domingo puede convertirse en una situación conveniente para el empresariado local.
Se trata de una apuesta temeraria. Y los ejemplos están a la vista: 2016 marcó un quiebre histórico del que seguramente no habrá retorno. Ese año, el gigante estadounidense del comercio Walmart perdió el primer lugar como la empresa con mayor facturación del planeta. Dicho puesto pasó a manos del portal chino de comercio por Internet, Alibaba.
Las estadísticas internacionales dan cuenta de que en 2015 el comercio electrónico se incrementó un 19,9% en el planeta. Este año se conocerán los datos relacionados con 2016. Los países latinoamericanos que hoy más compran por Internet son: Brasil, Venezuela, Argentina, Colombia, México, Perú y Chile. La sociedad en general -y las nuevas generaciones, en particular- se acostumbra rápidamente a realizar sus compras sin moverse de su casa. Lo hace a través de una computadora o, simplemente, gracias a los celulares inteligentes.
Tan marcado es este cambio, que las grandes empresas tradicionales -Walmart, entre ellas- están redoblando sus apuestas para fortalecer sus plataformas de comercio electrónico. De hecho, en la sucursal que funciona en la ciudad de Santa Fe se pueden aprovechar en estos momentos diferentes alternativas e-commerce.
En definitiva, frente a una realidad cambiante -y que coloca al comercio tradicional frente a una inevitable crisis-, la Ley de Descanso Dominical aprobada en Santa Fe no hace más que dificultar aún más la situación.
Los empleados y los ciudadanos con menor acceso a las nuevas tecnologías serán los primeros en pagar las consecuencias.