Juan Ignacio Novak
El próximo jueves se estrena “La Momia”, película protagonizada por Tom Cruise que busca relanzar al personaje, esta vez interpretado por la actriz Sofía Boutella. Un repaso por las películas que, desde los ‘30, inmortalizaron a esta criatura.
Juan Ignacio Novak
El panteón de los monstruos cinematográficos es vasto. Pero la Momia, que volverá a los cines con fisonomía femenina en la película homónima que se estrenará el jueves, figura entre los más célebres. En la nueva película de Alex Kurtzman que tiene a Tom Cruise y Russell Crowe como protagonistas, la actriz franco-argelina Sofía Boutella encarna a una antigua princesa que despierta en la época actual para desatar su ira inmemorial. El intento es generar un relanzamiento del personaje, con giros argumentales y vueltas de tuerca que la alejen de las versiones cinematográficas previas que, dicho sea de paso, fueron muchas y de variada tonalidad.
Para encontrar las primeras es necesario remontarse a la década de 1930. Tras el éxito de la versión de “Drácula” protagonizada por Bela Lugosi (1931), Universal Pictures encontró una veta. Fue una época dorada para los monstruos y la versión que produjo este gran estudio de “La momia”, en 1932, escaló a la categoría de mito. Dirigida por Karl Freund (quien había colaborado con Todd Browning en “Drácula”) tuvo el protagonismo de otra figura que comenzaba a marcar territorio en el género tras encarnar a Frankenstein: Boris Karloff.
En aquella película prototípica, que sería el preámbulo de varias entregas, un grupo de arqueólogos ingleses profanan la tumba de un cadáver momificado, un sacerdote del antiguo Egipto. La momia revive y trata de secuestrar a una joven de ascendencia egipcia que se parece a la princesa que amó en vida y que fue el motivo de su ejecución.
Con esquemas argumentales parecidos, Universal presentó “The Mummy’s Hand” (1940), dirigida por Christy Cabanne, “The Mummy’s Tomb” (1942), de Harold Young, que incorporó a Lon Chaney Jr., “El espectro de la momia” (1944), de Reginald Le Borg, con la presencia de John Carradine y “The Mummy’s Curse” (1944), de Leslie Goodwins, que repite a Chaney Jr. Esta última posee un giro argumental interesante: la acción transcurre en los pantanos de Louisiana, donde un proyecto de riego desentierra a Kharis, la momia enterrada en las arenas movedizas varios años antes.
El costado cómico
Ya para el final de la década, los monstruos “clásicos” estaban agotados. Era el amanecer de la Guerra Fría y el terror había dejado de ser patrimonio de vampiros y hombres lobos. Llegó el tiempo de las parodias y los estudios apelaron a una estructura que les sería funcional: reunir a su plantel de actores cómicos con sus monstruos en decadencia. Sobre esa base se rodó “Abbot and Costello Meet Frankenstein” (1948), donde la dupla interactúa con Drácula, Frankenstein y el Hombre Lobo. Y “Abbott and Costello Meet the Mummy” (1955), de Charles Lamont, que introduce al personaje de las vendas y las maldiciones ancestrales.
Con acento británico
El siguiente jalón en la evolución del género lo marcó Hammer Films Productions en Inglaterra y tuvo dos caras visibles: Peter Cushing y Christopher Lee. Este último se puso la capa y los colmillos en “Drácula” (1958) y el éxito derivó en su participación un año después en “The Mummy”, de Terence Fisher. Aquí dos arqueólogos, padre e hijo, dirigen una expedición en Egipto, puntualmente en la tumba de la reina Anaka. El padre lee en voz alta un conjuro que devuelve la vida a Kharis, guardián de la reina, cuyo objetivo será eliminar a quienes interrumpieron el reposo de Anaka. En su momento, se la promocionó como una película que “destroza los nervios”.
Última franquicia
Con algún que otro eco de los filmes de aventuras de los años ‘50, Stephen Sommers dirigió en 1999 “La momia”, con Brendan Fraser como una suerte de Indiana Jones (aunque con menos carisma que Harrison Ford) que corre por el desierto tratando de apagar la ira de un perverso sacerdote egipcio que un grupo de norteamericanos despierta accidentalmente. La película peca de ciertos excesos, pero es entretenida y sobre todo incorpora a Rachel Weisz como el interés romántico del protagonista y a secundarios versátiles a John Hannah y Jonathan Hyde, que aportan encanto británico al producto. Así las cosas, el éxito de taquilla que produjo derivó en dos secuelas: “La momia regresa” (2001), la desmesurada “La tumba del emperador dragón” (2008) y hasta un
El Dato
Parodia
La película animada “Hotel Transilvania” (2012) parodia a los monstruos célebres que poblaron la literatura y el cine: el conde Drácula, el monstruo de Frankenstein, el Hombre Lobo, el Hombre Invisible y por supuesto la Momia. Que aquí es un antiguo animador del gran Faraón de Egipto, amante de las fiestas y de carácter dócil. El film juega, a través de divertidas resoluciones, con los clichés que rodearon al personaje en las diversas versiones cinematográficas.