Alberto “Nene” Sánchez
Eduardo Domínguez reconoció que se cometieron errores, pero destacó que Colón salió a jugar ante San Lorenzo sabiendo lo que debía hacer, y que no le permitió realizar al rival lo que sabe hacer.
Alberto “Nene” Sánchez
“Cuando se gana el balance siempre es positivo”. Fue la primera frase pronunciada por Eduardo Domínguez luego de la trascendental victoria 2 a 1 lograda ante uno de los animadores del torneo, como sin dudas lo es San Lorenzo. “Después hay que empezar a desmenuzar lo bueno que se hizo, lo que hay que mejorar, las cosas en las que hay que seguir insistiendo para mejorar lo que se hace bien...”
Las principales ideas que se desprenden del análisis realizado por el director técnico son las siguientes:
* “Hemos tomado a este partido como una final, porque así fue, y así será el que sigue. En este tramo final del torneo no podemos equivocarnos en situaciones en las cuales ya no hay margen, o por lo menos el margen es mínimo. Si pretendemos mejorar hay que tomarlo de esa manera, y los jugadores lo han interpretado muy bien”.
* “Sabíamos las características de juego de San Lorenzo, cómo defiende, cómo ataca, y por eso modificamos algunos aspectos, para iniciar una nueva presión después de cada jugada. Cada jugada que iniciábamos era para ir a presionar, y así fueron los goles que hicimos”.
* “En el debe queda una situación similar a la que nos pasó con Tigre, pero en el plano general, la agresividad con pelota que tuvo Colón fue muy buena, a mí me gustó. En algunos aspectos volvimos a las fuentes. Volvimos a interpretar en qué momento presionar, en qué momento presionar bien arriba, en qué momento darle la pelota al rival y no desordenarse”.
* “Sabiendo cómo juega San Lorenzo, era muy difícil jugar al ritmo de ellos, porque ellos mismos son los que provocan que el rival salga para generar las contras. Es lo que mejor hacen. En los primeros diez minutos nos generaron dos o tres contras muy buenas, una terminó en un mano a mano que tapó Broun y otras que se diluyeron pero fueron bravas. En líneas generales no le permitimos hacer lo que mejor hacen”.
* “Todos los rivales son distintos, y por más que las ideas se mantengan, los partidos siempre son diferentes, porque los equipos tienen desiguales características y hay diferencia en calidad. En este San Lorenzo hay jugadores que han ganado la Copa Libertadores, pero en todo momento hicimos las cosas como para ser protagonistas”.
* “La confianza que se gana con esta clase de triunfos es alta, pero es muy finito el límite de que se pase para el otro lado. Nosotros sabemos que el miércoles nos toca jugar otra final contra un equipo diferente, que hoy está un punto debajo de nosotros. Racing jugará su partido, pero nosotros vamos allá a tratar de conseguir lo nuestro, conseguir los tres puntos, y para lograrlo no nos tenemos que relajar, hay que trabajar más, porque lo que se consiguió es una victoria y está muy bien, pero mañana (por hoy) ya comenzamos a trabajar pensando en el próximo partido”.
* “Uno no quiere pecar de soberbio, pero creo en mí, el presidente sabe cuáles eran los objetivos propios, en lo grupal. Lo más lindo es saber que el compromiso está, sacando un montón de situaciones complicadas como en cualquier club, pero sabemos del compromiso de todos, y eso es valorable”.
Reto para el pibe goleador
El gol que le significó a Colón ponerse en ventaja, a los 37 minutos del primer tiempo, fue muy festejado por Eduardo Domínguez, algo lógico sabiendo que es hincha de Huracán. Pero también hubo un claro insulto que salió de su boca. Consultado sobre la razón, el entrenador rojinegro lo aclaró: “Insulté porque no me gusta que un jugador sea amonestado tan tontamente. Me fastidié porque en un partido tan trabado y tan luchado, en el cual nos jugábamos mucho los dos equipos, con muchos roces, y que por algo hubo dos expulsados, jugar con una amarilla tan tonta no es bueno, pero es un chico que debe aprender todavía”.
Domínguez se refirió así al festejo de Nicolás Leguizamón, autor del 1 a 0, que se sacó la camiseta y por eso Fernando Rapallini le mostró la tarjeta amarilla, en una de las pocas veces que no se equivocó.