Mónica Ritacca
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Junto a su esposa Fany, logró la adopción de tres niños en diferentes oportunidades. Uno de ellos es Eric, un sobreviviente del terremoto de Haití del año 2010.
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“Disculpen el desorden. Entenderán que en una casa donde hay chicos es imposible que cada cosa esté en su lugar”. Con esas palabras, Gerardo Corroto abrió a El Litoral las puertas de su casa para dar lugar a un abrazo real postergado por siete años. Es que no es la primera vez que Gerardo sale en este medio. En 2010 fue noticia en el marco de un terremoto que prácticamente destruyó a Haití, donde se encontraba su hijo Eric que, con 8 meses de vida, aguardaba la finalización de los trámites de adopción para poder venir al país. En aquella oportunidad la entrevista fue telefónica. Eric (8 años) no es el único hijo adoptivo del hogar que formaron 16 años atrás Gerardo Corroto y Fany Galotto en la ciudad de Sunchales, en la provincia de Santa Fe. Esteban (10) y Eduardo (7) completan esta familia de cinco integrantes.
—Hoy es una fecha especial porque conmemora el Día del Padre. ¿Qué sentís?
—Es una fecha muy movilizante, donde afloran muchos sentimientos. Antes lo vivía como hijo y ahora, desde hace diez años, también como padre. Estoy muy agradecido a Dios y a la vida por estos tres hijos que tengo.
—¿Cómo logran la adopción de tres niños?
—Cuando empezamos a proyectar la idea de familia siempre estuvo presente la adopción. Con mi esposa imaginábamos nuestros hijos y también los adoptivos. Queríamos brindarle a un chiquito todo lo que, por diferentes motivos, sus padres biológicos no iban a poder darle. Durante muchísimo tiempo buscamos un embarazo, pero no lo lográbamos pese a tratamientos de fertilidad. Con la convicción de la posibilidad de ser padres a través de la adopción arrancamos ese camino, que no era fácil. La adopción es un camino muy largo, que se torna muy difícil en diferentes tramos. Nosotros pudimos concretar dos de ellas, la de Esteban y la Eduardo, cuando estaba en vigencia el sistema de adopción directa. La otra fue internacional. Estuvimos muchos años anotados en juzgados esperando por una adopción. Hasta que dimos con un estudio jurídico de Oberá, Misiones, que gestionaba las adopciones directas. Es decir se ocupaban de darle un hogar a bebés cuyos progenitores por diferentes motivos no iban a poder satisfacer sus necesidades y preferían darlo en adopción. Así llega Esteban, en el año 2006 y con cinco días de vida, a nuestro hogar.
—La de Eric ya fue una adopción internacional, y muy particular porque en el medio se produjo un terremoto en su país de origen.
—Sí. Volver a adoptar después de concretada una adopción era más difícil aún que hacerlo por primera vez. Nos decían, ustedes ya tienen uno y hay gente que ni siquiera tiene... Entonces mi esposa empezó a buscar por internet y encontró que había como 300 orfanatos de Haití que daban en adopción niños de allí y Argentina figuraba entre los paises con los que se hacían convenios. Por entonces, transcurría el año 2008. Lo primero que hicimos fue contactarnos con familias que estaban en ese proceso y empezar a gestionar una adopción internacional, que finalmente y felizmente se pudo concretar. El 6 de mayo de 2009 nació Eric y al mes de vida nos lo asignaron. Dese ese momento ya fue nuestro hijo. Imaginate que la noticia se difundió por todo Sunchales. Nos llamaban de las radios para hacer nota, una de las cuales fue clave para la llegada de Eduardo, nuestro tercer hijo. La mamá biológica de él, residente en Rafaela, que había escuchado una de las entrevistas, se acercó hasta nosotros para decirnos que no iba a poder cuidar de ese bebé y quería que lo adoptáramos. Quedamos sorprendidos porque estábamos en medio del proceso de la adopción internacional de Eric, pero lo sentimos como una señal y no dudamos en decir que sí. Eduardito nació en Sunchales el 5 de octubre de 2009 y ese mismo día ya lo tuvimos con nosotros. No se si habrá otro caso pero nuestro hijo más chico llegó antes que el segundo.
El presente de los Corroto
Hoy, Esteban, Eric y Eduardo son tres hermanos que, como tales, pelean y juegan todo el tiempo. El mayor es alumno de 5to. grado, mientras que los dos más chicos van a 3ero. y 2do. respectivamente. Los tres aman jugar al básquet en sus tiempos libres, siguiendo la pasión que por muchos años tuvo -y tiene- Gerardo Corroto. También les gusta jugar al fútbol. Por último, este papá genial agregó que más adelante, cuando los chicos estén más grandes, planificarán tres viajes: uno a Rafaela, muy cerquita de Sunchales; otro a Oberá, en Misiones; y otro a Puerto Príncipe, en Haití. “Queremos que nuestros hijos conozcan los lugares donde nacieron”, manifestó Gerardo, despidiéndose con un “hasta pronto” de El Litoral porque seguramente en unos años esta hermosa historia de amor familiar continuará.
La corta e inmensa historia de Eric
Una noticia internacional conmocionó al mundo el 12 de enero del año 2010. Un terremoto de una magnitud de 7 grados en la escala de Ritcher, generado a una profundidad de 10 kilómetros, destruyó Haití y se cobró más de 300 mil vidas. Las imágenes fueron angustiantes y desesperantes, sobre todo para 14 familias argentinas que aguardaban la adopción de 16 niños y a miles de kilómetros de distancia se enteraron de lo sucedido sin saber qué había sido de sus hijos. Eric, que por ese entonces tenía 8 meses de vida y esperaba en un orfanato por el calor de un hogar, fue uno de los dos chiquitos haitianos que a un mes de ocurrida la catástrofe llegó a Santa Fe para llenar de felicidad a una familia de Sunchales. “Eric nació en mayo de 2009. En septiembre de ese año viajamos a conocerlo y generamos el vínculo con él. Vimos la triste realidad de Haití y no veíamos la hora de traerlo con nosotros, pero debíamos terminar los trámites de adopción.
El día del terremoto no me lo olvido más. Yo estaba en Buenos Aires. Había viajado por cuestiones laborales y cuando estaba de regreso me llama mi esposa para contarme que había ocurrido un terremoto en Haití y había muchas víctimas. Fueron 48 horas de incertidumbre, de estar consultando con otras familias si alguien tenía novedades. No podíamos comunicarnos con el orfanato de la isla, nada... Justo dentro del grupo de papás que íbamos a adoptar en ese orfanato, la hermana de una de las mamás estaba allá. Ella fue quien se comunicó con su hermana acá en argentina y le dijo que todos los chicos estaban sanos y salvos. A partir de ese momento nos pusimos en campaña para que el Gobierno Nacional nos ayudara para llegar a la isla. El primer ministro haitiano había liberado la frontera y pedía la colaboración de los papás para que fuéramos a buscar los chicos ya que nos autorizaban a sacarlos del país y terminar los trámites cada uno en el suyo. Y así fue. Estuve tres semanas allí, y nos vinimos juntos”.
“Adoptar sigue siendo complicado”
Aunque Gerardo y Fany ya están al margen de los procesos de adopción saben muy bien de qué se tratan. En el marco de los procesos actuales, que requieren como primer paso anotarse en el Ruaga, consideran que sigue siendo igual de complejo que antes y eso muchas veces desgasta y quita las ganas de adoptar. “En el país hay muchísimos padres que quieren adoptar y muchísimos niños que necesitan un hogar. Claramente algo falla porque los procesos siguen siendo igual, o peor, de complicados”.
Créditos
Producción y Nota: Mónica Ritacca
Producción audiovisual: Federico Cioni