Sanatorios compran medicamentos sin mayores controles ni auditorías

Guillermo Dozo

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“Los medicamentos no son golosinas”, reza una reciente campaña impulsada por el Ministerio de Salud de la provincia. ¿Podríamos imaginar que pacientes oncológicos fuesen tratados con medicamentos que no fueron adquiridos por el sistema de farmacias?

Resulta difícil de imaginar pero, según fuentes seguras a las que tuvo acceso este medio, está ocurriendo.

Son casos donde el sanatorio acuerda de manera directa la compra de las presentaciones que indica el médico que atiende al paciente y, luego se lo factura a la obra social.

Como se dice desde el área de Salud, “No son golosinas”, también pueden ser muy caros y es extremamente importante que se sepa de dónde proviene para que sean lo más eficientes para el tratamiento que se debe realizar. Nadie en su sano juicio enfrentaría un tratamiento si tiene dudas sobre la procedencia o calidad del producto.

Esto estaría ocurriendo en la ciudad de Santa Fe. Circulan correos electrónicos donde algún responsable de un sanatorio en Santa Fe pregunta a cierta droguería que habría sido excluída de la provisión de obras sociales de importancia en nuestra zona sobre la existencia de una droga en particular y para cuándo estará disponible. De lograr un principio de acuerdo solicitarán las cantidades que el tratamiento requiera.

Hay que recordar que en el caso de los oncológicos estamos en presencia de los Medicamentos de Alto Costo, un pequeño círculo de drogas de avanzada que, a veces, requiere de desembolsos millonarios para la atención del paciente con el consecuente efecto en el sistema de salud u obra social.

Entonces ni son golosinas, ni son inocuas, ni son baratas.

La raíz del problema

El impacto de los MAC en las estructuras financieras de los sistemas de salud -tanto a prepagas como a las obras sociales- es un porcentaje alto. Los de Alto Costo son medicamentos con desarrollos nuevos, donde los laboratorios salen al mercado para el tratamiento de ciertas enfermedades y no tienen una competencia. En los primeros tiempos los valores buscan recuperar la inversión por la investigación concretada desde la industria.

Los valores pueden resultar sumamente abultados (millonarios) por lo que es necesario un seguimiento en la evolución de la enfermedad del paciente para indicar la presentación más correcta y efectiva.

Esta ecuación formada por enfermo-médico-farmacia-sanatorio-obra social llevó a las autoridades provinciales a buscar una forma de garantizar la correcta dispensa de los medicamentos. Por este motivo se realizaron sucesivos encuentros mantenidos a fines del año pasado e inicios del corriente,

En febrero de este año se suscribió el decreto reglamentario 0209 que regula el artículo 60 de la Ley 2.287 -refrendado por el gobernador Miguel Lifschitz- que establece cuáles son los casos en los que los sanatorios pueden entregar medicamentos a los pacientes y refiere al concepto de medicamento para las “necesidades internas”, siendo éstos los destinados a pacientes internados o a pacientes a quienes resulta inevitable para el sanatorio la entrega del medicamento, como lo son aquellos atendidos en las “Urgencias”.

Necesidad de control

Esta definición del circuito en la entrega de los medicamentos tiene una importancia que debe entenderse en varios sentidos.

Uno de los primeros problemas que asoma es que si se eluden los controles superpuestos previstos en el decreto 0209 podría provocar un grave problema al Estado y a los financiadores del sistema de salud ya que pierde una de las posibilidades de auditar, ya que toda la secuencia del proceso de prescripción y entrega del producto se realiza en el ámbito sanatorial, lugar donde resulta difícil implementar controles directos de auditoría que puedan, por ejemplo, asegurar que toda la medicación que se facturó a la obra social ha sido efectivamente colocada al paciente.

Además hay que tener en cuenta el perjuicio que se genera al público. Actualmente, en el sistema vigente con muchas obras sociales el paciente afiliado concurre a la farmacia más próxima. Con lo cual se evitan las demoras y postergación de turnos que puedan afectar a pacientes que atraviesan normalmente cuadros emocionales muy difíciles de manejar.

Transparencia El objetivo es que se pueda articular un sistema de comercialización transparente en el que el paciente pueda tener la tranquilidad de que le están administrando un medicamento que está en perfectas condiciones. En nuestro país la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica creó el Sistema Nacional de Trazabilidad que impide el robo, el contrabando, la falsificación y/o la adulteración de presentaciones y evita el fraude financiero que pueden afectar gravemente a los financiadores del sistema de salud.