Ignacio Andrés Amarillo
Radagast, el showman que explota las redes sociales con un millón de seguidores, vuelve a Santa Fe para seguir mostrando su mezcla de comedia, magia, música y mucho más. En diálogo con El Litoral, explica algo de su fórmula.
Ignacio Andrés Amarillo
El showman que explota las redes sociales con un millón de seguidores, que pasó del teatro under a Telefe (“Loco x Vos”, “UPlay”, “Polémica en el bar”; actualmente forma parte del programa “En qué mano está” conducido por “el Chino” Leunis por Telefe y conduce el programa “Soy Rada Show” por telefe.com y la App MiTelefe) regresa a Santa Fe. Agustín Aristarán continúa con su exitoso espectáculo y presenta “Radagast” (también el nombre de su alter ego) en el Centro Cultural Provincial Paco Urondo (Junín 2457), el domingo desde las 20.30. Las entradas se consiguen en la boletería de la sala.
Antes del desembarco, El Litoral dialogó con el polifacético artista para conocer su dinámica de trabajo.
—Te definís como un comediante pero no un humorista en el sentido clásico. ¿Cómo es esa búsqueda?
—En verdad cuando uno dice “comediante” se le va al estereotipo del que cuenta chiste, o cuando dice “payaso” se te va a la imagen de la nariz grande y la ropa grande, cara blanca. Vengo a ser un comediante que utiliza varias herramientas para la comedia: la magia, la música en vivo, los personajes, el baile, el canto. Todas esas cosas están al servicio de la comedia, y un poco por eso está definido así este personaje.
—Personaje del que hablás en tercera persona...
—Sí, por una cuestión psicológica (risas). Porque justamente es un personaje: Agustín es un tipo mucho más tranquilo que Radagast, salvo cuando tiene que ir a pagar las cuentas al banco. Pero bueno, me acompaña la misma cantidad de años de vida que tengo...
Perder el miedo
—Te formaste como mago, tenés la música. ¿Cómo te desarrollaste en esas disciplinas y cómo las incorporás a la hora de pensar la estructura de un espectáculo?
—Sin tener miedo. Me pasó durante mucho tiempo pensar en “¿cómo voy a cantar una canción; el show es de magia y humor?”. Perdí el miedo a jugar y hacer realmente lo que me copa, y lo que me pinta arriba del escenario; sin olvidarme de que hay un público para el cual lo estoy haciendo: no es que me subo y hago lo que quiero, me desnudo, prendo unos sahumerios y que la gente entienda el espectáculo. Estoy en contra de eso. Pero voy incorporando de forma natural detrás del juego, que es lo que a mí me copa: ir jugando y encontrando cómo todas estas disciplinas (que disfruto mucho hacerlas) puedo meterlas al show.
—¿Cómo lo planteás a la hora de armar los guiones?
—De la misma manera: jugándola y viendo que no hay un encasille en lo que las reglas del stand up dicen que hay que hacer. Me pasó siempre también con la magia, en los momentos en que era más mago, si se quiere (risas): tampoco es una magia clásica, como estaba indicado que había que hacerlo. La amplié desde el humor, ahora el stand up lo planteo más desde vivencias y anécdotas que me pasaron: por ahí el stand up te dice que hay que arrancarlo de otra manera. Me sale así, por otro lado. Se van incorporando de manera natural: de una cosa paso a la otra, pero todo tiene una estructura.
Creo que nunca me había hecho esa pregunta, de cómo las fui incorporando. Termino la nota y me voy a hablar con mi terapeuta (risas).
—Si tuvieses que contarle este espectáculo a un posible espectador que no te conoce, ¿qué le contarías que va a encontrar?
—Es un espectáculo de comedia “antidisciplinario”: antes decía multidisciplinario, pero me copa decir así, porque no hay una disciplina específica. Si hay que buscar una para que la gente lo entienda, es comedia; no es una comedia clásica: vas a ver magia, vas a ver personajes como en un unipersonal, va a haber música en vivo; canto, bailo, vas a ver de todo. Y te aseguro que no te vas a aburrir: el show va al palo durante una hora y media.