Ignacio Andrés Amarillo
Este domingo 16 comienza la séptima y penúltima temporada de la serie desarrollada por D. B. Weiss y David Benioff sobre la saga literaria de George R. R. Martin. Se inicia una recta final que desembocará en la conclusión que más ansiedad viene generando.
Ignacio Andrés Amarillo
Cada vez es más inevitable de pensar: “Game of Thrones” es la gran ficción de nuestro tiempo. Nacida en la literatura y expandida por su éxito televisivo, su aparición en la era de las redes sociales la ha puesto en el centro de memes, chistes y conversaciones donde el que desconoce el tema se queda afuera (superando por largo a fenómenos como “Breaking Bad” o “Lost”, una de las primeras series de la “nueva era dorada de la televisión”).
Incluso se ha convertido en la principal fuente de imaginería política, por encima de otras series prestigiosas como “House of Cards”: dirigentes, analistas y público en general no dudan en identificar a referentes y partidos con personajes de la serie. Incluso hay una tendencia nunca explicitada: el pensamiento liberal “antipersonalista” tiene en baja estima a la figura de Daenerys Targaryen, mientras que los movimientos populares la quieren en su carácter de “Mhysa” (madre de esclavos).
Secretos conocidos
¿Debemos a esta altura ensayar alguna explicación sobre el fenómeno? Ya hemos reflexionado sobre el particular en estas páginas, pero cada temporada representó un crecimiento geométrico en la expectativa pública, así que podemos apuntar algunos ítems.
Fundamentalmente, la gran diferencia con respecto a otras series radica en que se apoya en una saga literaria, “Canción de Hielo y Fuego” (“A Song of Ice and Fire”), de George R. R. Martin. Porque si bien la serie ha “superado” cronológicamente a las novelas, el argumento general estuvo en manos de los showrunners D. B. Weiss y David Benioff, por lo cual desde el día uno tuvieron en claro qué querían contar y hacia dónde iban. Cosa que evita al producto languidecer luego de varias temporadas, como muchas veces sucede, o encarar rumbos que van perdiendo a los espectadores en el camino (algo que le pasó a “Lost”).
Además, la vanguardista ruptura entre novela épica y novela psicológica (el relato de épica fantástica relatado desde una sucesión de subjetividades) agrega espesor a los personajes, de modo que es más fácil para los guionistas sintetizar a cada uno de estos en pocos diálogos, o en situaciones que no están en los libros.
Desde el punto de vista político, el carácter premoderno del mundo de Martin (el feudalismo de Westeros y las repúblicas aristocráticas comerciales en Essos) despoja las lógicas del poder de los “añadidos” de la Modernidad (los debates entre conservadores y progresistas, entre reaccionarios y revolucionarios, entre explotadores y libertarios). En todo caso, Daenerys de la Tormenta introduce la idea de cambio social al romper órdenes sociales establecidos (el esclavismo, principalmente) al tiempo de ser una de varios roles femeninos fuertes en un mundo de hombres.
En lo que respecta al formato, se ha beneficiado de un momento histórico que ha contribuido a la vez en crear: el de las temporadas de pocos capítulos, aptas para el visionado semanal pero también maratónico, gracias a formatos hogareños, streaming y, vale decirlo, piratería: un punto justo entre la imposibilidad de la adaptación al cine y la vieja televisión. Pero al no renunciar HBO al estreno semanal durante un par de meses también se logra el estímulo entre seguidores de domingo en domingo, algo que no pasa con aquellas producciones de Netflix que se suben de una sola sentada (la empresa de streaming ha tomado nota de ello, incorporando el estreno semanal en algunas de sus producciones originales).
Se achica el tablero
El episodio final de la sexta temporada de Game of Thrones, titulado “The Winds of Winter” (“Los vientos del invierno, nombre del esperado sexto tomo de “Canción de Hielo y Fuego”) colocó a los espectadores en la certeza de que el arco argumental ha tomado la curva hacia el desenlace de la historia. Esa entrega, dirigida (como la anterior, “Battle of the Bastards”) por Miguel Sapochnik, no sólo incluyó la magistral secuencia coreografiada con la música de Ramin Djawadi, sino que dejó a los principales jugadores ubicados en un tablero que se va angostando: Cersei Lannister en el Trono de Hierro (apoyada cada más reticentemente por su hermano Jaime), Jon Snow como Rey en el Norte (con Petyr Baelysh comiéndole la oreja a Sansa Stark), Euron Greyjoy como Rey de las Islas del Hierro y, por supuesto, Daenerys Targaryen preparando su desembarco en grande, con el apoyo de viuda e hijas de Oberyn Marterll (Ellaria Sand y las Serpientes de Arena), los Greyjoy disidentes y su flota, Tyrion Lannister y los nada despreciables dragones Drogon, Viserion y Rhaegal. Aquí y allá, Bran Stark y Sanwell Tarly tendrán que develar secretos que pueden cambiar el curso de los acontecimientos.
De todos ellos, Jon es el que sabe que el verdadero enemigo viene del norte y el frío: el Rey de la Noche liderando a los Caminantes Blancos, secundados por su ejército de espectros. Así que, dicen los que saben que en esta temporada su principal objetivo será reunir a los bandos en conflicto en Westeros para afrontar la amenaza. De ese modo, parece que las múltiples historias que habitualmente veníamos siguiendo como dispersas comenzarán a confluir en diferentes encuentros, algunos amistosos y otros más tensos.
Detectives de relatos
¿Cómo sabemos esas cosas? Una producción de semejante envergadura, con tanto despliegue de locaciones y personal involucrado es pasible de filtraciones: una página de guión filtrada por un extra, una foto de rodaje sacada por un meritorio en locación, una postal de confraternidad entre actores que no se habían cruzado en pantalla, un testigo que vio a determinado actor tomarse el avión a un lugar donde se ruedan determinadas escenas... Portales como Watchers on the Wall o el español Los Siete Reinos o youtubers como Frikidoctor (los españoles tienen la ventaja de tener muchas locaciones en su territorio, mientras que Irlanda es sede de los estudios centrales) se vienen tomando el trabajo de cruzar esas informaciones con trailers y comunicaciones oficiales para reconstruir los arcos argumentales de cada temporada (al menos desde la anterior, la primera que sobrepasó a las noveles del buen George).
Así que los fans de los spoilers pueden buscar mucho más: el encuentro en Rocadragón, la reunión en Pozo Dragón, la expedición al Norte... expresiones que para algunos (los que ya curiosearon) evocan una sonrisa, y para otros el terror de enterarse antes de cada domingo. Las opciones están hechas, pero este domingo empieza a afinarse la brecha: el invierno llegó y con él las caídas, las redenciones y los destinos manifiestos, con sorpresas para todos.