El Litoral
Más de 40.000 civiles murieron en la devastadora batalla entre las fuerzas de seguridad iraquíes y milicianos del Estados Islámico para recuperar el control de la ciudad norteña de Mosul, según informes de inteligencia.
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Télam
Más de 40.000 civiles murieron en la devastadora batalla entre las fuerzas de seguridad iraquíes y milicianos del Estados Islámico para recuperar el control de la ciudad norteña de Mosul, según informes de inteligencia revelados al diario británico The Independent.
El 10 de julio pasado, las autoridades iraquíes anunciaron oficialmente la liberación total de Mosul tras nueve meses de combates con el Estado Islámico, que controlaba esa ciudad, la segunda en importancia del país, desde hacía tres años.
La ofensiva, que contó con el apoyo aéreo de una coalición liderada por Estados Unidos, causó la muerte de más de 7.000 civiles y el desplazamiento de otros 920.000, según cifras de la ONU y el gobierno local. También fallecieron más de 9.000 soldados iraquíes y más de 11.000 yihadistas, de acuerdo con el Ejército iraquí.
Sin embargo, fuentes recogidas por el corresponsal del diario británico The Independent, el reconocido periodista Patrick Cockburn, revelan que el costo humano fue mucho más alto.
Los residentes de la ciudad sitiada fueron asesinados por las fuerzas terrestres iraquíes, así como por los bombardeos aéreos y los combatientes del Estado Islámico, según los servicios de inteligencia kurdos, que aportaron informes a The Independent.
Hoshyar Zebari, hasta hace poco un ministro en Bagdad, dijo al diario que muchos cuerpos "todavía están enterrados bajo los escombros". "El nivel de sufrimiento humano es inmenso", sentenció.
"La inteligencia kurda cree que más de 40.000 civiles han sido asesinados como resultado del poder de fuego masivo usado contra ellos, especialmente por la Policía Federal, los ataques aéreos y la propia ISIS", agregó Zebari.
Zebari, natural de Mosul y un importante funcionario kurdo que ocupó el cargo de ministro de Hacienda y antes de canciller, enfatizó en una entrevista exclusiva que el bombardeo incesante de la artillería de la Policía Federal iraquí, en la práctica un ejército fuertemente armado, había causado una destrucción inmensa y una pérdida de vidas, en especial en el oeste de Mosul.
El gobierno iraquí y sus aliados, principalmente Estados Unidos e Irán, celebraron la "liberación" de Mosul como si fuera la victoria final en la guerra contra los islamistas del Estado Islámico, una milicia extremista sunnita que en 2014 logró tomar la segunda ciudad más importante del país en apenas unos días y con pocos combatientes en comparación a las fuerzas de seguridad presentes.
En los últimos años, el Ejército y la Policía Federal iraquíes -dos fuerzas dominadas por la comunidad chiita- lograron expulsar al Estado Islmámico de otras ciudades de mayoría sunnita, como Mosul. En varios de esos casos, organizaciones de derechos humanos denunciaron que las fuerzas de seguridad cometieron violaciones a los derechos humanos contra la población en represalia por su presunta cooperación con la milicia extremista, pese a que ésta oprimió tanto a chiitas como a sunnitas como a otras comunidades religiosas.