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Una mujer de 33 años y otra de 17 resultaron detenidas. Además, el personal policial se incautó de una motocicleta que tenía pedido de secuestro.
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Personal de la Dirección de Inteligencia Criminal Estratégica de la PDI realizó este jueves un procedimiento en barrio San Lorenzo de la ciudad de Santa Fe, por un caso de viviendas usurpadas e intimidación.
Cuatro domicilios ubicados en calles Gral. López 4400; en calle 3 de Febrero 4500; en calle Amenábar 4600 y en Arenales 1400 fueron allanados por personal policial. Como resultado de estas tareas, dos mujeres de 33 y 17 años fueron detenidas. Además, se secuestró una moto que tenía pedido de secuestro desde agosto de 2016, entre otros elementos que son de interés para la causa.
En los procedimientos realizados colaboró personal de la Dirección de Inteligencia Criminal Estratégica de la PDI; la Unidad Especial de Trata de Personas; el Grupo de Operaciones Especiales y el Cuerpo Guardia de Infantería.
Interviene en la causa la Fiscalía de Atención Temprana a cargo de la Dra. Yanina Tolosa y otra ordenada por el Dr. Surraco, juez de Menores en turno.
La sombra de Los Cronos
Como responsable de varias usurpaciones y otros delitos se apunta a los miembros de un clan delictivo conocido como Los Cronos.
Este grupo de tenebrosos (compuesto por hombres y mujeres; mayores y menores de edad) arrancó sus tropelías en barrio Centenario. Gran cantidad de vecinos y hasta una escuela sufrieron el rigor de estos delincuentes que hasta se cobraron alguna vida.
No obstante, la presión policial y la sed de venganza de sus víctimas obligaron a Los Cronos a emigrar de barrio Centenario. Fue entonces cuando recalaron en barrio San Lorenzo.
“Perdí todo”
Y una de las principales víctimas de este clan siniestro fue Pablo Pérez, el florista que vivía en la zona de Amenábar al 4600.
Pablo quedó en la mira de estos rufianes que robaron en su propiedad, luego lo amenazaron y hasta lo atacaron con armas de fuego, en una escalada que culminó cuando el florista debió abandonar el hogar junto a su esposa y sus hijitas.
A partir de entonces Pablo quedó bajo un programa de protección. No obstante el dolor continúa.
* “Tengo bronca porque perdí todo. En mi casa ya no queda más nada... está vacía. Antes tenía una cocina, un ropero, algunas sillas y ahora me cuentan que fue saqueada. Agradezco la ayuda que me están dando pero yo sigo con miedo. Quiero volver a mi vida normal”, dijo hoy en diálogo El Litoral.