Redacción de El Litoral
La adaptación a la pantalla que hizo Elia Kazan de la obra teatral fue un triunfo para todos los actores que intervinieron. Pero fue Brando el que se hizo mundialmente conocido. El filme se podrá ver este martes 1° a las 18.30, como parte del ciclo que organiza el Club de Orden.
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Dentro del ciclo “Familiares en el Club del Orden”, este martes 1° a las 18.30 se proyectará en San Martín 1936 la película “Un tranvía llamado deseo” (“A Streetcar Named Desire”), dirigida en 1951 por Elia Kazan, basada en la obra teatral homónima escrita por Tennessee Williams, quien se ocupó además del guión cinematográfico.
El argumento es muy conocido: Blanche DuBois, parte de una tradicional pero arruinada familia sureña, es una mujer madura que vive anclada en el pasado. Ciertas circunstancias la obligan a ir a vivir a Nueva Orleáns con su hermana Stella y su cuñado Stanley, rudo y violento. Pese a su actitud arrogante, Blanche oculta un escabroso pasado que la llevó al desequilibrio mental. Su inestable conducta provoca conflictos que alteran la vida de la joven pareja.
Producida por Warner Bros., “Un tranvía...” resultó un gran logro para el plantel de actores: Vivien Leigh, quien interpreta a Blanche, se llevó el Oscar a la Mejor Actriz. Y tanto Karl Malden como Kim Hunter se llevaron sendas estatuillas por sus roles secundarios. Sin embargo, y aunque se quedó sin el premio de la Academia que quedó en manos de Humphrey Bogart, el que más se benefició con este film fue Marlon Brando.
El actor, que ya había despuntado en “The men”, se hizo mundialmente conocido y valorado por su interpretación del volátil Stanley Kowalski, de camiseta blanca transpirada y expresión torturada. Era un papel que había hecho en los escenarios, pero fue gracias a la amplia distribución del film que Brando comenzó a cincelar su propio mito.