Enrique Cruz (h)
Enrique Cruz (h)
Aquel 24 de julio de 2009, Luis Spahn iniciaba su primer mandato. Y la fecha es referencial por varios motivos, pero el primero y principal es que no caben dudas que la permanencia en el poder trae problemas, enquista y agota al que lo ejerce. El desgaste, mucho más en un club de fútbol en el que se administran pasiones, corroe cualquier tipo de estructura sólida de poder que se pretenda construir. Spahn ha tenido varios problemas políticos a través de todo este tiempo y no sorprende, como aquella “pelea” con Jorge Molina, su vicepresidente primero en los primeros años del mandato. Pero lo que ocurrió el 31 de mayo de este año, con el pedido de renuncia masiva a todas las subcomisiones, presidente, fue, posiblemente, el golpe de efecto más importante que dio el presidente desde el punto de vista institucional, dejando una rastra de “heridos políticos”.
Una subcomisión de fútbol desplazada, dos vicepresidentes (Lamas y Zin) que quedaron totalmente ajenos y al margen de cualquier decisión, una subcomisión de fútbol nueva que, de arranque, le reclama a gritos mayor atención de su parte y participación en la toma de decisiones y un funcionamiento que, por lo que se ve, lejos está de ser aceitado y aceptado.
El presidente se preocupa demasiado si la prensa se entera o no de las negociaciones y hasta lo dice. “Esperemos que podamos traer los jugadores sin que la prensa se entere”, señala. Más que por eso, o por lo que pueda trascender luego de una agitada reunión de comisión directiva como la de hace dos semanas, debería preocuparse por armonizar el funcionamiento de su grupo de trabajo, evitando malestares, disconformismos y situaciones de aislamiento que hoy sufren muchos de los miembros de su comisión directiva.
Lo mejor que hizo en este tiempo fue traer a un técnico que, evidentemente, tiene en Santa Fe (y en Unión) a su lugar en el mundo, como Leo Madelón. Buscó respaldo en un hombre que tiene espalda suficiente y goza del cariño de la gente. No está mal si se lo enmarca en una situación delicada y que requiere de decisiones que brinden algún tipo de garantías. Y Madelón las da, incluso por encima del propio Spahn. Pero la pregunta es: ¿por qué ahora sí y hace ocho meses, cuando Madelón se fue, hizo poco y nada para retenerlo y no “discontinuar” el proyecto?
Unión no se pone como objetivo el de hacer un buen torneo sino que es un deber, el de tener un año futbolístico que no lo haga sufrir. Así como Spahn llevó dos veces a Unión a Primera, también sufrió un descenso y ahora transita por una situación que requiere muchísima atención y esfuerzo. Los proyectos futbolísticos, con él, parecen caerse rápidamente porque no se construyen sobre cimientos firmes. Y ésta es una responsabilidad netamente dirigencial.
Un rival que prioriza la Libertadores
Jorge Almirón, el entrenador de Lanús, no definió con qué equipo jugará ante Unión, pero su objetivo —y lo dijo— está centrado en la Copa Libertadores, torneo en el que ya llegó a instancias de cuartos de final y deberá medirse en septiembre ante San Lorenzo en un choque apasionante.
El plantel se entrenó ayer y hoy tuvo día de descanso. Seguramente, mañana va a perfilar el equipo que jugará ante el Tate, en el que atajará Monetti (ya lo adelantó el propio Almirón) y no podrá jugar Aguirre, que se desgarró ante The Strongest. ¿Estará Maximiliano Velázquez para jugar?, es una de las dudas que hay.
Por el lado de Unión, el plantel se entrenó esta mañana y volverá a hacerlo mañana y el martes, día en el que viajará a Buenos Aires. Nereo Fernández; Martínez, Blasi, Bottinelli y Bruno Pittón; Zabala, Mauro Pittón, Acevedo y Aquino; Gamba y Soldano podría ser la formación que juegue ante el Granate, el miércoles a las 21.10.